Francisco Zapata, el único muerto con dos lápidas en el Cementerio de la Ciudad de Mendoza

La necrópolis capitalina, ubicada en el departamento de Las Heras encierra un sinnúmero de curiosidades, entre ellas, la de Don Francisco Zapata.

Misterio, uno de los sepulcros más antiguos del Cementerio de Capital. En el cuandrante contrario a la capilla, se destaca la gran lápida del mausoleo de la familia Zapata. Foto : Orlando Pelichotti
Misterio, uno de los sepulcros más antiguos del Cementerio de Capital. En el cuandrante contrario a la capilla, se destaca la gran lápida del mausoleo de la familia Zapata. Foto : Orlando Pelichotti

En el Sector antiguo del camposanto, sobre la avenida principal se construyó en 1848 un curioso sepulcro, un cipo funerario (es una estructura arquitectónica en sentido vertical como una pilastra o pedestal, que se colocaba sobre en las tumbas en honor de un difunto), y que es el más antiguo del cementerio, afirma José Curia, director del Cementerio de Ciudad el director. El sitio se conserva en muy buen estado estado, ya que es mantenido regularmente, a pesar que data de más de 170 años. De línea simple que remata en una cornisa sencilla y una que lleva una lápida de mármol blanco inscrito el epitafio: " Aquí yace Don Francisco Zapata. Falleció el 26 de agosto de 1847, a la edad de 55 años. Fue buen esposo y buen padre. Su familia le dedica esta memoria.

Misterio, el cipo de Zapata es uno de los sepulcros más antiguos del Cementerio de Capital. Foto : Orlando Pelichotti
Misterio, el cipo de Zapata es uno de los sepulcros más antiguos del Cementerio de Capital. Foto : Orlando Pelichotti

Mausoleo, su morada definitiva.

A poco andar sobre la misma avenida, se destaca un importante mausoleo de la Familia Zapata que data de 1895, ya casi a metros del ingreso de la Puerta A, en el Sector A. En la cita del trabajo de investigación de Emilce Nieves Sosa “Un Siglo de arte en el Cementerio Nuestra Señora del Rosario”, en la página 239, describe que el templete de planta rectangular, posee un pórtico, dos columnas con capitel toscano y de fuste liso. Y que el mausoleo de la familia Zapata posee una puerta de hierro, que está muy cerca de la Capilla del Rosario. Allí se encuentra una importante lápida de mármol blanco, con la forma de un arco apuntado, con la inscripción Francisco Zapata, 28 de agosto de 1847 y Cruz Torres de Zapata, con fecha de 1882.

Detalle de la lápida en el sepulcro del cementerio. Foto : Orlando Pelichotti
Detalle de la lápida en el sepulcro del cementerio. Foto : Orlando Pelichotti

El dato curioso es que sobre la misma se distingue una importante cornisa moldurada, con un frontón triangular quebrado, que remata en la acrotera en forma de cruz latina. El historiador que realiza las visitas guiadas en el cementerio, Juan Carlos González, comenta que efectivamente es el único caso que un mismo finado tiene dos tumbas, y basado en el libro de Luis César Caballero “Acerca de los orígenes del Cementerio de la Capital de Mendoza”, donde destaca que en el Padrón de habitantes del Cuartel 4 de extramuros de la Ciudad de Mendoza, datado para el año 1823, estaban residiendo un hacendado Don Enrique Balderrama, un pulpero Don José Zapata y un arriero Francisco Zapata”, este último, tenía una importante cantidad de ganado que estaba gran parte del año en esos terrenos donde está el cementerio actualmente, justificando así, la ubicación e importancia del sepulcro.

Detalle de la lápida del Mausoleo de Francisco Zapata, quien falleciera a los 55 años el 28 de agosto de 1847.  Era un de los propietarios de ese terrerno, ubicado en Las Chimbas, y era empresario y arriero. Foto : Orlando Pelichotti
Detalle de la lápida del Mausoleo de Francisco Zapata, quien falleciera a los 55 años el 28 de agosto de 1847. Era un de los propietarios de ese terrerno, ubicado en Las Chimbas, y era empresario y arriero. Foto : Orlando Pelichotti

La historia del camposanto

El 5 de julio de 1828, nuestra provincia necesitaba un ordenamiento funerario y se genera la “Ley para establecimiento de cementerios públicos”, donde se destacaba el artículo 7: “No se permitirán hacer sepulturas en los enterratorios que han servido hasta el presente y todos los cadáveres sin distinción de clases, fueros, privilegios, usos y costumbres, serán conducidos y enterrados en los cementerios públicos.”Años después se establecería en el barrio de la Chimba, el Primer Cementerio Público, conocido como Cementerio General de la capilla de Nuestra Señora del Rosario”, lejos de las poblaciones principales dado que la contaminación del aire (las crónicas de la época destacan fuerte emanación de olores y en muchas tormentas, se apareción restos humanos a la intemperie), y la posible aparición de nuevas pestes o epidemias, todo eso generó una resistencia entre las clases sociales, dando origen a la construcción de “Monumentos Funerarios”, que tenían diferentes ubicaciones dentro de esos muros del camposanto, recordemos que no estaban ordenados , según destaca la autora Silvia Cirvini en el libro El ambiente urbano en Mendoza a fines del Siglo XIX.

Plano del antiguo camposanto y cementerio mendocino, que se conserva en el Archivo General de Mendoza.

Foto : Orlando Pelichotti
Plano del antiguo camposanto y cementerio mendocino, que se conserva en el Archivo General de Mendoza. Foto : Orlando Pelichotti

Francisco Solano Numa del Corazón de Jesús Lemos en 1868, es nombrado nuevo administrador y ordenó administrativamente los documentos de entierros tras el terremoto de 1861. Cabe recordar que a la primera clase se la enterraba en tierra, al resto (segunda clase) sin ataud (con mortajas antisépticas), y que estaba dividido en cuatro cuadros A,B, C y D. según constan documentos originales en el Archivo General de Mendoza.

La importancia de visitar a nuestros muertos

En la edición del 2 noviembre de 1909, en Diario Los Andes destaca: “La afluencia de público. Un numeroso gentío ha desfilado durante estos tres últimos días por nuestra necrópolis en esta fecha. La peregrinación es incesante desde primeras horas de la mañana hasta las últimas de la tarde. El propósito es consagrar un recuerdo a los que reposan en aquel sagrado recinto el sueño eterno. Muchos de los mausoleos que se levantan a ambos costados de la avenida central llamaban la atención por su vistoso adorno. Entre estos recordamos a Fransisco Zapata”. Más adelante, al cumplirse el centenario de su fallecimiento, en la edición de Diario Los Andes, de jueves 28 de Agosto de 1947, un destacado dice: ”Con motivo de cumplirse hoy, el centenario del fallecimiento de Don Francisco Zapata, su nieta Manuela Zapata de Bosshardt, sus numerosos bisnietos y tataranietos hará oficiar hoy a las 10, una misa en la iglesia de la Compañía de Jesús, en homenaje a su memoria”.

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