A solo tres horas del litoral argentino, entre bosques de pinos y kilómetros de costa virgen, se encuentra uno de los secretos mejor guardados de Uruguay: Santa Teresa, un destino que combina playas, naturaleza e historia en un entorno protegido.
Arena fina, aguas transparentes y naturaleza en estado puro: el rincón uruguayo que este verano promete convertirse en el refugio ideal.
A solo tres horas del litoral argentino, entre bosques de pinos y kilómetros de costa virgen, se encuentra uno de los secretos mejor guardados de Uruguay: Santa Teresa, un destino que combina playas, naturaleza e historia en un entorno protegido.
Ubicado dentro del Parque Nacional Santa Teresa, en el departamento de Rocha, este paraíso ofrece un paisaje donde el verde del bosque se funde con el azul intenso del Atlántico.
Es un lugar sin grandes edificios ni balnearios masivos, donde todavía se puede caminar por la arena sin cruzarse con nadie durante metros.
Sus principales playas, La Moza, Playa del Barco y Las Achiras, son conocidas por su belleza salvaje. Los surfistas las eligen por sus olas consistentes, mientras que los caminantes disfrutan del sonido del mar entre dunas y acantilados.
En la zona hay campings, cabañas y glampings ecológicos, muchos dentro del mismo parque, lo que permite dormir literalmente rodeado de naturaleza.
Además de sus playas, Santa Teresa guarda una joya histórica: la Fortaleza de Santa Teresa, una construcción del siglo XVIII que aún conserva sus murallas originales y ofrece una de las mejores vistas del litoral uruguayo.
Desde allí, los visitantes pueden observar la inmensidad del océano y el extenso bosque que rodea el parque.
A nivel ambiental, el lugar se destaca por su preservación y equilibrio ecológico. Es común ver aves autóctonas, zorros y carpinchos cruzando los senderos.
Por eso, quienes llegan buscan algo más que playa: buscan una experiencia natural, simple y auténtica.
Santa Teresa es el destino perfecto para quienes desean descansar, caminar descalzos y reconectar con la naturaleza.
Lejos del ruido y a tan solo tres horas de Argentina, este pequeño paraíso uruguayo invita a disfrutar de un verano distinto.