Rodeado de cascadas, ríos cristalinos y un silencio que abraza, este pequeño destino se convirtió en uno de los secretos mejor guardados de Brasil. A diferencia de los balnearios más conocidos, aquí el lujo está en la sencillez: calles de tierra, posadas integradas al paisaje y noches iluminadas por un cielo estrellado.
Solo después de recorrer sus caminos y respirar su aire puro, los viajeros descubren el nombre de este paraíso: Visconde de Mauá, un pueblito enclavado en la Serra da Mantiqueira, a unos 200 kilómetros de Río de Janeiro.
Naturaleza pura y selva atlántica
Visconde de Mauá forma parte de la región de Resende, y se encuentra justo en el límite entre los estados de Río de Janeiro y Minas Gerais.
Su entorno está cubierto por la selva atlántica, uno de los ecosistemas más ricos y diversos del planeta.
En los alrededores se pueden explorar los valles de Maringá, Maromba y Alcantilado, cada uno con sus propias cascadas, pozas naturales y senderos ideales para caminatas.
La Cachoeira do Escorrega es la más famosa: una roca pulida por el agua que funciona como un tobogán natural y ofrece un baño refrescante entre montañas.
Clima de montaña y gastronomía artesanal
El clima de altura le da a este destino un encanto especial durante todo el año. En verano, las pozas y ríos de aguas transparentes invitan a zambullirse; en invierno, las cabañas con chimenea y las comidas calientes son protagonistas.
Su gastronomía combina la cocina mineira con productos orgánicos locales, como quesos, truchas, dulces caseros y cervezas artesanales.
Los fines de semana, las calles se llenan de turismo, aromas y música, creando un ambiente cálido y relajado.
Un pueblo con alma bohemia y espiritual
Visconde de Mauá también es conocido por su atmósfera artística y espiritual. Muchos músicos, artesanos y terapeutas alternativos eligieron este rincón para vivir, lo que le da un aire místico y creativo.
Allí es posible participar en retiros de yoga, talleres de meditación y experiencias sensoriales en medio de la naturaleza. Todo invita a la introspección y a disfrutar del presente.