El hartazgo social haría muy difícil volver a la fase 1 de la cuarentena

Agobio, cansancio y hasta enojo son parte de lo que se describe tras 208 días de restricciones que creen complicaría la adherencia. Tras el decreto presidencial del domingo, muchos se expresaron en este sentido en las redes.

Vista de av. San Martín, en Godoy Cruz, el lunes por la mañana, tras el anuncio del decreto sobre las restricciones para el Gran Mendoza, Tunuyán y Tupungato.
Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes.
Vista de av. San Martín, en Godoy Cruz, el lunes por la mañana, tras el anuncio del decreto sobre las restricciones para el Gran Mendoza, Tunuyán y Tupungato. Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes.

Los 208 días de “cuarentena” no han sido inocuos. Han tenido impacto en múltiples aspectos y por eso, los especialistas aseguran que el agobio y el cansancio harían muy difícil lograr amplia adhesión a un endurecimiento de las restricciones. Hartazgo y hasta enojo son expresiones que surgen para definir la reticencia a estas medidas. Esto ha sido parte de las críticas que Argentina ha recibido por tener el aislamiento más largo del mundo y de hecho, la postura del gobierno de Rodolfo Suárez. La ministra de Salud, Ana María Nadal, ya lo había advertido a este medio hace varias semanas: “Guardar a las personas restrictivamente y como una orden creo que hoy es muy difícil, pero tenemos que trabajar todos en pensar esta alternativa de la responsabilidad individual”.

En tanto, el mandatario lo reiteró tras su decisión de no volver a un punto más duro del aislamiento tal cual considera necesario el gobierno nacional. Susana Salomón, especialista en Salud Pública cree que la gente está cansada, que no adheriría a restricciones fuertes y por ende, hay que buscar puntos medios y fortalecer las medidas preventivas básicas.

“En esta cuarentena los determinantes de la salud se han puesto en juego, tanto el trabajo, la desocupación, la soledad, la falta de descanso, todos nos hemos enfrentado a nuevas demandas y pérdida de las fronteras que antes eran sumamente claras (...) tenemos fatiga física, mental emocional y todo esto puede llevar a una pérdida de interés, atención y motivación”, expresó.

“Hay un sector que claramente está cansado”, aceptó la psiquiatra Daniela Salassa, quien conformó una red de profesionales de la salud mental para brindar apoyo durante esta etapa.

“Creo que habría que restringir pero no creo que la gente acate porque cuando se dio una mayor posibilidad de circular la gente salió a la calle y no acatan ni lo mínimo que se pidió”, aceptó que de algún modo terminamos resultando hijos del rigor. Las especialistas de diferentes sectores consultados destacaron que si bien se reconoce el agotamiento frente a la situación, hay diversidad de actitudes y muchos que se cuidan igual que el primer día. Por el contrario, el temor a enfermar o enfermarse puede concitar adhesión mientras que subrayan la evidente saturación del sistema de salud y sus trabajadores.

Salassa mencionó que no ve una actitud consciente en la gente: “Por hartazgo, por minimización de la enfermedad, por cuestiones políticas, calculo que será un cúmulo de cosas que lleva a que la gente se comporte de esa manera”.

Transgresores natos

La licenciada en Psicología Sara Gutiérrez cree que si se implementara una situación de mayor rigidez en cuanto a la circulación, habría quienes respondan y quienes continúen con su vida sin más, tal cual considera que sucedió durante toda la cuarentena. Incluso fue más allá y advirtió: “Las leyes no se acatan en general, por eso hay robos, femicidios, consumos problemáticos de sustancias que no deberían consumirse, nos cuesta mucho a las personas acatar las leyes, todo el tiempo las transgredimos”.

Ciertamente, la crisis epidemiológica ha hecho visible un universo de contradicciones. “El ser humano, por su estructura psíquica, es un ser que tiene un sistema represivo fuerte pero que siempre está al borde o pasa las rayas permanentemente, la pandemia lo ha exacerbado y nos muestra más esta lectura”, subrayó. Pero agregó que las posturas en el país, están además marcadas por un punto de vista político antes que sanitario que las ha dicotomizado y que así surgen los anti cuarentena que se oponen al gobierno.

“Se suman entonces las luchas políticas y la necesidad de muchas personas de poder sobrevivir”, remarcó. En ese sentido hizo referencia a los indicadores recientemente conocidos de pobreza y desocupación que han empeorado en este período. Tal contexto, hace difícil para muchos adherir a las medidas de restricción. “Es una situación multiproblemática y multidimensional (...) un cóctel bastante explosivo”, manifestó.

Posturas anti cierre

Una muestra de la reacción ante mayores restricciones se vivió desde el domingo por la noche tras la publicación del decreto presidencial que así lo determinó. Las redes sociales fueron el territorio donde se expresó con énfasis la molestia ante la situación.

“Igual estamos de acuerdo que la fase 1 no se va a respetar no?”, expresaba el usuario Juane Grilli.

“Mendoza no acepta el decreto de Fernandez de volver a fase 1. Empezó la revolución”, expresó JOK’R.

“Los encierros solo tienen una consecuencia que nunca debes menospreciar, y es hacer que la gente pobre sea muchísimo más pobre”, señaló el doctor David Nabarro, responsable de la OMS en Europa.

Y agregó: “En la Organización Mundial de la Salud no abogamos por los encierros como el principal medio de control de este virus”. El especialista llamó a los gobernantes del mundo a que dejen de “usar los bloqueos como método principal” para evitar el contagio del coronavirus.

Ante esto, Salomón consideró que la situación genera incertidumbre, porque, entre otras cosas, el virus tiene todavía un alto potencial para causar daños y encuentra a las personas cansadas de una larga cuarentena y confinamiento. Esto en parte alimentado por muchos consejos que además, son contradictorios.

“Es verdad que estamos muy cansados y eso puede llevarnos a perder el miedo a un enemigo silencioso e invisible, pero eso sería devastador”, concluyó Salomón.

Sobre cómo resolver la controversia

Como en todo lo relacionado con el nuevo coronavirus, las certezas son pocas e incluso los puntos de vista, diversos. En ese marco se debaten quienes creen que la forma de frenar la contagiosidad es el confinamiento durante al menos dos semanas, otros le ponen fichas a la inmunidad comunitaria, lo que para muchos tendría un costo altísimo en vidas, entre otras cosas.

Para la especialista en Salud Pública, Susana Salomón, se necesita encontrar un punto intermedio, “dado que se ha demostrado que demasiadas restricciones dañan los medios de vida de las personas y provocan resentimiento, malestar y desesperación en las comunidades”.

“Pero también es verdad que las terapias intensivas están llenas y las personas deben manifestar su enojo, porque la espera y la incertidumbre ha sido muy grande, el enemigo ha ido cambiando y hemos ido aprendiendo todo pero no a curarlo”, comentó.

Los ciudadanos deben adoptar las medidas preventivas en todo momento por ello destacó que la mejor manera de lograrlo es involucrar a las personas y confiar, en lugar de la coerción.

Hubo coincidencia en las consultas en que hay que encontrar un punto medio en cuanto a las restricciones que permita lograr la adhesión necesaria acompañada de un fortalecimiento de la conciencia individual sobre las medidas de prevención.

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