De La Quiaca a Ushuaia en un Ranchero que usa residuos como combustible

El ingeniero Edmundo Ramos, que vive en Córdoba, creó un sistema a partir de un gasificador que se alimenta de desechos como cáscaras, carozos de duraznos, restos de viñas. El vehículo ya está en la provincia, una pick up Ford Ranchero 1983, listo para continuar recorriendo el país.

La camioneta Ford de Edmundo Ramos con un equipo para que convierte los residuos orgánicos en combustible para impulsar el vehículo.
La camioneta Ford de Edmundo Ramos con un equipo para que convierte los residuos orgánicos en combustible para impulsar el vehículo.

Ingeniero eléctrico, Edmundo Ramos, que tiene 65 años y vive en Anisacate, Córdoba, comenzó a pensar muchos años atrás en la escasez del petróleo: investigó, volcó horas en realizar cálculos y finalmente logró su cometido en 2018, un gasificador de basura para su Ford Ranchero modelo 1983 motor 3,6 litros.

“En lugar de prueba y error, siempre digo que fue prueba y muchísimos errores, más errores que pruebas”, bromea este verdadero autodidacta jubilado que nació en Estados Unidos y que, si bien pasó gran parte de su vida en Lomas de Zamora, se mudó a Córdoba cuando conoció a su mujer.

Desde hace dos años su vehículo, impecable, funciona con basura. “Sí, con basura que me van donando de acuerdo con la zona, puede ser cáscara de nuez, restos de viñas, carozos de durazno, carbonilla…”, relata con entusiasmo.

Fue en 2018 cuando adquirió un gasificador -algo así como un termotanque- que transforma la basura en combustible. El Ford llegó a funcionar a 115 kilómetros por hora, según probó una vez en la ruta 36, entre Córdoba y Río Cuarto.

Siempre con la compañía de su esposa, María Fabiola, en estos días llegará a Mendoza, donde dejó el auto guardado en un galpón prestado hasta que él junto a su familia pasara las fiestas de fin de año y pudiera continuar el recorrido. Si bien la idea es llegar a Ushuaia, sabe que es un desafío demasiado grande.

“De todos modos no me pongo metas, simplemente disfruto la ruta a través de este sistema que representa un servicio a la humanidad”, advierte.

Agradecido a la familia mendocina que generosamente le brindó un lugar para que el Falcon permaneciera unas semanas, dijo que esta “locura” se le ocurrió cuando pensó en la falta de petróleo que seguramente comenzará a padecerse en un futuro próximo.

“¿Cómo harán para funcionar las ambulancias, los camiones de bomberos, la policía? Eso me cuestionaba hasta que me senté a investigar la teoría y a estudiar”, recuerda.

Recién cuando se retiró de su trabajo como ingeniero y empezó a vivir de rentas, tras comprar el aparato, encontró el tiempo necesario para planificar viajes.

Pensó así en atravesar la emblemática Ruta 40 desde La Quiaca a Ushuaia. “A partir de ahora comenzaremos a bajar hacia el sur. Ya veremos los resultados”, sostiene, con su entusiasmo intacto y un deseo ferviente de ir cumpliendo metas pequeñas.

“Acelerarlo a fondo y llegar a 115 fue toda una proeza pero ya está, ahora es momento de disfrutar y no de seguir probando. No es necesario”, acota.

Edmundo no demoró en patentar su creación. “Hoy veo que este sistema se está empezando a utilizar para motogeneradores eléctricos y bombas de agua. Creo que es la única solución de acuerdo con los tiempos que se vienen”, destaca.

En un divertido video creado por el propio protagonista, exhibe los distintos caminos y ciudades recorridos desde que inició el recorrido en La Quiaca.

Pasaron por Jujuy, Salta, Catamarca, La Rioja, Tucumán y San Juan hasta llegar a Mendoza.

“En cada lugar hay gente que nos espera y nos alienta. Es una alegría, de la misma manera que dialogar con alumnos de escuelas y universidades, especialmente técnicas”, relata.

“Edi”, así lo llaman, no esquiva ripio ni “serruchos” a lo largo de las travesías. Eso sí: siempre con cuidado y respeto hacia cada ruta, ya que el Ranchero lleva la carga del gasificador que para él es “oro en polvo”.

“Por eso me encanta difundir esta novedad y me encanta cuando me entrevistan de distintos medios”, señala, para exhibir una tabla que confeccionó desde que salió de Jujuy, el pasado 22 de noviembre, hasta llegar a Mendoza: 1510 kilómetros a “gasura”.

“No contaminé, me ahorré 23 mil pesos, consumí residuos y aporté 20% de oxígeno al ambiente mientras andaba con gasura. Esto ya es histórico”, reflexiona.

Los comentarios en su cuenta de Facebook (se puede encontrar como Autoabasura) son interminables y repletos de palabras de aliento.

“Nos encontramos con gente hermosa y hospitalaria durante todo el trayecto. Argentina es así”, concluye, orgulloso, mientras sigue mostrando sus videos “rudimentarios”. Por el ingeniero Ramos, según él mismo asegura, conoce mucho de basura para hacer funcionar su auto, pero la tecnología no es lo suyo.

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