Una vida "quilombera"
"Si te postran diez veces, te levantas, otras diez, otras cien, otras quinientas: no han de ser tus caídas tan violentas ni tampoco, por ley, han de ser tantas". Lo escribió el poeta Pedro B. Palacios (Almafuerte), y lo deja en evidencia con su historia de vida Franco Bovone.
Según sus propias palabras, Bovone siempre fue "quilombero", aun cuando apenas tenía 12 años y disfrutaba de juntarse con sus amigos. Fue en aquella época de su vida en que, sin saber lo que le depararía la vida, tuvo su primera incursión en el mundo de la programación y la tecnología.
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De dormir en la calle y "perderse" en las drogas a ser un exitoso emprendedor avalado por Meta y Google
Gentileza Franco Bovone
En una época en la que comenzaban a aparecer los servidores de juegos online, Franco desarrolló uno propio (Mu Online), y luego -para completar este incipiente emprendimiento- diseñaba armas y armaduras para los personajes. Quienes lo jugaban podían contactarlo, Bovone se los vendía y una vez que le llegaba el pago -por entonces, era a través de Pago Fácil-, Franco autorizaba al comprador para que se nutra con el flamante equipamiento.
En su primer año en el ambiente, Franco Bovone ya había abierto sus propios servidores de Counter Strike y Argentum, dos juegos que eran furor entre 2006 y 2007.
Franco vivía con sus padres, un ama de casa y un periodista de televisión. Cuando ahorró lo suficiente, se compró una bici de BMX. Y fue en ese momento, según recuerda, que empezó a conocer la "mala vida".
"A los 13 años me llamó la atención la marihuana, la probé y empecé a frecuentar con gente más grande. Eso me abrió un mundo nuevo. Con 14 y 15 años consumía LSD, marihuana y alcohol. Robábamos alcohol en los supermercados y hacíamos negocios con droga", recapitula Bovone, quien agrega que entre los 15 y los 16 años sintió por primera vez que tocaba fondo (aunque no sería la única).
Su indisciplina lo llevó a quedarse libre dos veces en el colegio, mientras que su adicción a las drogas lo llevó a experimentar "una especie de brote psicótico".
Habiendo abandonado la secundaria, con 17 años, Franco Bovone comenzó a trabajar como peón de fletes, lo que lo llevó a subir pesados y enormes sillones por las escaleras de los edificios de la Ciudad de Buenos Aires. También trabajó como delivery y hasta en atención al público de un conocido local de comida rápida. Pero los excesos seguían ocupando un lugar importante (y perjudicial) en su día a día.
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De dormir en la calle y "perderse" en las drogas a ser un exitoso emprendedor avalado por Meta y Google
Gentileza Franco Bovone
“Quería llevar las dos vidas: la de ser un caos que vivía en fiestas y consumiendo, pero también la de trabajar. Por supuesto que no pude, tenía 20 años, y consumía cocaína, crack y hasta paco", cuenta. Esa fue la segunda vez que sentía que estaba tocando fondo.
El choque que lo dejó cinco días en coma
Las señales de alarma que él mismo observaba en su vida lo llevaron a considerar internarse en una comunidad terapéutica por primera vez. Pero Franco Bovone duró exactamente dos horas en el lugar.
"Salí y me fui a bailar con un amigo, a quien lo echaron del boliche. Cuando salimos, íbamos en su moto los dos 'cortando los semáforos', y así fue como chocamos a 80 km/h contra un taxi", rememora.
Bovone tenía 20 años y pasó cinco días internado en terapia intensiva, con politraumatismos, pérdida de memoria, convulsiones y una fractura expuesta de tibia. Luego pasó a sala común, donde completó un mes hospitalizado.
"Me acuerdo que la última semana en el hospital me pinchaban por todos lados para sacarme sangre, pero no salía", sigue.
Un hotel de mil estrellas
Ni aquel violento choque -que le dejó constantes convulsiones como secuela- sirvió para que el joven enderezara su andar. Ocho meses después de haber recibido el alta, Franco estaba en una fiesta electrónica, consumiendo éxtasis, con una pierna enyesada y revoleando su muleta por el aire.
Entre los 21 y 23 años, el hoy emprendedor se metió de lleno en la producción de grandes eventos artísticos y musicales. Ese entorno no ayudaba demasiado, y era en esos contextos cuando terminaba convulsionando en el piso por no tomar su medicación.
"A los 23 años sentí una nueva tocada de fondo, y estuve todo un mes en un psiquiátrico. Me había querido suicidar tomando pastillas. y esa fue la nueva llamada de atención", recapitula.
Aunque aún vivía con sus padres, la relación estaba desgastada. Porque, como él describe, Franco usaba su casa como un hotel al que solo iba a dormir (y si es que...). En varias oportunidades discutía con ellos y terminaba durmiendo en una plaza o donde cayera.
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De dormir en la calle y "perderse" en las drogas a ser un exitoso emprendedor avalado por Meta y Google
Gentileza
Cuanto tenía 24 años, Franco Bovone pasó 40 días viviendo en la calle, durmiendo debajo de un puente de la autopista.
"Un día mi viejo me dijo: 'si querés morirte, andá a matarte a otro lado. Acá no porque vas a matar a tu madre'. Para este entonces yo me metía en el Bajo Flores para buscar droga, juntaba latas, pedía monedas en las esquinas, limpiaba vidrios y dormía en el Parque Rivadavia", dice,
El click y el renacer
Franco Bovone recuerda perfectamente cómo fue el momento en que su cabeza hizo click y supo que en esa oportunidad había tocado fondo por última vez en su vida.
"Sentía que la droga ya no me hacía efecto y me tomaba 15 vinos al día. Fumaba paco, crack, recurría a todo lo que fuese para drogarme y hasta comía de la basura y tomaba alcohol etílico. Y una noche me acosté a dormir debajo de la autopista y se me cruzó la idea de suicidarme, de tirarme abajo de un micro o de quedarme ahí hasta que muriese", recapitula.
Aquel día Franco dijo "basta", le pidió ayuda a su madre para buscar una nueva institución donde internarse y fue en aquella estadía cuando retomó la programación. Por primera vez sentía que podía decir lo que le ocurría en lugar de intentar taparlo con drogas.
En 2020, con el estallido de la pandemia, Bovone dejó la institución y regresó a lo de sus padres. Pero esta vez el déjà vu le resultó muy violento. Porque, aunque él se sentía distinto, todo estaba en el mismo lugar, lo bueno y lo malo. Por ello regresó un año más al internado.
Tocar fondo para saltar alto
En mayo de 2021, tras haber aprendido por su cuenta sobre lenguajes de programación por su cuenta, Franco regresó a su casa. Y creó Point Web.
"Con ayuda de mi mamá y en una notebook vieja de 13" que le habían prestado, armé el quiénes somos", acota.
Sus primeros clientes llegaron a través de publicaciones en Market Place de Facebook y listas de difusión en WhatsApp. Franco ofrecía sus servicios para desarrollar páginas web, al tiempo que fue sumando otros productos, como publicidades, creación de contenidos audiovisuales y diseño gráfico. Supo entonces que era el momento de irse a vivir solo.
Su primer departamento fue un monoambiente en Palermo, donde se instaló con una cama y aquella añeja notebook que le habían prestado.
Actualmente, Franco Bovone vive en Palermo Soho, mientras que Point Web cuenta con un equipo de 20 profesionales y 300 clientes activos.
"Nos encargamos de rediseñar la imagen de las empresas y las contactamos con clientes potenciales. Hacemos diseño web, branding y gestión de redes sociales. Además, somos partners (profesionales certificados) de Mercado Pago, Meta, Google y Kommo CRM", concluye.