Condena por la tragedia en el Parque: "Nuestra gratitud por haber sido familia de Fausto no puede morir"
Dos tías de Fausto Morcos hablaron en el juicio donde se condenó a la mujer que atropelló y mató al chico de 13 años. La Tragedia del Parque tuvo condena.
Condena por la tragedia en el Parque: "Nuestra gratitud por haber sido familia de Fausto no puede morir"
Uno de los chicos, identificados como Fausto Morcos, falleció en el acto. Uno de sus amigos, en tanto, sufrió graves lesiones que lo mantuvieron una semana internado en el Hospital Notti. Por esto mismo, la condena a Molina fue por los delitos de "homicidio culposo por cruzar un semáforo en rojo (NdA: por la muerte de Fausto) en concurso ideal con lesiones culposas por cruzar un semáforo en rojo" (NdA: por las lesiones al otro adolescente).
Fausto Morcos
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Gentileza
Las partes involucradas (el abogado de la mujer, los abogados de la familia Morcos y el fiscal de Tránsito Fernando Giunta) propusieron la realización de un juicio abreviado. Ello permitió acordar una condena entre todos -cuatro años y seis meses de prisión (domiciliaria, dada su edad) y 10 años de inhabilitación para conducir-, evitando así tener que ir a un proceso tradicional y que se extendería en el tiempo.
Las emotivas palabras de la familia de Fausto Morcos durante el juicio
Si bien se preveía que la audiencia de esta mañana fuese para determinar si Molina esperaba el juicio en prisión o no, frente a la jueza las partes ofrecieron el acuerdo de juicio abreviado y la magistrada lo confirmó. Antes de que se cerrara la audiencia, dos de las tías de Fausto (Marta García, hermana de la mamá del chico y Julia Morcos, hermana del papá de Fausto) leyeron unas emotivas palabras que habían preparado para la ocasión.
"Hoy sus padres no están presentes. El dolor les resulta insoportable, les ha quebrado la voz y la presencia. Cecilia, su mamá, sólo dice cosas hermosas de él. Ella lo recuerda como un niño respetuoso, un ser lleno de amor, amiguero, un aventurero que nos regalaba risas y momentos de felicidad. Fausto era pura alegría, la luz de nuestras vidas", destacaron las mujeres en uno de los fragmentos.
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Los Andes
"Aquí estamos, exigiendo justicia por Fausto, buscando algo de paz para nuestras vidas, buscando que el duelo nos permita encontrar un camino, aunque sea pequeño, hacia la reparación de este horror", acotaron García y Morcos.
En otro de los pasajes, las tías de la víctima criticaron la actitud de la conductora en este mes y once días que transcurrieron desde la tragedia.
"Desde el trágico momento del atropello, no hemos recibido ni un solo gesto de humanidad, de empatía o de arrepentimiento, ni de la señora Molina ni de sus familiares. No hay palabras de consuelo, ni de reconocimiento por el daño causado. Para nosotros, hay algo que no puede morir, y es nuestra gratitud por haber sido la familia de Fausto. Porque su vida estuvo marcada por un amor tan profundo, tan puro, que jamás dudamos que la señora Molina conozca algo semejante", acusaron.
El texto completo de la familia de Fausto Morcos durante el juicio en que condenaron a la mujer que lo atropelló
Hoy estamos aquí Marta García y Julia Morcos, tías de Fausto, en representación de nuestros hermanos Cecilia García y José Morcos, mamá y papá de Fausto y de nuestras familias: tías, tíos, primos, y de sus abuelos, la abuela Pipa y 'abuelito Raúl sin bigotes', y abuela Marian y 'abuelito Raúl con bigotes', como él les nombraba con ternura y su perro hermoso el Riú.
Fausto Morcos 3
También estamos aquí por sus amigos/as, por la enorme red de amigos/as de nuestras familias, y de las instituciones educativas y deportivas que formaron parte de su vida, el Colegio Universitario Central donde estaba cursando su primer año de secundaria y el Club Pacífico donde jugaba al futsal desde hacía varios años.
Hoy sus padres no están presentes. El dolor les resulta insoportable, les ha quebrado la voz y la presencia. Cecilia, su mamá, sólo dice cosas hermosas de él. Ella lo recuerda como un niño respetuoso, un ser lleno de amor, amiguero, un aventurero que nos regalaba risas y momentos de felicidad. Fausto era pura alegría, la luz de nuestras vidas. Siempre estaba dispuesto a entregar su tiempo, a compartirlo, a construir vínculos, a crear recuerdos. Cada uno de nosotros tenía un lazo especial con él: un ritual, un plan, una palabra de cariño. Sólo para mencionar algunos: los miércoles de partidos y truco; las salidas a tomar helados; las “meriendolas” de auto y tantas otras cosas hermosas y divertidas que hacíamos con él.
El "accidente", como lo llamamos al principio, nos sacudió con tal intensidad que nos resultaba incomprensible. La magnitud del dolor nos dejó en shock, nos costó encontrar palabras para entender lo que sucedía. Fue José quien nos permitió ver la tragedia con claridad. Nos dijo que quien no cumple las leyes de tránsito convierte un auto en un arma, y en ese instante, el dolor se intensificó porque comprendimos que Fausto no murió a Fausto lo mataron.
Fausto Morcos 1
Amelia Molina de Sayavedra, una persona adulta, con la indiferencia y la deshumanización de quien no respeta las normas que nos permiten convivir, decidió pasar el semáforo en rojo. No pensó ni por un instante en el valor de la vida ajena, no dudó en ganar 40 segundos a costa de arrebatarle la oportunidad de vivir a Fausto. Ella decidió pasar sin importarle las consecuencias. Y esos 40 segundos de su vida, a los que renunció, le arrebataron a Fausto toda su existencia.
Con su acción, arrasó con los sueños de Cecilia y José, con su proyecto de vida, con la esperanza de un futuro lleno de posibilidades. Con su decisión, les rompió el corazón, les destrozó el alma. Destruyó las vidas de dos familias, las nuestras, las que compartíamos a Fausto. “A usted no le importaron las consecuencias. A usted no le importó la vida”.
Fausto, en cambio, fue un niño que sí respetaba la vida, tanto la suya como la de los demás. A sus 13 años, con la inocencia y la responsabilidad de quien sabe que el respeto por las normas es lo que nos hace humanos, intentó cruzar por la senda peatonal, con el semáforo verde a su favor, caminando tranquilo, alegre, como cualquier niño que sólo deseaba disfrutar de su tiempo con sus amigos en el parque. Él no sabía que, en ese instante, su vida iba a ser arrebatada. Todo esto es tan absurdo, tan devastador, que nos parece una pesadilla de la que no podemos despertar.
Fausto Morcos 2
En este doloroso proceso, jamás imaginamos que un niño como Fausto, quien creció rodeado de una red de amor y de cuidados que lo protegían y lo acompañaban, pudiera ser arrebatado de esta manera. Pero aquí estamos, exigiendo justicia por Fausto, buscando algo de paz para nuestras vidas, buscando que el duelo nos permita encontrar un camino, aunque sea pequeño, hacia la reparación de este horror.
Desde el trágico momento del atropello, no hemos recibido ni un solo gesto de humanidad, de empatía o de arrepentimiento, ni de la señora Molina ni de sus familiares. No hay palabras de consuelo, ni de reconocimiento por el daño causado. Para nosotros, hay algo que no puede morir, y es nuestra gratitud por haber sido la familia de Fausto. Porque su vida estuvo marcada por un amor tan profundo, tan puro, que jamás dudamos que la señora Molina conozca algo semejante.
Hoy, con profundo dolor en el corazón, honramos la vida de Fausto y exigimos justicia, por él y por nuestras familias, por todos aquellos que lo amaron, que lo respetaron, que compartieron su existencia.