Comer poco antes de dormir contribuiría al aumento de peso, según un estudio de Harvard

Una nueva investigación sugiere que cenar poco antes de acostarse contribuye a subir de peso o a la obesidad. Sin embargo, un especialista criticó fallas en el proceso y la conclusión, y advirtió que no se pierde peso por comer en un horario diferente.

Comer tarde en la noche puede contribuir al aumento de peso.
Comer tarde en la noche puede contribuir al aumento de peso.

Aunque es algo ya debatido en el ambiente de la salud, sobre todo por estudios observacionales, pocos explican por qué comer tarde en la noche tiende al aumento de peso u obesidad. Eso es lo que intentaron descifrar investigadores de la Universidad de Harvard, Estados Unidos, y que publicaron recientemente en la revista científica Cell Metabolism.

Para ello, los especialistas abordaron el tema controlando las calorías que ingerían los participantes del estudio, así como cuánto dormían y cuánta actividad física realizaban. De esta manera, pudieron saber cómo y por qué comer solo unas horas antes de acostarse podría afectar al peso.

Comer por la noche (o solo unas horas antes de acostarse) contribuye a varios cambios metabólicos que aumentan el hambre y pueden incrementar el riesgo de aumento de peso a largo plazo.

Una de las conclusiones más significativas de este informe es que “una caloría es una caloría, pero la respuesta del cuerpo a esa caloría es diferente por la mañana que por la noche”, según declaraciones de Frank A.J.L. Scheer, autor principal y neurocientífico de la Facultad de Medicina de Harvard (Estados Unidos), que recogió National Geographic.

Para Nina Vujovic, neurocientífica que dirigió este estudio como becaria posdoctoral en la misma institución, este hallazgo “coincide con investigaciones anteriores que demuestran que el índice glucémico de un alimento (la forma en que afecta al nivel de azúcar en sangre tras una comida) varía en función de la hora del día en que se consume”.

El problema de la gente para comer a las horas más saludables, explicó, es que muchos no tienen horarios regulares o éstos escapan a su control. Así es que Vujovic descubrió que comer a menos de cuatro horas de acostarse afecta a dos hormonas relacionadas con el hambre.

Los días en que los participantes comían más cerca de la hora de dormir, también quemaban menos calorías y mostraban cambios moleculares en el tejido adiposo que sugerían que su cuerpo convertía las calorías en grasa almacenada con más facilidad.

Lo que más sorprendió a Scheer fue que comer más cerca de la hora de irse a dormir afectaba a todos los factores que midieron y no solo a uno o dos de ellos. “En el campo de la nutrición, creo que la mayor resistencia contra la idea de que el momento de la comida importa se basa en esta visión simplista de ‘una caloría es una caloría’”.

En ese sentido, Scheer destacó que sí importa el horario en que se come. Los autores, a su vez, también reconocieron que su estudio no estaba diseñado para determinar si cenar más cerca de la hora de acostarse a largo plazo provocaría un aumento de peso con el tiempo o si, por el contrario, el cuerpo podría adaptarse a ese horario.

Crítica al estudio y su conclusión

De hecho, por lo que publicó NatGeo, esa fue la mayor crítica al estudio de Ali Zentner, médico especialista en control de peso y director médico de la Clínica Médica Revolution de Vancouver (Canadá). “Este estudio revela un poco la respuesta fisiológica al horario de la comida, que ya conocíamos por modelos animales”, señaló. “La pregunta es si eso afecta al peso y, si lo hace, de qué manera. Pero eso nunca se respondió”, completó Zentner.

De la misma manera, el especialista manifestó preocupación porque “estamos tratando de alejarnos de la idea de que el peso es un comportamiento, y todo lo que hace (este estudio) es fomentar esa conclusión inapropiada de que, si simplemente comes a una hora diferente, perderás peso”.

Por el contrario, el experto sostuvo que la creciente evidencia sobre el ayuno intermitente y la alimentación restringida en el tiempo sugiere que no son muy eficaces como estrategias de pérdida de peso.

Además, Zentner manifestó que el estudio solo incluyó a cinco mujeres y que, salvo cuatro participantes con obesidad, los participantes solo tenían un sobrepeso moderado, por lo que es difícil decir si las conclusiones del estudio se aplicarían a un grupo más diverso.

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