Aumentó 70% la cantidad de certificados de discapacidad emitidos en Mendoza en los últimos cuatro años

Con el incremento de los CUD entre 2019 y 2023, Mendoza logra blanquear que 6% de su población tiene alguna discapacidad. Cifra que está lejos de lo esperable. Las causas de la mayor emisión.

Certificado Único por Discapacidad (CUD), desde la App.
Certificado Único por Discapacidad (CUD), desde la App.

En Mendoza, la cifra de personas que certifican oficialmente tener una discapacidad va en notable aumento y, así todo, “falta mucho por hacer”, según plantean desde el área de Discapacidad de la Provincia. Es que la cantidad emitida de Certificados Únicos de Discapacidad (CUD) aumentó 70 % en los últimos cuatro años, específicamente, entre el 2019 y el 2023.

Así, el año de prepandemia, 2019, se otorgaron 10.198 CUD, mientras que el año pasado la cifra se elevó a 17.088. El aumento es significativo en tan breve lapso de tiempo. Sin embargo, Para Georgina Cicchitti, titular de la Dirección Provincial de Discapacidad, lejos de ser una cifra preocupante, es un “buen síntoma”.

Es que, si se toman en cuenta los 17.088 de CUD emitidos en el último año, Mendoza logró blanquear el 6% de su población con discapacidad, es decir, lejos todavía de lo que plantean como “esperable” las estadísticas internacionales. La Organización Mundial de la Salud (OMS), de hecho, asegura que entre el 15% y el 20 % de la población padece una limitación funcional, ya sea física, mental o intelectual.

“Teniendo en cuenta las estadísticas que establece la OMS y otros organismos internacionales, sabemos que nos falta mucho para llegar a cubrir, como Estado, ese derecho, a más población. No es que Mendoza esté mejor porque tiene menos personas con discapacidad; ocurre que la gente con discapacidad no estaba teniendo información o accesibilidad suficiente para tramitar el CUD. Vamos bien, pero falta mucho por hacer”, explicó Cicchitti.

En este sentido, la funcionaria anticipó a Los Andes que para la segunda mitad del año está previsto inaugurar en el hospital Gailhac, de Las Heras, la primera Junta Ministerial para otorgar desde allí el Certificado Único de Discapacidad y, así, complementar el trabajo que realizan las comisiones evaluadoras que funcionan en cada uno de los 18 municipios.

Algunas causas del fenómeno

A la hora de analizar el fuerte aumento de CUD expedidos por el Estado provincial, Cicchitti asegura que fueron varios factores que incidieron en este fenómeno.

Por un lado -asegura la funcionaria- hubo mayor cobertura territorial, y una mayor llegada con medios de comunicación y redes sociales en general por parte del Estado. Este último, sin duda, potenciado con el fuerte consumo de plataformas digitales durante los meses de encierro que dio acceso a más información.

Por otra parte, la crisis económica también es considerada como uno de los factores que influyeron en el aumento de solicitudes, en el último año sobre todo, ya que el CUD otorga el derecho a recibir tratamiento o rehabilitación de forma gratuita a través de las obras sociales. El derecho a la gratuidad en el transporte público también es un tema de relevancia en las consultas, según indican desde la Dirección de Discapacidad.

El Certificado Único por Discapacidad. Foto: Clarín
El Certificado Único por Discapacidad. Foto: Clarín

“Sabemos que hay crisis e influye, pero también hay más acceso a redes sociales; hay famosos con hijos o familiares con alguna discapacidad que han logrado concientizar sobre el tema. Por eso, no hay un único factor que motivó el aumento de solicitudes y emisiones de CUD”, asegura la titular de Discapacidad.

Discapacidad mental e intelectual: la otra “pandemia”

Si bien la discapacidad motriz es históricamente la que se lleva el mayor porcentaje de Certificados Únicos de Discapacidad en Mendoza (sigue siendo así), después de la pandemia surgió un nuevo fenómeno y es la vinculada a la discapacidad intelectual y mental, que sufrió una suba estrepitosa después de la pandemia por Covid19.

“La pandemia y el encierro en sí mismo desencadenaron un aumento significativo de estas discapacidades. El aislamiento, el consumo problemático de sustancias, algunas personas que ya tenían predisposición a la depresión o a la esquizofrenia. Todas fueron potenciadas por esta circunstancia”, explicó la funcionaria.

El fenómeno se refleja en los números. En el caso de salud mental, los CUD se duplicaron. En 2019 hubo 1.537 certificados emitidos, mientras que en el 2023, la cifra ascendió a 3.725. En el caso de discapacidad intelectual, más vinculado al retraso mental o disfunción neurológica, los CUD emitidos subieron de 1.779, en 2019, a 3.020, en 2023.

Actualización y pocas denegaciones

Si bien desde marzo del 2023 los CUD no necesitan renovación obligatoria, ahora existe la figura de “Actualización”, que implica, igualmente, una revisión continua, según la discapacidad.

“La discapacidad es dinámica, por tanto, puede mejorar o, en muchos casos, empeorar con los años. La idea es que se pueda rever cada tanto para que la persona continúe teniendo las prestaciones de salud que necesita”, indicó Juan Carlos González, defensor de las Personas con Discapacidad.

Por otra parte, y contra toda creencia sobre cómo se otorgan los CUD, Cicchitti señala que cada comisión evaluadora de los municipios responde a criterios internacionales para certificar discapacidad. No se otorga un CUD así nomás. Los integrantes de cada comisión se capacitan y rinden cuentas de cada certificación. Por eso, la cantidad de CUD denegados es ínfima”, explicó Cicchitti.

González coincide en que todos los criterios de evaluación están estandarizados a nivel internacional y son controlados a nivel nacional, aunque asegura que “siempre se puede apelar” en diferentes instancias (provinciales y nacionales) en caso de que la comisión evaluadora de turno no apruebe la obtención de un CUD solicitado.

“Hemos procesado denuncias a personas que han apelado cuando le han denegado el CUD, pero no ocurre seguido. Lo importante es saber que el certificado es un derecho, no un beneficio. Se elige acceder o no, por tanto, la solicitud ni la certificación del CUD nunca es compulsiva”, completó González.

La aceptación, ese duro proceso

Flavia Hudson se emociona cuando recuerda los peores años que le llevó el proceso entre aceptar la realidad y obtener el CUD para su hija con discapacidad. Desde aceptar su condición, consultar a infinidad de profesionales, cumplir con todos los requisitos, someterse a una Junta evaluadora y, finalmente, obtener el Certificado Único de Discapacidad (CUD) para su hija, de casi 9 años.

Fue un recorrido muy largo de 5 o 6 años. De chiquita ya la veía a mi hija que se demoraba en caminar, balbuceaba a los 3 años y señalaba todo. En salita de 4, la seño me pidió que hiciera una consulta con una psicopedagoga. Lo hice pagando particular. Al principio no lo quería aceptar, como cualquier madre que no lo acepta”, cuenta Flavia.

En sala de 5, con la pandemia, ella ayudaba a su hija con las tareas del jardín en casa, sumado a fonoaudióloga y psicopedagoga por OSEP, pero asegura que online no le sirvió de nada y volvió con las sesiones particulares.

“En primer grado, seguí con fonoaudióloga y psicopedagoga. Con la escuela vimos que seguía con dificultades para hablar, escribir y leer y la llevamos al neurólogo. No le encontró nada. Me dijo que no era un retraso mental, sino que necesitaba una maestra que la acompañara en el tema del habla”, recuerda Hudson.

En el segundo grado grado, no tenía aún certificado así que pagaba maestra particular fuera de la escuela, además de “la fono” y la psicopedagoga. “Fuimos a hacer tomografía, no le encontraron nada una vez más, pero ahí me dieron todos los papeles y la derivación para gestionar el CUD. Eso fue en abril de 2022. A fines de agosto tenía turno para la junta médica. A los diez días le dieron el CUD”, recuerda.

Con el certificado que habilitaba a su hija a pedir prestaciones gratuitas y maestra de apoyo en la escuela, Flavia comenzó el 2023, con nueva obra social y las prestaciones que su hija necesitaba para atravesar de la mejor manera el tercer grado.

“Hoy mi hija está con maestra de apoyo en el aula, además sigue con fonoaudióloga, especialistas en psicología, psicopedagogía y psicomotricidad –cuenta Flavia–. Hoy, está en cuarto grado y, gracias a dios ya lee y escribe. Ha avanzado un montón”.

Y agrega: “Al principio me preguntaba por qué mi hija. Y después empecé a preguntarme: por qué no mi hija. Ya lo acepté y todo lo que me pasó ha sido para bien”, concluye.

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