Eduardo Vaqués Correa se fue a vivir a España hace diez años. Un grupo de vecinos de Guaymallén le avisó hace unos días que habían usurpado su casa y que era un "búnker narco", lo que derivó en una descompensación.
Angustiante relato de un hombre a quien internaron en Europa luego de que le usurparan su casa en Mendoza. Fotos: Gentileza
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Entre fines de 2015 y comienzos de 2016, Eduardo Vaqués Correa, un referente de la globonáutica en Mendoza y en el país, tomaba una de las decisiones más difíciles que ha tenido que afrontar: abandonar su Mendoza natal para instalarse en Ronda (España). Hacia allí "voló" -valga el verbo- con sus proyectos personales y, entre otras cosas, empujado por una serie de situaciones delictivas y de inseguridad con que tuvo que lidiar en su provincia.
Diez años después de aquel momento, Vaqués Correa -quien cumplirá 67 años el 28 de mayo- debió ser hospitalizado por unos días en España. Fue luego de que, por medio de algunos vecinos y conocidos, tomara conocimiento de que su casa de Guaymallén había sido usurpada por personas que no era aquella a quien se la estaba alquilando desde que viajó al viejo continente.
"Mi disgusto me hizo tanto daño que estoy hospitalizado con una arritmia cardíaca y un pico de hipertensión. La casa está a 200 metros de la Municipalidad de Guaymallén y fue el viernes alrededor de las 17:30 que la usurparon", describe Eduardo desde España. Y agrega que un vecino suyo que vive en esa zona del centro guaymallino le avisó y hasta tomó fotografías de quienes hoy son los okupas de su casa.
"Ha sido un impacto muy duro. Lo peor es que es todo un negocio, porque desalojarlos -que, además, son narcos- puede demorar unos cinco años. Y en todo ese tiempo hay que estar pagando. Sumado a que, si llega a salir la sentencia favorable, es muy probable que, a modo de represalia y si es que se van, destrocen todo", destacó el mendocino, quien agregó que sintió que hace ya años viajaba a España "refugiado" tras sufrir más de veinte episodios delictivos en Mendoza.
Cuando a fines de 2015 Eduardo Vaqués Correa tomó la decisión de irse de Mendoza e instalarse en Europa, lo hizo dejando atrás muchas cosas que él había visto nacer e, incluso, muchos de esos proyectos que dejó atrás quedaron suspendidos con su ida.
"Tuve que cerrar la Asociación Argentina de Globonáutica, la Escuela de pilotos de globo Jorge Newbery y el Club Solar Mendoza. También cerré el grupo de Defensores del medioambiente, cansado de los episodios de inseguridad. Si hasta una vez fui a hablar con un ayudante fiscal y, en tono desafiante, me dijo: 'Y agradezca que no lo han herido o asesinado'", repasa Vaqués Correa sobre su exilio autoimpuesto.
Cuando el mendocino decidió iniciar su nueva vida en España, alquiló una de sus casas de calle Victoria en Villa Nueva, Guaymallén (son dos casas contiguas, ambas de Eduardo) a otra persona. El inquilino "legal" era un hombre ya grande, amigo de los padres de Eduardo.
Pero el viernes pasado, 16 de mayo, fue un vecino de Eduardo quien observó como otra persona -hijo de los inquilinos legales- violentaba y rompía una reja y la puerta de la casa de al lado a la que el globonauta mendocino estaba alquilando, y que también pertenece a Vaqués Correa. Y la ocupaba a la fuerza.
"El sufrimiento a nivel físico que estoy padeciendo es indescriptible, todo esto ha afectado severamente mi salud. Estoy recibiendo un gran apoyo del Servicio Andaluz de Salud, y apoyo psicológico. Pero ya no duermo, estoy padeciendo ataques de angustia y de pánico. Aun estando lejos de mi patria, los delincuentes y la corrupción me caen como misiles", describió, conmovido, el mendocino a Los Andes.
A nivel judicial, Vaqués Correa ya ha puesto manos a la obra para buscar un abogado que, a la distancia, lo ayude con la denuncia ante la usurpación. Sin embargo, la angustia derivó en una descompensación que lo mantuvo todo el fin de semana internado.
Ya en 2023, cuando Eduardo Vaqués Correa regresó a Mendoza para completar unos trámites vinculados a su jubilación, se encontró con que su casa de Guaymallén ya no era habitada por el inquilino con quien había acordado el alquiler. En lugar de este hombre, se encontró con el hijo del "inquilino legal" habitando bajo ese techo.
Son los propios vecinos de Eduardo quienes le han confirmado al mendocino que vive en Europa que los inquilinos forzosos de la casa, y quienes violentaron las rejas y una puerta a fines de la semana pasada, están vinculados con la compra y venta de drogas en la zona.
"Estoy pasando un momento económico muy difícil, llevo tiempo sin poder volar y, por tanto, el único ingreso que tengo es la jubilación de Argentina (el mes pasado me llegaron 178 euros) y con eso no puedo hacer nada. Así que verdaderamente es una triple desgracia. La más grave es que allí se ha montado un centro de venta y distribución de drogas, ¡en mi casa!", lamentó el mendocino.