Entrevista a Florencia Bonelli: “Los libros son tanto más que una serie o una película, nos vuelven más humanos”

Una charla íntima con la autora más vendida del país: una defensa del poder transformador del libro frente a la dictadura de las pantallas.

La escritora cordobesa Florencia Bonelli.
La escritora cordobesa Florencia Bonelli.

Florencia Bonelli llegó a la escritura de la misma forma que muchas personas llegan a sus verdaderas pasiones: por azar. Nacida en Córdoba en 1971, cuando terminó la secundaria decidió estudiar Ciencias Económicas y apenas recibida empezó a trabajar como contadora pública. Siempre había disfrutado de la literatura gracias a su padre, pero no había pensado en ser escritora hasta que un día se topó con la novela El árabe, de la autora inglesa Edith Maude Hull, que estaba guardada en un estante de la biblioteca de su marido. Cuenta Florencia que esa lectura fue un antes y un después. Con ella se dio cuenta de que su vocación era la escritura y, así, en 1999 se animó a publicar su primera novela romántica. Nunca más paró. Hoy, con sus libros traducidos a cinco idiomas y publicados en doce países, es una de las autoras argentinas más exitosas. Lleva vendidos más de 3.500.000 ejemplares y su nueva novela, La tía Cósima, publicada en octubre 2020, lleva más de seis meses en el primer lugar de los rankings de ventas de libros de ficción de las dos cadenas de librerías más importantes de Argentina, con casi 100.000 ejemplares vendidos. “Mientras investigaba para mi libro Aquí hay dragones, que aborda temas muy crueles como la Guerra de Bosnia y el tráfico humano, necesité hacer una pausa para alejarme de tanto dolor e indignación que me causaron las injusticias provocadas por ese conflicto. Empecé entonces a escribir una serie de cuentos como una forma de distracción. Uno de esos cuentos era “La tía Cósima”, que quedó por la mitad”, cuenta Bonelli a Rumbos. Finalmente, cuando terminó de escribir Aquí hay dragones, volvió a aquel cuento, pero se vio tan atrapada en la historia que decidió convertirla en una novela.

Su protagonista es una psicóloga que posee una prestigiosa fundación para el cuidado y el tratamiento de niños con alguna condición del espectro autista. Ella vive feliz con su trabajo y sus amigos, pero un día irrumpe un nuevo amor que la entusiasmará y al mismo tiempo la hará recordar momentos difíciles de su adolescencia, de mucha vergüenza, enojo y frustración.

“La tía Cósima nació de una inspiración muy especial, y por este motivo es el más distinto de mis libros. Como todos, es una historia de amor, pero a diferencia de los anteriores, está escrito en primera persona, en la voz de ella y en la voz de él alternadamente, y los protagonistas rondan los cincuenta años”, explica la escritora cordobesa.

En la novela indagás también en temas sociales complejos como el bullying o el autismo. ¿Cómo te informaste sobre eso?

Investigué mucho, sobre todo acerca del autismo, una condición que tienen muchos niños y que, lejos de ser un tema específico, es tan amplio que muchos autores hablan del “espectro autista” dado que es difícil que existan dos casos idénticos. El bullying es el asedio al más débil del cual escuchamos hablar a diario. Lo leemos en las noticias y está presente en films y series de televisión. Lo cierto es que lo tenemos entre nosotros como si fuese parte de nuestras vidas, cuando no debería ser así. Los dos temas nos llevan a reflexionar acerca de la importancia de entender al otro. Justamente, como decís en tu pregunta, son “temas sociales” además de complejos, pero ambos, cada uno a su manera, nos inducen a aceptar al otro tal cual es y hacerlo parte de nuestra realidad. Creo que ese es en el fondo el mensaje que intento transmitir en La tía Cósima.

¿Por qué te parece importante, en los tiempos que corren, incluir esos tipos de aristas y de debates en tus libros?

Me gusta abordar temas con los cuales a veces nos cuesta empatizar simplemente por ignorancia. Un libro nos abisma en el alma de los personajes, nos obliga a comprender cómo piensan, por qué actúan como actúan, a qué le temen, qué les gusta, y, de ese modo, conociendo sus procesos mentales, nos permite volvernos más humanos, más compasivos y comprensivos hacia aquellos que viven una experiencia distinta de lo que la sociedad considera “normal”. El debate que eso genera, primero en el autor y luego en el lector, es parte de la reacción que provoca la literatura en la sociedad. Es el conflicto que toda historia necesita para sostener su estructura y, al mismo tiempo, donde la sociedad se refleja. El lector se reconoce en ese conflicto y en ese debate y, si la experiencia es conmovedora, recordará ese libro para siempre.

Tus novelas son famosas por su trama romántica y por su contenido histórico. ¿Creés que tus lectores buscan también para aprender cosas que no conocían de otros tiempos?

Sí, creo que aprecian saber acerca de las costumbres de otros tiempos. La literatura de ficción nos permite conocer aspectos de las sociedades del pasado que no encontraremos en los libros de historia, que se limitarán a los grandes hechos que han marcado una época, pero nunca nos dirán cómo se vestían, cómo se saludaban, a qué hora cenaban, cuáles eran los platos típicos, y tantas otras curiosidades que enriquecen la trama y nos permiten imaginar la vida de los protagonistas. Esta es una prueba más de la magia de la literatura, que nos permite viajar y ser parte del pasado.

En ese sentido, ¿cómo suele ser tu proceso de investigación histórica antes de sentarte a escribir?

La investigación es la parte más fascinante del proceso de escritura de una novela. Si bien todo nace con una idea, que es la chispa inicial de lo que vendrá, la investigación, que comienza inmediatamente después, es la fase más larga de todo el trabajo, es la que transforma el caos en orden. Al principio todo suele ser muy caótico. Solo cuando se ha investigado lo suficiente se logra separar lo importante de lo que no lo es. Como dijo Thomas Edison: “Para crear algo es necesario un 1% de inspiración y un 99% de transpiración” y agregó: “Pero ese 1% es muy importante, si no lo tienes, no puedes crear nada”. Considero que la idea inicial representa ese 1% de inspiración mientras que la investigación, y luego la escritura misma de la trama, pertenecen al 99% de transpiración.

La magia de las historias

En un momento tan marcado por la sobreabundancia de estímulos visuales, con miles y miles de películas y series para elegir en los catálogos de cada vez más plataformas de streaming, muchas veces surge el debate sobre el rol que juegan los libros y la literatura, sobre lo que tienen para ofrecerle a los lectores.

Al respecto, Bonelli opina: “El que ha descubierto la magia de la lectura, y me refiero a la experiencia única de verse atrapado entre las páginas de un libro, sabe que es tanto más rica e íntima que la de una producción audiovisual, pero es algo difícil de explicar con palabras: hay que vivirlo”.

¿Qué creés que ofrecen de distinto los libros y la literatura?

En un libro se expresan sentimientos, pensamientos y emociones que es casi imposible representar en una película o en una miniserie por la sencilla razón de que son cuestiones que quedan en la esfera íntima de la persona, oculta tras la máscara que se usa para protegerse cuando se sale a la sociedad. El lector posee la prerrogativa de ser partícipe de esa intimidad a la que accede porque comparte una comunión estrecha con el protagonista, lo sigue, lo entiende, lo perdona, lo juzga. Con los años, y después de haber leído tanto en mi vida, me di cuenta de que los libros, con sus historias y sus personajes, me hicieron más humana, más comprensiva y empática. Un libro es tanto más que una serie o una película. Y nunca olvidemos que los grandes films de la historia del cine se han basado siempre en un libro. Es el libro la fuente de todo.

¿Cuál pensás que es el mayor atractivo de las novelas del género romántico para que sigan siendo boom de ventas incluso con el paso de los años?

Los libros, del género que sean, constituyen, por sobre todas las cosas, la mejor forma de esparcimiento. Nos permiten viajar, sin movernos de casa, a tierras y tiempos lejanos. El género romántico tiene un ingrediente adicional: representa un anhelo, o más bien una necesidad, que experimenta la mayoría de los seres humanos: el de amar y ser amados. El lector se identifica con los protagonistas, los siente reales, parte de su vida. En los días de lectura, no ven la hora de llegar a casa para seguir leyendo porque necesitan saber qué ocurrirá, si se podrán salvar los escollos. Llegar al final de la historia provoca sensaciones encontradas, por un lado quieren terminarla para conocer el destino de los protagonistas, pero por el otro sienten que será triste la despedida.

¿Creés que esta especie de competencia por la atención del espectador/lector te llevó a reformular algo de tus novelas o tu escritura?

Hace más de veinte años que escribo, e incluso desde los primeros tiempos, los lectores me han dicho que mis historias son muy “cinematográficas”, como si, al leerlas, estuviesen viendo las escenas que se desarrollan frente a ellos. Por lo que no, no he cambiado nada en este sentido; en el fondo leer un libro es como ver un film, solo que muchas veces mejor.

Tenés muchísimas lectoras en todo el mundo y a tus libros se les suele asociar un público femenino, ¿pero tenés también lectores masculinos? ¿Has tenido alguna devolución o comentario en particular por parte de ellos?

Tengo lectores varones, sí, pero la verdad es que son una minoría. Muchos me leen porque sus parejas les insisten en que lo hagan. En cuanto al feedback, es muy poco, y en general es para señalar alguna cuestión histórica o política, rara vez de la trama.

Justamente le dedicaste tu última novela a uno de ellos. ¿Por qué?

Sí, es cierto, le dediqué La tía Cósima a mi querido lector Osvaldo Masseroni, con quien hemos forjado una hermosa amistad. Osvaldo, que es contador público como yo, es además un artista y excelente escritor de obras de teatro. Creo que esa parte tan sensible y humana de él es la que ha propiciado nuestra amistad.

Tu novela se publicó a fines de 2020. ¿En qué proyecto estás trabajando ahora?

En este momento tengo una nueva novela terminada y a la espera de ser publicada. Es una historia contemporánea, al igual que La tía Cósima. Además, estoy investigando para mi próximo libro, que es la continuación de El Cuarto Arcano y se ambientará en la época de Juan Manuel de Rosas.

Si tuvieras que armar un podio, ¿cuáles serían los tres libros de otros autores que más te marcaron o te inspiraron para tu propia escritura?

Si tuviera que elegir sólo tres, diría Jane Eyre, de Charlotte Brönte, Amor bajo el espino blanco, de Ai Mi y El jinete de bronce, de Paullina Simons.

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