Quería que lo interrogaran con el “suero de la verdad”

En el juicio a un celador imputado de abusar de dos niños, el acusado y su abogado pidieron una declaración con ese método. Fue rechazado por el tribunal. Hoy, los alegatos.

Un raro incidente se planteó durante el juicio a Diego Molina (30), el celador acusado de abusar de dos alumnos de una escuela primaria de Junín, cuando al final de su declaración -en la que repetía ser inocente- el imputado pidió que se le inyectara el "suero de la verdad", para que "puedan comprobar" que no estaba mintiendo.

Ese pedido inédito fue recogido por su abogado defensor, Eduardo de Oro, quien solicitó al tribunal que a su cliente se le inyectara pentotal sódico (anestésico conocido como “suero de la verdad”) y que luego, en el estado de somnolencia que genera la droga, se le tomara declaración. "Por el principio de libertad probatoria, todos los medios de prueba, en tanto no sean ilícitos, son válidos", argumentó De Oro.

El tribunal presidido por Viviana Morici e integrado por Armando Martínez y Darío Dal Dosso pasó a un cuarto intermedio y, a instancia del Ministerio Público, rechazó el pedido de la defensa.

"Es insólito, De Oro ha pretendido incorporar una prueba que no está en el Código Penal. Lo que plantea, drogar al imputado para que diga la verdad, es de película de espionaje, y es aceptar que renuncie a sus derechos básicos", dijo el fiscal Oscar Sívori.

Diego Molina llegó a juicio acusado de abusar de dos alumnos de seis años de la escuela 1-206 Pedro Serpes, de Junín. El hecho fue denunciado por la madre de uno de los niños en agosto de 2015 y habría ocurrido en un depósito de la escuela, durante un recreo; la investigación de la Justicia arrojó pruebas de un segundo caso.

Molina declaró ante el tribunal y aseguró que no cometió ningún abuso y que ni tocó a los niños; el acusado contó que en esos días hizo su trabajo con normalidad, que ayudó en la cocina, en los patios y con la limpieza pero que nunca se encerró con ningún alumno; luego de su declaración fue que Molina pidió que se le inyectara el suero de la verdad.

"Si Molina cree que se tiene que drogar para probar su inocencia está equivocado porque él está amparado por el principio de inocencia y soy yo quien tengo que demostrar, con pruebas, que es culpable", dijo el fiscal, y siguió: "Hay que velar por la legalidad de los actos del debate, y drogar a alguien para que declare es absolutamente ilegal, aun con su consentimiento".

De Oro dijo que no conoce antecedentes de tal pedido en Argentina, aunque nombró conocer un caso en España y otro en Uruguay: "Allí, y como método probatorio, le suministraron pentotal sódico a una enfermera acusada de homicidio y negó su relación con el hecho; entiendo que el caso llegó a la Corte de ese país", dijo el defensor, y agregó: "Acá el tribunal rechazó el pedido señalando que hay derechos irrenunciables y que se afectan sus garantías, pero esos derechos son del imputado, son personales, y el Estado no puede preservarlos en contra de la voluntad. Lo que está prohibido es coaccionar al imputado, que se lo apriete, que se lo drogue sin que lo sepa, y no es este el caso. Es un asunto serio el que hemos planteado y podría ser, tal vez, la forma por excelencia de probar la inocencia de una persona que puede llegar a ir a la cárcel".

Sobre este punto, Sívori señaló: "El método no es confiable científicamente y no todos están de acuerdo con la eficacia; pero supongamos que fuera así, que se lo aplicamos a Molina y que confiesa que ha cometido el delito, ¿qué validez tendría en nuestro sistema jurídico la autoincriminación a través de drogas? Ninguna".

El juicio se ha desarrollado a puertas cerradas. Ya testificaron los padres de las víctimas, docentes de la escuela y peritos. Para hoy se esperan los alegatos y la sentencia.

Es anestésico y se inyecta

En declaraciones al diario La Nación, el entonces decano de la Facultad de Medicina de la UBA, Alfredo Buzzi, explicó en relación al pentotal sódico que "es una droga que hace decenios que está disponible; se trata de un anestésico que se aplica por vía endovenosa".

En relación al interrogatorio de testigos con esta droga, explicó que "se usa en dosis menores; el sujeto a interrogar no es dormido a un plano profundo sino superficial, como si tuviera un sueño normal, y así puede responder preguntas. Es parecido al sueño hipnótico".

Hay informes que aseguran que la Unión Soviética y la Alemania del Este usaban esta droga para interrogatorios durante la Guerra Fría. De todos modos, no hay un criterio unánime entre los científicos sobre su eficacia y alcance.

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