Incorporar una rutina de entrenamiento de tan solo cinco minutos al día, como subir escaleras o andar en bicicleta unas cuadras, ayuda a reducir la presión arterial y, con ello, disminuye el riesgo de problemas cardíacos. Esta fue la principal conclusión de un estudio internacional realizado en 15.000 personas.
El grave problema de las enfermedades cardiovasculares
Las enfermedades cardíacas y vasculares siguen siendo una de las principales causas de muerte en el mundo. Entre los factores de riesgo más relevantes se encuentra la hipertensión arterial, llamada “asesino silencioso” porque no presenta síntomas claros, pero afecta a 1.280 millones de personas en el planeta.
Esta condición implica un nivel de presión elevado de manera constante sobre las paredes de las arterias y aumenta la probabilidad de sufrir infartos, insuficiencia cardíaca, derrames cerebrales y daño renal. Según los especialistas, cualquier estrategia que permita bajar esos valores, aunque sea mínimamente, tiene un impacto positivo en la salud pública.
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Los beneficios de entrenar 5 minutos al día
El análisis mostró que incrementar la frecuencia cardíaca durante solo cinco minutos diarios marca una diferencia en los niveles de presión arterial. El hallazgo de que hacer tan solo cinco minutos adicionales de ejercicio por día podría estar asociado con lecturas de presión arterial significativamente más bajas enfatiza cuán poderosos podrían ser los períodos cortos de movimiento de mayor intensidad.
En diálogo con Infobae, el cardiólogo Marcos Marín, expresidente de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA), señaló que si bien la reducción de la presión arterial encontrada es pequeña (menos de 1 mmHg), en términos poblacionales este efecto es relevante: “Una disminución de la presión arterial sistólica de 2 mmHg reduce el riesgo de enfermedad cardíaca y accidente cerebrovascular en un 10% aproximadamente”.
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Incorporar una rutina de ejercicio mejora de manera notable la salud cardiovascular.
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La importancia del ejercicio aeróbico
El cardiólogo y deportólogo Norberto Debbag remarcó que el ejercicio aeróbico ya está probado como una herramienta efectiva para reducir la presión arterial sistólica y diastólica: “Caminar, andar en bicicleta, nadar o trotar contribuyen a disminuir esos valores. Los ejercicios de alta intensidad hacen que el corazón esté mejor preparado y necesite menos esfuerzo para impulsar la sangre, lo que reduce la presión sobre las arterias. Además, la actividad física favorece la liberación de óxido nítrico, que produce vasodilatación y baja la presión arterial”.
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El trabajo incluyó 14.761 voluntarios de cinco países que usaron dispositivos de seguimiento durante 24 horas. Con esos registros se analizó el impacto de distintos niveles de actividad física en la presión arterial. Los investigadores encontraron beneficios óptimos con reducciones de 2 mmHg en la presión sistólica o 1 mmHg en la diastólica, pero también comprobaron efectos positivos al reasignar tan solo cinco minutos hacia ejercicios más intensos.
La doctora Joanna Blodgett, autora principal del estudio, destacó que los beneficios pueden lograrse a través de diversas formas de movimiento: “Para quienes no hacen mucho ejercicio, caminar también tiene algunos efectos positivos sobre la presión arterial. Pero si desea cambiar de manera significativa sus valores, exigir más al sistema cardiovascular a través del ejercicio tendrá mayor efecto”.