Desde la psicología se insiste cada vez más en que el bienestar en la vejez no depende solo del cuerpo, sino de lo que pasa por la cabeza. La salud emocional cobra un rol clave a partir de los 60 y, en especial, después de los 70.
Psicología. Un estudio sobre bienestar en la vejez revela que ciertos comportamientos sabotean la salud emocional y física.
Desde la psicología se insiste cada vez más en que el bienestar en la vejez no depende solo del cuerpo, sino de lo que pasa por la cabeza. La salud emocional cobra un rol clave a partir de los 60 y, en especial, después de los 70.
Para que esa etapa de la vida pueda ser realmente satisfactoria, es fundamental revisar ciertas actitudes que muchas veces se arrastran sin cuestionar. Y dejar atrás los hábitos que ya no ayudan.
La ciencia del bienestar sostiene que envejecer bien no es solo cuestión de genética o suerte, sino también de mentalidad.
En base a estudios y experiencias compartidas por profesionales y adultos mayores, se identificaron 10 comportamientos comunes que, si se dejan atrás, pueden abrirle paso a una de las etapas más gratificantes de la vida.
Sostener broncas viejas desgasta emocionalmente. Liberarse de la amargura permite disfrutar más del presente y vivir con menos peso encima. No se trata de perdonar todo, pero sí de soltar lo que ya no aporta.
Especialmente en tiempos de redes sociales, compararse con la “vida perfecta” ajena puede ser un golpe diario a la autoestima. La psicología del envejecimiento señala que esto disminuye el nivel de satisfacción personal.
Muchos asocian la jubilación con el final, pero puede ser el comienzo de nuevas pasiones, hobbies o incluso amistades. Aprender algo distinto mantiene al cerebro activo y aporta entusiasmo.
El rechazo a la tecnología achica el mundo. Aprender lo básico —como hacer una videollamada o usar apps de salud— favorece la autonomía y ayuda a mantenerse conectado con los demás.
Pensar todo el tiempo en lo que se hizo mal en el pasado impide construir un presente más liviano. Reconocer errores sirve, pero quedarse ahí puede generar tristeza crónica o incluso depresión.
En la tercera edad, decir “no” puede ser un acto de cuidado personal. La autoafirmación es una herramienta clave para no desgastar la energía con compromisos innecesarios.
El miedo a la caída, a la soledad o al cambio paraliza. Pero actuar a pesar del miedo —según los expertos— fortalece la autoestima y mejora el estado de ánimo.
Mostrar lo que se siente genera vínculos más profundos. Guardarse todo, en cambio, provoca aislamiento emocional. Abrirse a otros, incluso con gestos simples, mejora la salud mental.
La comodidad de lo conocido puede volverse una trampa silenciosa. Cambiar recorridos, probar cosas nuevas o modificar pequeños hábitos aporta vitalidad y frescura mental.
Evitar chequeos o ignorar síntomas suele derivar en problemas más graves. La prevención es una de las principales recomendaciones en