¿Tenés platos viejos que ya no usás? En lugar de tirarlos, podés darles una nueva vida transformándolos en un estante para repostería que no solo es funcional, sino que también decora tu hogar.
¿Tenés platos viejos que ya no usás? En lugar de tirarlos, podés darles una nueva vida transformándolos en un estante para repostería que no solo es funcional, sino que también decora tu hogar.
Esta idea es ideal para quienes disfrutan del reciclaje y buscan proyectos simples para personalizar su casa. Con pocos materiales y algo de tiempo, podés crear algo único.
Antes de empezar, reuní los siguientes materiales:
1. Limpiá los platos y las tazas
Lo primero que tenés que hacer es lavar y secar bien todos los elementos. Es importante que no queden restos de suciedad o grasa para que el pegamento funcione correctamente.
2. Planificá el diseño
Antes de pegar, pensá cómo querés que quede tu estante. Los platos más grandes funcionan mejor en la base para darle estabilidad, mientras que los más chicos son ideales para los niveles superiores. Definí también cuántos niveles querés crear.
3. Armá la base
Colocá una taza o copa boca abajo sobre un plato grande y aplicá el adhesivo en el borde de la taza. Asegurate de centrarla bien para que quede estable. Esperá unos minutos para que el pegamento se asiente.
4. Añadí los niveles superiores
Encima de la taza ya pegada, colocá otro plato más chico y repetí el proceso. Si querés hacer más niveles, alterná entre tazas y platos, asegurándote de que cada capa quede bien alineada.
5. Verificá la estabilidad
Antes de usar tu estante, chequeá que esté bien equilibrado. Si sentís que alguna unión no es lo suficientemente fuerte, reforzala con más adhesivo o con elementos como pequeñas cadenas, aros de metal o soportes adicionales.