Existen muchas personas no pueden separar el trabajo de su vida personal, de la rutina, por lo que todo gira entorno a lo laboral. Cuando esto ocurre, y se vuelve el centro de las conversaciones, incluso cuando no estás en una reunión o ámbito profesional, la psicología sugiere que ese comportamiento puede revelar mucho más que compromiso.
Hablar frecuentemente sobre el trabajo no siempre es un signo de entusiasmo o ambición, puede reflejar una sobreidentificación, una forma de validar nuestra existencia o incluso una respuesta inconsciente al estrés crónico.
La mayoría de las veces no se trata solo de pasión por lo que uno hace, sino de señales internas sobre identidad, ansiedad o la forma en que manejamos nuestras emociones.
El trabajo como eje de identidad personal
Para muchos, hablar constantemente del trabajo refleja que la profesión ya no es solo una actividad y se convirtió en un rasgo definitorio de quiénes somos.
El trabajo tiene un peso dominante en nuestra identidad, especialmente en sociedades donde el título profesional es uno de los primeros datos que compartimos.
“Trabajos como 'cirujano' implican educación avanzada y estatus económico, y vienen con esa carga simbólica que define a la persona”, explica desde BBC Worklife, la psicóloga social Anne Wilson.
Cuando repetimos historias del trabajo en nuestras conversaciones, estamos reafirmando esa identidad, y en el mejor de los casos, transmitiendo orgullo. Pero también puede indicar una dificultad para separarse emocionalmente de esa etiqueta laboral.
Estrés infinito por el trabajo
En un estudio revelado por CNBC, la socióloga Jennifer Gunsaullus concluyó que quienes hablan todo el tiempo sobre su estrés laboral suelen ser percibidos como menos competentes y menos empáticos.
Esa autoexposición crea una barrera comunicativa, ya que en muchos casos los demás sienten que no se puede conectar con ellos desde lo humano, sino solo desde el "trauma laboral".
signo presiente algo malo
Para este signo, no es una simple preocupación, sino que en algunos casos presiente que algo no anda bien.
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“Parece egocéntrico, como si dijeran ‘vos no entendés…’ Lo que transmiten es que no manejan su estrés y no tienen agencia sobre su propia vida”, destaca la profesional. Este fenómeno enlaza con la idea de la “toxic productivity”, es decir, el sobretrabajo como forma de demostrar valor personal.
En muchos entornos se premia la visibilidad de la carga laboral. Ser visto como ocupado o sobreexplotado actúa como un sello de dedicación. Sin embargo, también puede aislarnos socialmente.
¿Qué nos indica hablar demasiado sobre el trabajo?
- Búsqueda de identidad: si nuestra profesión ocupa tanto espacio en nuestra mente, probablemente es una forma de reafirmar quiénes somos.
- Barreras relacionales: exagerar la exposición laboral puede alejarnos emocionalmente de los demás.
- Estrés persistente: la incapacidad de desconectar o de pensar en algo que no sea trabajo puede ser un signo de agotamiento mental.