En la cocina argentina, la cebolla es una de las verduras más presentes. Aparece en guisos, salsas, ensaladas y hasta en la base de cualquier caldo casero. Sin embargo, hay una parte que casi siempre termina en la basura, la cáscara, porque la mayoría desconoce su utilidad.
Esos restos secos, finos y de color marrón o morado pueden transformarse en un recurso muy valioso para el cuidado de las plantas. El agua con cáscaras de cebolla es considerada un fertilizante líquido casero, económico y rápido de preparar, que ayuda a fortalecer cultivos de interior y de exterior.
Las cáscaras de cebolla concentran compuestos con propiedades antifúngicas y antibacterianas, además de minerales como potasio, calcio, hierro y magnesio. Al dejarlas en contacto con agua, esos nutrientes se liberan en el líquido, que luego puede aplicarse como riego directo o en forma de pulverización.
El resultado es un fertilizante natural que impulsa el crecimiento de las plantas, mejora la resistencia frente a plagas y aporta vigor en pocas aplicaciones. A diferencia de otros preparados caseros que requieren semanas de maceración, el agua con cáscaras de cebolla se obtiene en apenas uno o dos días, por lo que es ideal para quienes buscan resultados rápidos.
Cómo prepararla paso a paso
- Reunir las cáscaras: se utilizan las pieles externas, tanto secas como frescas, de cualquier variedad de cebolla.
- Macerar en agua: colocar un puñado de cáscaras en un litro de agua. Dejar reposar entre 24 y 48 horas en un lugar fresco y oscuro.
- Colar la mezcla: una vez pasado ese tiempo, se retiran las cáscaras y se conserva el líquido resultante.
- Aplicar directamente: se puede usar para regar la base de las plantas o cargar en un pulverizador y rociar las hojas.
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Cómo aplicarla sin riesgos
Aunque se trata de un preparado natural, es importante usarlo de manera correcta:
- No excederse: con aplicarlo una vez por semana es suficiente. El exceso de nutrientes puede saturar la tierra y no siempre es beneficioso.
- Revisar las plantas: si alguna especie muestra sensibilidad (por ejemplo, hojas manchadas), conviene espaciar las aplicaciones.
- Evitar el mal olor: el líquido debe usarse dentro de los tres días posteriores a su preparación, ya que luego comienza a fermentar y puede generar un aroma fuerte.
- No reemplazar el riego habitual: este preparado es un complemento, no la única fuente de agua para las plantas.
Las plantas suelen mostrar los primeros cambios en poco tiempo: hojas más verdes, tallos vigorosos y flores con mayor colorido. Si se aplica con constancia y cuidado, este fertilizante líquido puede marcar la diferencia en huertas, macetas y canteros, logrando que los cultivos se vean más sanos y resistentes.