11 de septiembre de 2025 - 14:09

No es para perfumar: por qué debés guardar las cáscaras de naranja secas y para qué sirven

La próxima vez que disfrutes de una naranja, pensá dos veces antes de tirar la cáscara porque puede ser muy útil para el hogar.

Después de comer o de exprimir una naranja para preparar un jugo, la cáscara suele terminar en la basura. Pero ese simple desecho puede convertirse en un aliado poderoso para quienes cuidan una huerta en casa. Secar y reutilizar las cáscaras no solo ayuda a reducir residuos, sino que además funciona como un repelente natural de insectos.

Cada vez más personas se inclinan por soluciones caseras y ecológicas para proteger sus plantas, evitando los químicos que pueden alterar el suelo o dañar a los insectos beneficiosos, como abejas y mariposas.

En ese camino, los cítricos ocupan un lugar destacado gracias a sus aceites esenciales y compuestos naturales que resultan poco agradables para plagas comunes como hormigas, pulgones o mosquitos.

Además de actuar como repelente, las cáscaras secas de naranja aportan un plus: con el tiempo, al descomponerse, liberan pequeñas cantidades de nutrientes que enriquecen la tierra. Por lo que se trata de un doble beneficio: protegen de insectos indeseados y, a largo plazo, mejoran la calidad del sustrato.

cáscaras de naranja secas

Por qué sirven las cáscaras de naranja para la huerta

Las naranjas, como otros cítricos, contienen un compuesto llamado limoneno. Se trata de un aceite natural presente en la piel de la fruta que, aunque es inofensivo para las personas, resulta molesto para muchos insectos. Su aroma intenso actúa como un “muro invisible” que los mantiene alejados de las plantas.

Además, al secarse, las cáscaras concentran aún más ese olor característico. Esto las convierte en un recurso sencillo y económico para quienes desean cuidar sus cultivos de manera amigable con el ambiente.

Cómo preparar las cáscaras para usarlas en la huerta

  • Secado: luego de consumir la fruta, las cáscaras se colocan en una bandeja y se dejan al sol o en un horno a temperatura baja hasta que estén duras y quebradizas.
  • Troceado: una vez secas, se pueden cortar en pequeños pedazos o triturar para que se distribuyan mejor en la tierra.
  • Ubicación estratégica: se recomienda colocarlas alrededor de las plantas más sensibles o en la base de los cultivos. Así se forma una especie de “barrera” que impide el acercamiento de insectos.
  • Algunos también preparan infusiones con las cáscaras secas: hierven un puñado en agua, dejan enfriar el líquido y lo aplican con un pulverizador sobre las hojas. De esta manera, el efecto repelente se potencia.
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Cómo usar las cáscaras de naranja sin riesgos

Si bien se trata de un método natural, conviene tener en cuenta ciertos cuidados para no afectar la salud de la huerta:

  • Evitar el exceso: colocar demasiadas cáscaras juntas puede dificultar la aireación del suelo. Lo recomendable es usarlas en pequeñas cantidades, renovándolas cada dos semanas.
  • Revisar la humedad: en zonas con riego frecuente, las cáscaras húmedas podrían atraer hongos. Por eso es importante asegurarse de que estén bien secas antes de usarlas.
  • Rotación: alternar con otros repelentes naturales, como cáscaras de limón o hierbas aromáticas, ayuda a evitar que los insectos se acostumbren al olor.
  • No reemplazar la limpieza: las cáscaras son un complemento, pero no sustituyen buenas prácticas como retirar hojas secas, mantener la tierra aireada y revisar periódicamente el estado de las plantas.
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