Tener un jardín lleno de rosasno necesariamente requiere comprar nuevas plantas. Existen métodos sencillos y económicos para multiplicar los rosales que ya tenés, y uno de los más efectivos es la reproducción por esquejes. Este procedimiento permite obtener nuevas plantas idénticasa la original, aprovechando solo una rama sana.
Si se hace en la época adecuada y con los cuidados correctos, en pocas semanas podrás ver cómo ese pequeño tallo empieza a desarrollar raíces y brotes nuevos.
Reproducir un rosal por esquejes y cuándo hacerlo
La multiplicación por esquejes es una técnica tradicional en jardinería que tiene varias ventajas. En primer lugar, es gratuita: solo necesitás tijeras limpias, una maceta y un poco de tierra fértil. Además, te permite conservar las características de una planta que te gusta especialmente, ya sea por su color, perfume o resistencia.
Otra razón para elegir este método es que los rosales suelen enraizar con facilidad si las condiciones son las adecuadas. No se requiere experiencia previa ni equipamiento especial, y es una excelente forma de renovar un arbusto envejecido o dañado. Incluso podés hacerlo en espacios pequeños, como balcones o terrazas, sin necesidad de un gran jardín.
poda de rosas
En poco tiempo, los rosales pueden recuperar vida, perfume y color dentro del jardín con los pasos esenciales.
WEB
El momento ideal para reproducir un rosal por esquejes en Argentina es entre fines del invierno y comienzos de la primavera, cuando las temperaturas empiezan a subir y el crecimiento se reactiva.
En esta etapa, los tallos tienen la fuerza suficiente para generar raíces nuevas, pero aún no están sometidos al calor intenso del verano. También puede hacerse a fines del verano, siempre que se mantenga la humedad del sustrato y la planta esté protegida del frío.
El paso a paso para reproducir tu rosal
Seleccioná una rama joven, pero ya semileñosa (ni muy verde ni totalmente dura). Debe tener al menos 20 centímetros de largo y varios nudos visibles, que son los puntos donde brotarán las raíces y hojas nuevas. Evitá tallos que hayan florecido recientemente.
Con una tijera afilada y desinfectada, cortá el tallo en diagonal, justo por debajo de un nudo. Este tipo de corte facilita la absorción de agua y evita que el extremo se pudra.
Retirá las hojas inferiores y dejá solo dos o tres en la parte superior. Si el tallo tiene espinas, podés quitarlas con cuidado. Esto ayuda a reducir la pérdida de agua por transpiración y concentra la energía en la formación de raíces.
Para estimular el crecimiento radicular, podés sumergir la base del esqueje en un enraizante casero, como agua con lentejas, canela o un poco de miel. Este paso no es obligatorio, pero mejora las probabilidades de éxito.
poda de rosas
En poco tiempo, los rosales pueden recuperar vida, perfume y color dentro del jardín con los pasos esenciales.
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Colocá el tallo en una maceta con sustrato suelto y rico en materia orgánica. Lo ideal es una mezcla de tierra negra, arena y compost. Insertá el esqueje a unos cinco centímetros de profundidad y apisoná ligeramente para que quede firme.
Regá suavemente y cubrí la maceta con una botella plástica cortada o una bolsa transparente. Este pequeño “efecto invernadero” mantiene la humedad y favorece la formación de raíces. Es importante ventilarlo cada dos o tres días para evitar hongos.
Colocá el esqueje en un lugar luminoso pero sin sol directo. En unas tres o cuatro semanas, si todo va bien, comenzarán a aparecer brotes nuevos. Cuando la planta tenga raíces firmes y signos de crecimiento, podés trasplantarla a una maceta más grande o directamente al jardín.
El éxito depende de la paciencia y la constancia. No todos los esquejes enraízan, por lo que conviene preparar varios al mismo tiempo. Evitá los riegos excesivos —el sustrato debe mantenerse húmedo, pero nunca encharcado— y controlá que no aparezca moho o podredumbre.