La fascia plantar es una banda elástica de los pies que ayuda a absorber golpes y mantener el equilibrio. Si se debilita o el arco del pie baja, el peso no se reparte bien y pueden aparecer problemas en tobillos, rodillas, caderas y espalda.
Los pies, con más de 26 huesos, 100 músculos y ligamentos, combina rigidez y flexibilidad para amortiguar impactos, mantener el equilibrio y evitar lesiones.
La fascia plantar es una banda elástica de los pies que ayuda a absorber golpes y mantener el equilibrio. Si se debilita o el arco del pie baja, el peso no se reparte bien y pueden aparecer problemas en tobillos, rodillas, caderas y espalda.
Según la podóloga deportóloga Josefina Toscano, los músculos del pie se dividen en intrínsecos —localizados dentro del pie y encargados de sostener la bóveda plantar— y extrínsecos —que nacen en la pierna y estabilizan el tobillo y arco.
La falla de alguno de estos grupos provoca que otras estructuras compensen, aumentando el riesgo de lesiones por sobreuso o inestabilidad articular.
Un ejemplo común es el pie sobreevertido, que desplaza la rodilla y causa mala alineación, dolor y sobrecarga en otras articulaciones. La falta de equilibrio o fatiga al caminar deben alertar sobre posibles problemas en la funcionalidad del pie.
El calzado también influye notablemente. Zapatos con demasiada amortiguación pueden debilitar la propiocepción y los músculos del pie, mientras que opciones con horma ancha y dedos libres promueven la salud podal. La tendencia barefoot o minimalista, que favorece diseños planos y flexibles, busca potenciar la musculatura y sensibilidad, aunque la elección debe ajustarse a cada persona.
Para fortalecer los pies, especialistas recomiendan ejercicios específicos como masajes con pelota dura o botella congelada, la “garra” con toalla para activar los arcos, y elevaciones de talón o caminar de puntillas para mejorar estabilidad y equilibrio.
Incorporar estas prácticas con constancia ayuda a reactivar músculos olvidados, favorece una marcha eficiente y previene lesiones, recordándonos la importancia de cuidar esta base fundamental de nuestro cuerpo.
Cuidar los pies no solo mejora nuestra comodidad diaria, sino que también es clave para evitar dolores y lesiones en todo el cuerpo. Incorporar ejercicios simples y prestar atención al calzado puede marcar una gran diferencia en la salud y funcionalidad de esta estructura tan fundamental.
Además, dedicar unos minutos al día a fortalecer y movilizar los pies ayuda a mejorar el equilibrio, la postura y la calidad de la marcha. Así, proteger nuestros pies se convierte en un hábito esencial para mantenernos activos y libres de molestias a largo plazo.