Olivia Farnsworth es una nena británica de 13 años que a su corta edad sufrió un accidente de tránsito que cambiaría para siempre su vida. La niña vive en Huddersfield, una localidad situada entre Manchester y Leeds y a sus 7 años un vehículo la atropelló y arrastró 20 metros.
El siniestro no se cobró la vida de la menor por milagro, pero la secuencia no terminó con solo en el choque: tras el impacto la niña se levantó del suelo como si nada, miró a sus familiares y les preguntó “¿Qué pasa?”. El auto había dejado en ella una marca de neumáticos en el pecho y quemaduras en un pie y la cadera.
El incidente reveló una condición asombrosa y peligrosa a la vez en la menor: la criatura no siente dolor, hambre ni sueño, por lo que se ganó el apodo de “niña biónica”.
Según lo detallaron expertos médicos y científicos, la ‘milagrosa’ salvación de Olivia se debió a que no sintió dolor y eso evitó que se tensionara y provocara lesiones peores.
![La pequeña tiene una condición genética especial por la que no siente dolor, hambre ni sueño. Gentileza.](https://www.losandes.com.ar/resizer/SWkDrRUyfm7IgphsLHbVrSgJ_Kc=/1023x1452/smart/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/grupoclarin/RZAIX3OGURAT5KOHJESG42ZBWI.jpg)
Según lo detalló Clarín, su extraña condición se debe a que padece monosomía 6, es decir la pérdida del cromosoma 6 donde se encuentra el complejo mayor de histocompatibilidad y está relacionado con la respuesta inmune del organismo.
La monosomía 6 completa es incompatible con la vida humana, por lo que a Olivia le debe faltar una parte y es muy complejo determinar su función exacta. Este cromosoma contiene unos 100 genes, cada uno con una tarea diferente.
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Inmune al dolor y sin sensación de peligro
Según lo detalló Niki Trepak, madre de Olivia, a Daily Mail, “El desorden cromosómico la hace inmune al dolor y no tiene ninguna sensación de peligro”. Sin embargo, su condición genética no solo afecta la percepción de dolor, ya que suele no tener hambre y puede pasar hasta 72 horas son dormir.
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Esto lleva a que sus padres tengan que obligarle a comer y deban suministrarle medicación para que pueda conciliar el sueño. Niki detalló que en una oportunidad vivió a base de sándwiches de mantequilla durante aproximadamente un año. “Ella no siente hambre, así que no puedo amenazarla como a otros niños diciéndole que si no comes no tendrás esto porque a ella no le molesta”.
De bebé “Olivia nunca lloraba, a los nueve meses dejó de dormir con normalidad y el pelo no le creció adecuadamente hasta cumplir los cuatro años. A pesar de todo es una niña muy feliz”, narró Trepak.
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De momento no se conoce otro caso en el mundo de una persona con el mismo desorden cromosómico, lo que convierte a Olivia en única.
“Hay muchas familias pasando por luchas diarias sin que el resto del mundo haya oído nunca nada de estos trastornos. Se necesita más dinero dedicado a la investigación para que haya más respuestas”, aseguró la madre en las redes sociales.