Una jubilada se descompensó tras un asalto en San Rafael y murió: analizan imputar por homicidio a dos detenidos

María del Carmen Lucarelli (71) fue sorprendida por ladrones en su casa. Una crisis de nervios la llevó a estar internada hasta que falleció.

La víctima murió en la Policlínica San Rafael tras estar internada seis días. / Archivo.
La víctima murió en la Policlínica San Rafael tras estar internada seis días. / Archivo.

La muerte de una mujer de 71 años en San Rafael, a menos de una semana de ser asaltada en su casa, lo que la llevó a descompensarse y estar internada, se suma a una minuciosa investigación en la fiscalía. Los pesquisas creen haber dado con una banda que se dedicaba a planificar y concretar robos a adultos mayores en la zona céntrica del departamento. Hay dos detenidos que podrían llegar a ser imputados por homicidio.

María del Carmen Lucarelli, conocida comerciante y propietaria del tradicional quiosco “El Siglo” de calle Chile, sufrió un episodio de inseguridad el pasado 18 de marzo, situación que la dejó en shock y que obligó a su internación en la Policlínica de San Rafael. Finalmente, este miércoles falleció.

El jueves de la semana pasada, ya entrada la noche, la víctima se encontró en su vivienda -ubicada en calle Suipacha al 80- con delincuentes que la esperaban en el interior de la propiedad. No hubo violencia física ni armas, pero los sujetos controlaron la escena para hacerse de anillos y cadenas de oro, un celular y un teléfono fijo, ropa, $3.000 y computadoras.

Con ese botín los malvivientes escaparon, dejando a la señora en una crisis de nervios. Ella se comunicó con su familia y horas después fue internada.

Los presuntos autores fueron detenidos un día después en calle Barcala, en las inmediaciones de la cárcel. Fermín Castro (38) y Federico Amaya (21) estaban en un vehículo en actitud sospechosa, por lo que policías que recorrían el lugar decidieron identificarlos y requisarlos.

Estos hombres llevaban una importante cantidad de elementos de bijouterie, cuya procedencia no supieron justificar y fueron aprehendidos.

El hallazgo de estas joyas llevó a que los pesquisas empezaran a relacionar algunas causas. Víctimas que habían denunciado la sustracción de este tipo de objetos fueron convocadas y reconocieron sus pertenencias, lo que dejó muy complicados a los sospechosos.

A partir de esto, a Castro y a Amaya el fiscal Javier Giaroli les imputó tres robos agravados por ser en poblado y en banda, en subsidio con encubrimiento. Esto significa que si ellos no son los que robaron esos bienes, al menos los recibieron y se los quedaron sabiendo que provenían de un delito.

Posible homicidio

Desde el fin de semana los acusados están en el penal y su situación podría ser más compleja en el caso de María del Carmen. Es que el fiscal no descarta que el asalto haya sido el detonante que la llevó a la muerte.

Para probar esta hipótesis se pidió una exhumación del cuerpo (la mujer estaba a punto de ser enterrada) y ahora un médico forense podrá establecer si la víctima padecía una cardiopatía previa que se agravó por la situación de estrés durante el robo.

Si este es el cuadro que detecta el profesional, los sindicados serán imputados por homicidio en ocasión de robo con dolo eventual. Es decir que los detenidos debieron imaginarse que, si asaltaban a una persona de esa edad, podían llegar a ponerla en riesgo e igual mantuvieron su accionar.

Otra de las posibilidades es que el deceso haya sido por el cáncer de pulmón que padecía la mujer y por el que debía someterse a quimioterapia.

El resultado de esta autopsia demorará un tiempo, pero de confirmarse la tesis fiscal, Castro y Amaya quedarán con una calificación que podría darles de 10 a 25 años de condena. Por ahora, los cargos que les adjudican los ponen frente a una pena de 3 a 10 años; ambos tienen antecedentes y condenas por robos.

Modus operandi

Los pesquisas están convencidos de que se trata de un grupo de ladrones que tenían un estilo particular: no usaban armas ni actuaban con violencia, cometían los hechos después del atardecer y antes de la madrugada en el centro de San Rafael, y siempre tenían como objetivo gente de la tercera edad, a quienes estudiaban y le conocían sus movimientos y los de sus familiares.

Los investigadores aclararon que les está faltando detener a un tercer sujeto.

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