13 de agosto de 2025 - 18:32

Restos hallados en la casa de Cerati: un caso similar en Mendoza lleva 40 años sin resolverse

El caso de un adolescente mendocino desaparecido en 1985 guarda similitudes con el resonante caso de Diego Fernández Lima. Su familia se esperanza en obtener respuestas.

El jueves 26 de julio de 1984 Diego Fernández Lima (16) salió de su casa rumbo a la escuela y no se supo más de él hasta que, ahora, 41 años después, su esqueleto y algunas pertenencias fueron encontradas en el patio de una casa de Congreso 3748, del barrio de Coghlan, en Buenos Aires, junto a otra casa donde supo vivir por un tiempo Gustavo Cerati. Ahora se sabe que a Diego Fernández Lima lo asesinaron a puñaladas e intentaron desmembrar su cuerpo. Al menos ahora se sabe algo más sobre que ocurrió con Diego.

Más grave es la situación del adolescente mendocino de 15 años Sergio López que, hace 40 años y como Diego Fernández, salió de su casa, en la Tercera Sección de la Ciudad de Mendoza, y jamás llegó al colegio católico Juan Luis Gonzaga. Hoy su paradero sigue siendo un misterio y sus vecinos y amigos sostienen que su caso “es idéntico al chico de Buenos Aires”.

El miércoles 22 de mayo de 1985, a las 7 de la mañana, Sergio Antonio López Paz Romero, de 15 años, salió de su casa rumbo a la parada del colectivo, para ir al colegio. Nunca más se supo de él.

Vivía en Salta 1848, en la vereda oeste, entre Urquiza y Corrientes, en la Tercera Sección de la ciudad de Mendoza. La casa aún está allí y conserva un aspecto muy parecido al de aquellos años.

Sergio salió caminando hacia la parada, a dos cuadras de distancia, para encontrase con un compañero y viajar juntos hacia el colegio católico San Luis Gonzaga. Su familia “era muy católica”, recuerda una amiga y vecina.

Sergio era uno de cuatro hermanos. “La familia tenía buen pasar. Su padre era bodeguero y tenían un buen nivel económico. Después de lo de Sergio, todo comenzó a derrumbarse”, recordó Mónica Helen, amiga y vecina, que en ese tiempo también era una adolescente y era especialmente amiga de Claudia, una de las hermanas de Sergio. “Ella no quiere hablar ahora. No está pasando por un buen momento y prefiere no decir nada, pero agradece cualquier cosa que pueda hacerse para saber qué pasó con su hermano”, agregó Mónica.

Sergio salió caminando de su casa y, según lo que dijo después aquel compañero que solía viajar con él en el colectivo, “nunca llegó a la parada y me subí a uno, porque se hacía tarde”. A partir de allí todo fue un misterio, que persiste todavía hoy.

La nota en Diario Los Andes, tres días después de la desaparición de Sergio López
La nota en Diario Los Andes, tres días después de la desaparición de Sergio López

La nota en Diario Los Andes, tres días después de la desaparición de Sergio López

En la edición del sábado 25 de mayo de 1985, diario Los Andes publicó el paradero. Allí se lo describe como “de cabello rubio, lacio y corto; delgado; de aproximadamente 68 kilos y 1,70 de altura; con una cicatriz sobre el pómulo izquierdo de 1,5 centímetros y que viste con pantalón verde claro, camisa celeste, corbata azul con rayas coloradas en forma horizontal, blazer azul y zapatos acordonados de color tostado”. El uniforme del San Luis Gonzaga, en definitiva.

Para aportar datos, se publicó el teléfono de la familia, el 259666, un número ya inexistente. Nunca hubo datos que ayudaran a la búsqueda. Tampoco se produjo ningún avance en el expediente que se tramitó después en el Segundo Juzgado de Instrucción, que estaba a cargo de Felipe Seisdedos.

“En esos años la Policía de Mendoza, como todas las fuerzas de seguridad y armadas del país, estaban integradas por los que habían sido parte del Proceso Militar, por lo que toda denuncia desaparición no era investigada y solo se le daba curso administrativo”, recuerda Armando López, vecino de Sergio y sin parentesco con el buscado.

Es cierto. La denuncia por la desaparición en Mendoza de Sergio López corrió la misma suerte que la denuncia por la desaparición de Diego Fernández Lima en Buenos Aires: No hubo ningún avance.

Un tiempo después la familia de Sergio López dejó esa casa de la calle Salta, se mudó a Dorrego y después comenzaron a dispersarse.

Como en el caso de Diego Fernández Lima, hubo muchas especulaciones sobre la suerte corrida por Sergio López. Una fue la del supuesto secuestro perpetrado por una secta, con el motivo último de la venta de órganos.

En Buenos Aires, un hermano de Fernández Lima recordó en estas horas que esas versiones “en ese tiempo estaban muy de moda. Mi viejo insistía que lo habían secuestrado por eso. Él tenía esa idea. Yo era muy chico, tenía 10 años”.

En Mendoza sucedió lo mismo. “Decían que lo había raptado una secta. La familia creía eso”, recuerda un amigo y vecino de la familia, el abogado Sergio Anzorena, que vivía a pocos metros de la casa de Sergio.

La familia quedó destruida. Ahora, con el caso descubierto en Buenos Aires, todos recordamos el caso de Sergio porque muy posiblemente haya corrido la misma suerte”, agregó.

Edición del día de la publicación de la nota por la desaparición de Sergio López
Edición del día de la publicación de la nota por la desaparición de Sergio López

Edición del día de la publicación de la nota por la desaparición de Sergio López

Mónica Helen recuerdó que “mi papá hablaba bastante con el papá de Sergio y él sospechaba que había sido raptado por una secta. Recuerdo que el papá de Sergio tenía un conflicto por plata con un hermano que vivía en Estados Unidos y él asociaba todo a eso. Además, para él todos eran sectas. Los Testigos de Jehová, los mormones, todos. Es que ellos eran católicos fervientes. Pero, lo cierto es que jamás tuvieron una pista de nada”.

El padre llegó a viajar a la Patagonia, en busca de una secta que le habían nombrado. Nunca encontró ninguna pista. “El padre falleció hace unos 10 años, sin saber nunca qué pasó. La mamá de Sergio tuvo muchos problemas psiquiátricos y siempre estuvo bastante ajena a la investigación”, recordó Mónica.

También esta amiga de la familia López sostuvo que “Claudia, la hermana de Sergio, cree que nunca nadie investigó mucho, que la Policía no investigó nada”.

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