-Yo fui a trabajar como todos los días, un 7 de agosto, y cumplí mis funciones de vicedirectora en la escuela donde desempeñaba ese rol. Apareció un señor a mitad de la mañana, 9.30 debe haber sido. Preguntó si en la escuela trabajaba una persona con mi nombre, entonces le dije: "Sí, soy yo". En ese momento me dijo: “Dame tus pertenencias, tu teléfono y vamos”, y me sacó de la escuela. Afuera había personal uniformado. Así sin más, sin remediar nada. Sin darme ningún tipo de explicación, fue muy violento para mí ese momento, porque no tenía idea de qué se trataba. Subí al móvil policial donde había más uniformados, estaban afuera esperándome, este señor, el de civil, me dijo que era de la Policía de Investigaciones. Salí de la escuela con las miradas de todos mis compañeros, los niños, y yo que no entendía nada.
¿Dijo por qué estaba siendo detenida?
-No, no, nunca me dijo, es más, me enteré muchas horas después, horas que para mí eternas. Me subieron a esa patrulla, yo no entendía nada. Soy hipertensa, y en ese momento se me dispara la presión, tuve una hemorragia de nariz, sentí que me sangraba la nariz, entonces les dije: “miren, soy hipertensa, necesito saber qué pasa”.
Me llevaron al hospital, ahí un médico muy poco amable, bonito, dijo: "Lo que tiene es estrés, por eso tiene 20 de presión, llévensela de acá, no quiero policías, no quiero"... Y me volvieron a subir al patrullero. Seguía sin entender nada. Puedo decir que hoy me acuerdo y digo: "Qué tonta", porque deben haber dicho, aparte de estar detenida, es muy tonta, porque hablaban de la detenida, entonces yo en un momento le dije: “¿Cómo la detenida?, no estoy entendiendo”.
Entonces me trasladan a la comisaría 20 de Tupungato, allí estaba mi familia, mi casa había sido allanada, estaba mi esposo y mis hijos, imaginate lo que fue llegar así. Fue horrible, muy violento, muy violento todo.
-¿Qué pasó después?
-En ese momento me depositan en una celda horrenda. Ahí pasé horas hasta que una persona entró con un papel a leer mis derechos y a avisarme cuál era el delito que yo había cometido. En ese momento me dice que había publicado material de pornografía infantil o algo así, me habló de una alerta, de la Missing Children, de la CIA, me nombró organismos internacionales que en ese momento no lograba yo asimilar. Me quedé tranquila, porque dije “esto es un error, nada que ver, yo no hice eso”. Pero no, no me tenía que quedar tranquila, porque esta película de terror sigue hasta el día de hoy. Me trasladaron a Tunuyán, en un momento me sacaron esposada. Me pareció tan violento ese momento, porque yo todavía estaba vistiendo mi guardapolvo, y le tengo tanto respeto a mi guardapolvo, no te puedo explicar lo que es para mí vestir mi guardapolvo. Quedé expuesta en las calles de Tunuyán, ahí, esposada, caminando por la calle con mi guardapolvo. Fue muy violento ese momento.
A las 5 de la tarde me subieron a esa patrulla, me llevaron esposada con mi guardapolvo hasta Tunuyán, a hacer una prueba genética, y me explicaron que es algo así como tener muestras genéticas para cuando yo cometiera otro crimen. A las 20 horas, volvimos a la comisaría 20, y allí por fin me reúno con el que ahora es mi abogado defensor, Juan Franco Ferraris, que aparte de ser un profesional impecable, es un ser humano fuera de serie. La verdad que en el momento en que lo vi, lo único que pedía era, por favor, sácame de acá, porque no entiendo nada, no sé qué es esto.
-¿Recibió explicaciones de lo que estaba sucediendo?
-Me explicaron que el día 16 de junio había tratado de subir un video de estas características. Ahora yo pregunto, desde el 16 de junio hasta el 7 de agosto, si yo era una criminal, podría haber hecho de todo, por empezar. Y punto dos, ¿no tenían tiempo de averiguar antes de actuar con tanta violencia? No sé, dejo esos interrogantes porque hasta el día de hoy me taladran la cabeza, te juro, porque es muy difícil entender lo que estaba pasando. En ese momento, mi abogado defensor habló con el ayudante del fiscal, pagamos mi fianza y esa noche pude volver a mi casa. No puedo decir que pude dormir, de hecho, pasaron varios días para que yo pudiera dormir. Muy violentos todos, todo lo que pasó fue muy violento, se quedaron con mi vida y todavía no me la devuelven. Está siendo muy difícil mi día a día.
El día después
-¿Cuándo le informaron que la habían apartado del cargo?
-El día 8 de agosto me levanté, me puse mi guardapolvo y me presenté en mi escuela porque me dijeron que yo podía hacer mi vida normal. Esas fueron las condiciones de mi libertad, que podía hacer mi vida normal pero que no me podía acercar a mi víctima. Imagínate que yo en ese momento no tenía idea de quién era mi víctima. En mi escuela, que es donde hace 13 años trabajo, estaban las supervisoras y personal de la Dirección de Apoyo Escolar, y me dijeron que no podía estar ahí porque hay niños y yo era peligrosa para los niños. Entonces me dan un traslado preventivo a la sección a la que pertenece mi escuela, a la supervisión. Allí estuve tres días y llegó una notificación que yo no podía estar ahí porque también era peligrosa para los niños, porque la sección desarrolla sus tareas en el fondo de una escuela, en una escuela primaria. Entonces me mandan a un instituto de enseñanza superior para adultos.
Estuve cuatro días. El día cuatro volvieron las supervisoras y me dijeron que me apartaban de mis haberes, entonces me tenía que retirar porque yo desde ese momento no tenía seguro y no pertenecía más al sistema. Esta suspensión era por 30 a 60 días. Actuaron con una celeridad increíble y sería buenísimo que ahora también se actúe así. Que actúen con la misma celeridad para devolverme mi vida porque mi vida quedó rota en pedazos.
-¿Qué sentió esa mañana cuando volvió a la escuela? ¿Hubo apoyo de quienes la conocían?
-Mi familia fue mi primer y fundamental red de apoyo. Y cuando llegué esa mañana a la escuela encontré mi segunda red de apoyo, mi segunda familia. Estaban papás, niños, celadores, mis compañeros de trabajo, mi directora, todos brindándome su apoyo. Para mí fue increíble la actitud de ellos y todavía es carísima para mí la actitud de un montón de gente porque imagínate que en 23 años de trabajo les he dado clases a los niños que están ahora en la escuela y a sus papás también. Así como también he sido víctima de la justicia social que es tremenda porque hay mucha gente que no me conoce y ha publicado cosas terribles.
La exposición y la anticipada condena social
-¿Cómo sobrellevó esa exposición?
-El día 7 fui detenida, el día 8 mi hijo me compra un teléfono y me dice: "Mamá, redes sociales no, por favor". Así que no tengo redes sociales, no he visto nada, me he enterado de todo porque amigas y personas que conozco me han contado que hay barbaridades en las redes. Pero bueno, no puedo hacerme cargo de las actitudes de alguna gente necia que leyó una noticia y no leyó la resolución de esa noticia. No puedo hacerme responsable de eso. Duele muchísimo porque en este momento estoy bastante vulnerable. Siento que mi vida está en manos de otros, está en manos de la DGE, está en manos de la justicia porque yo todavía… Hablan de un sobreseimiento que todavía no fue la audiencia de sobreseimiento.
-¿Cómo vivió la entrega de resultados de la cámara Gesell a su nieta?
-Yo me entero el día que la fiscalía me llama a declarar y en ese momento me muestran el video. Necesitaba saber, a quien se referían cuando me hablaban de la victima, yo no sabía quién era mi víctima. Entonces me muestran el video y ahí yo constato que es mi nieta, que en cámara Gesell ella dice que era un juego que hacían unas nenas en la escuela y ella nunca lo había hecho, ella tiene control parental en su teléfono. Entonces había buscado un teléfono viejo que estaba en un cajón en mi casa, tenía mi cuenta y por eso Google denuncia mi cuenta. Ella filma el video, trata de borrarlo y como no lo borró, sin querer lo trató de subir. Allí es donde surge la alerta.
En el momento casi me muero porque no sabía que había pasado eso en mi casa, en una habitación de mi casa. Y empezó a armarse un rompecabezas que yo tenía, imaginate cuántos días después, la incertidumbre era agónica. Y después surgen otras dudas, cómo fue, por qué lo hizo. Fue un juego que hacían otras nenas más grandes que ella había visto y lo reprodujo, nada más. Eso surgió de la declaración de la nena en Cámara Gesel.
-Se reencontró con su nieta, ¿cómo fue ese momento?
-Estuve más de un mes sin poder ver a mi nieta. Ansiaba tanto ese reencuentro. El jueves pasado, a la mañana, me llamaron de la fiscalía, nos comunicamos que queda sin efecto todas las restricciones que le habíamos dicho, “así que usted puede reencontrarse con su nieta. Hasta luego, que tenga una linda mañana”. Lo primero que hice después de ese llamado macabro -en referencia a la frialdad con la que se dirigieron para notificar-, porque me pareció macabro, fue llamar a mi hijo para reencontrarme con mi nieta, porque era lo que más deseaba.
-¿Con su hijo se perdió contacto?
-Con mi hijo no, teníamos menos contacto porque él estaba con su hija y yo no podía tener ningún tipo de contacto con la nena. Mi hijo me venía a ver, yo he pasado muchas horas llorando, muchísimas horas llorando, y mi hijo estuvo conmigo muchas de esas horas. Y después, ocupándose de su hija, como tenía que ser, pero el jueves pasado fue por fin ese reencuentro que yo estaba esperando, por ambas.
-¿Cómo sigue el proceso judicial?
-Siguió con pericias psicológicas, empezaron a abrir todos los dispositivos tecnológicos que se llevaron de mi casa en el allanamiento. El teléfono que la nena usó, no se lo llevaron con el allanamiento, lo encontré yo en un cajón de un mueble en mi casa y lo llevé yo voluntariamente y les dije: “Acá está, este es el teléfono que la nena usó”. Aún no tenemos todavía el informe de ese teléfono, de los demás equipos no encontraron nada, porque no había nada.
-Se habla de sobreseimiento, ¿se le notificó algo?
-No, el fiscal notificó a mi abogado defensor que va a haber un sobreseimiento, pero no hay novedades de la audiencia todavía. Sé que mi abogado ha pedido que se aceleren los tiempos porque estaba planeada para noviembre.
-¿Cómo es actualmente su vida?
-Acá estoy en manos de la justicia, sin proyectos, sin nada, no tengo vida. Entonces, sería tan bueno que aceleren todo esto para que yo pudiera empezar a juntar todos los pedacitos y rearmarme, porque necesito hacerlo. Yo transito el día a día vacía, con una vida rota. Muy difícil todo. Ahora, esta película de terror que estoy protagonizando, me ha dado un golpe en la cabeza, me he olvidado cómo era mi vida antes. Me dejó en cero. Me ha dejado en cero y mi vida es todos los días estar con miedo. Veo un auto de la policía y te juro que me muero de miedo, porque sabiendo que no había hecho nada, me llevaron y fui detenida. Me parece que en cualquier momento puede volver a pasar. Juro que no soportaría que otra vez pase y no quisiera que le pase a nadie.
-¿Tiene acompañamiento terapéutico, asistencia por algún organismo del Estado?
-No, no. Nadie, nadie ha hecho nada. Yo solita he buscado ayuda psicológica, ayuda médica, porque mi presión arterial sigue disparándose. Está siendo muy difícil, pero aparte de mi familia, yo he buscado ayuda, porque siento que la necesito. Necesito mejorar el miedo, recobrar mi seguridad, pero ¿cómo lo hago si mi vida está en manos de ellos todavía?
-¿Ahora qué viene? ¿Hay citaciones de parte de la DGE o fiscalía?
-La DGE me ha citado para este viernes. Tengo una audiencia indagatoria. Es lo primero que sé que no me van a devolver mi trabajo, porque creo que eso va a pasar después de la audiencia de sobreseimiento. Y de lo otro, no tengo ninguna noticia todavía. Mi día a día está siendo muy difícil. Tengo a mi esposo, mis hijos, que estamos todos sosteniendo. Tengo una red de apoyo impresionante. Tengo amigas, tengo los padres de mis exalumnos, de mis alumnos, alumnos y exalumnos que vienen, golpean mi puerta y escucho que del otro lado dicen: "Seño, estamos con vos". Pero yo necesito mi vida de vuelta.