Escondido dentro de una cueva en un terreno barroso junto al Río Mendoza y acompañado por otro hombre que también tenía pedido de captura pero por otros hechos menores, fue detenido antes de las 6 de la mañana de este lunes Jesús Alejandro Rosas.
Fue detenido Jesús Rosas esta mañana gracias a que lo detectó un dron. Su cómplice ya declaró ante la justicia y aseguró que Rosas es el único asesino.
Escondido dentro de una cueva en un terreno barroso junto al Río Mendoza y acompañado por otro hombre que también tenía pedido de captura pero por otros hechos menores, fue detenido antes de las 6 de la mañana de este lunes Jesús Alejandro Rosas.
Rosas había logrado burlar a la justicia durante casi una semana. Está acusado de ser el asesino de Juan Carlos González (78) el encargado de finca que fue golpeado e incinerado en Montecaseros el pasado 31de enero.
El hecho y la fuga de Jesús Rosas, de 36 años, y su supuesto cómplice y cuñado, Rodrigo Moya, de 24, habían tenido una modalidad que parecía ambientada en el Siglo XIX. La víctima fue ultimada a golpes y los homicidas escaparon a caballo y lograron evadir a la policía siempre desplazándose por la zona rural.
Incluso la detención de Moya, apresado el pasado domingo 2, se produjo cuando los dos fugitivos, habían hecho un alto en un rancherío ubicado a la vera de la calle Carletto, al norte del departamento de San Martín, y se pusieron a beber vino con la casa de un conocido.
La policía irrumpió en la reunión y atrapó a Moya, pero Rosas logró escapar entre unos cañaverales.
Durante días, posiblemente bordeando el cauce del Río Mendoza, Rosas anduvo hacia el sur, hasta llegar a Palmira, su ciudad de origen.
Sabiendo que su casa estaría vigilada, eligió irse a orillas del río y se refugió en un socavón, junto a otro prófugo, un tal Navarrete, que figuraba desde hace tiempo en el Orden del Día por delitos surtidos. El lugar está ubicado al sur de la ciudad, ya cuando el territorio se confunde con el de Isla Grande.
Pero, así como toda la fuga pareció ser del 1900, la captura fue de este tiempo, ya que los dos hombres fueron avistados por un dron, que dio las coordenadas a las patrullas de tierra para que capturaran a Rosas y Navarrete cuando aún estaban medio dormidos, antes de las 6 de la mañana.
Rodrigo Moya pidió declarar ante la Justicia y aseguró que no participó del asesinato.
Asesorado por su defensor particular, William Battocchia, Moya sostuvo que se acercó a Rosas cuando este ya había golpeado, maniatado y colocado en la camioneta a Chevrolet S 10 a Juan Carlos González (78), y reconoció que lo acompañó cuando Rosas condujo la camioneta por calle Los Médanos, pero solo intentando convencer a Rosas para que deje libre a González.
Cuando la camioneta se quedó encajada en el barro, en un guadal, ante la porfía de Rosas, Rodrigo Moya desistió y se fue.
Luego, se sabe, Rosas le prendió fuego a la camioneta con González adentro, aún vivo.
Ahora falta esperar a que declare Rosas, si es que así lo quiere, y que Moya pueda explicar por qué escaparon juntos si es que él no participó en el crimen.