Florencia Romano se defendió de un abuso pero fue golpeada y degollada: cómo fueron sus últimas horas

La adolescente hallada asesinada en una acequia en Maipú sufrió fracturas en la cabeza y un corte en el cuello.

Hallazgo. El cuerpo de la niña fue encontrado por el empleado de un frigorífico sobre calle Alsina al 2.300, de Maipú. Foto: José Gutiérrez / Los Andes.
Hallazgo. El cuerpo de la niña fue encontrado por el empleado de un frigorífico sobre calle Alsina al 2.300, de Maipú. Foto: José Gutiérrez / Los Andes.

Ella intentó defenderse del hombre 19 años mayor que se le abalanzaba. Pero sus pequeñas manos de niña de 14 años no pudieron con la fuerza del agresor, de 33. Un golpe de puño en la nariz le quebró el tabique; otros, el cráneo. Segundos después una herida cortante en el cuello terminó con su vida. Más tarde su asesino intentó prender fuego el cuerpo pero no lo logró por completo. Finalmente, la descartó en una acequia en Maipú. Los últimos minutos de vida de Florencia Romano parecen salidos de una película macabra, pero pudieron conocerse por la reconstrucción de los hechos que hicieron los investigadores a través de pericias como la necropsia.

Finalmente, durante la madrugada del viernes los estudios realizados al cuerpo hallado en una acequia en calle Alsina al 2300, de Maipú, determinaron que se trataba de los restos de la adolescente que faltaba de su casa en Rodeo de la Cruz, Guaymallén, desde el sábado pasado. Los forenses establecieron que había sufrido fractura del tabique nasal y de cráneo, hematomas en distintas partes del cuerpo por golpes recibidos con los puños –el acusado tenía marcas en los nudillos- y una herida cortante en el cuello.

Un intento desesperado

Para los sabuesos, Florencia intentó defenderse de un ataque sexual y fue asesinada en una habitación de la casa a la que había llegado horas antes, tras haber acordado verse con Pablo Arancibia, imputado por el femicidio.

La reconstrucción de los hechos sugiere que minutos antes de las 13 del sábado la chica llegó en micro al cruce de Maza e Irigoyen, en Gutiérrez. La niña había sido contactada por el acusado a través de la red social Instagram y la había citado allí con engaños, haciéndole creer que habría una fiesta con otras personas. Cámaras de seguridad captaron cuando fue a buscarla a la parada y juntos se fueron a la vivienda que compartía con Micaela Méndez (27), la otra imputada, en el pasaje Berra.

En este punto se duda de la participación de la pareja de Arancibia -imputada como coautora del femicidio- ya que todo parece indicar que el hombre había engañado a su mujer diciéndole que se juntaría a comer con unos amigos en la vivienda. Por esto ella se fue de la casa a lo de unos familiares en Luján.

Ahora investigan si Méndez tuvo participación en los actos posteriores al femicidio para deshacerse del cadáver. Sin embargo, quedaría desvinculada de la causa en las próximas horas ante la escasez de pruebas en su contra. Según confiaron fuentes de la causa, la mujer no declaró cuando fueron a detenerla. “No dijo una sola palabra. Se notaba que era sumisa a él; como que le tenía miedo”, sostuvieron.

Con la casa sola, Arancibia habría armado todo para estar con la niña pero fue cuando ella se resistió al ataque sexual y trató de defenderse. Sin embargo, el hombre la redujo a fuerza de golpes de puño y luego la degolló. Los gritos con los que Florencia intentó pedir auxilio fueron escuchados por un vecino, que llamó al 911 y alertó sobre una posible situación de violencia de género. Pero el llamado fue desantendido por una operadora del Centro Estratégico de Operaciones, que ayer fue suspendida por ese acto que podría haber impedido el femicidio de la pequeña.

Cuando ya le había quitado la vida, todo indica que el femicida intentó prender fuego el cuerpo de la niña, lo que explica el hecho de que el cadáver presentara quemaduras post mortem en algunas partes, como estableció la autopsia. El humo que salía de la vivienda fue advertido por un vecino del callejón Berra cerca de las 19.30. Los pesquisas han fijado la hora de muerte entre las 18.58, cuando se realizó el llamado al 911, y las 19.17, hora en que el teléfono de la víctima se apagó y no volvió a encenderse.

Fuentes de la investigación confiaron a Los Andes que Arancibia salió el sábado a comprar nafta con un bidón. Creen que utilizó el combustible para tratar de incinerar el cuerpo y borrar las pruebas de su salvaje acto.

Tras el asesinato, el hombre intentó deshacerse del cadáver, por lo que lo envolvió en una frazada y se deshizo de él en una acequia sobre calle Alsina, donde finalmente el jueves por la tarde fue encontrado luego del aporte clave de un tercer involucrado, un conocido de la pareja que llevó al hombre con el cuerpo hasta el lugar.

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