Casi 1.500 paraderos se han denunciado en Mendoza sólo en los primeros cinco meses del año

La cifra de denuncias y operativos corresponde a los primeros meses de 2021. Hubo 379 casos más que en igual periodo de 2020. Cómo se busca a quienes faltan de su hogar.

Investigadores y perros entrenados han realizado rastrillajes en busca de Abigail Carniel, desaparecida desde el 15 de abril. / Foto: Orlando Pelichotti
Investigadores y perros entrenados han realizado rastrillajes en busca de Abigail Carniel, desaparecida desde el 15 de abril. / Foto: Orlando Pelichotti

Las averiguaciones de paradero no son sólo muchas por día, por semana y por mes, sino que también pueden transformarse en investigaciones complejas. Algunas empiezan con denuncias escuetas, con poca o falsa información, y casi sin pistas para localizar a la persona extraviada. Casos que pueden resolverse en minutos o demandar meses de búsqueda para terminar en un crimen o que sólo el paso de los años sea testigo de gente que nunca más vuelve a ser vista.

Con todos estos matices suelen encontrarse policías y funcionarios judiciales abocados a esta materia, que va en sostenido aumento.

Sólo en los primeros cinco meses de 2021, en Mendoza se trabajó sobre 1.452 paraderos, 379 más si se compara con el mismo tramo del año pasado. El salto es cuantitativo también en relación a lo que ocurría hace un par de años, cuando se hablaba de unas 1.000 búsquedas anuales.

Desglosando los datos actuales suministrados por el Ministerio Público Fiscal, la mayor concentración de expedientes se da en el Primera Circunscripción Judicial (abarca los departamentos del Gran Mendoza más Lavalle) con 1.009 de enero a mayo, seguida por la Segunda Circunscripción (la zona Sur) con 220. Completan el Este con 129 y el Valle de Uco con 94.

Sucesos resonantes

Hoy el país se encuentra sensibilizado por la búsqueda de Guadalupe Lucero, la nena de 5 años de San Luis perdida desde el 14 de junio. Nuestra provincia también tiene sus casos impactantes, algunos muy vigentes y aún sin resolución. Sólo por nombrar los más mediáticos, está el de Abigaíl Carniel (18), la joven de Las Heras que desapareció el 15 de abril pasado y cuya desaparición se investiga como un femicidio con tres detenidos; los hermanos maipucinos Franco (28) y Kevin (18) Álvarez, extraviados desde este 7 de junio en Guaymallén; Viviana Luna, la mujer que fue vista por última vez en Potrerillos en 2016, y Gisela Gutiérrez, la chica de La Favorita de la que nunca más se supo nada desde hace 6 años y cuyo expediente tiene a tres imputados.

Mendoza registra también episodios emblemáticos y dolorosos, con las recordadas Soledad Olivera y Johana Chacón, desaparecidas en la misma finca de Lavalle con un año de diferencia y cuyo responsable fue Mariano Luque, condenado por los dos asesinatos.

Con este tipo de historias se enfrentan a diario los cuatro fiscales de Homicidios de la Primera Circunscripción. Desde 2017 las denuncias de paradero quedan asentadas en esta unidad fiscal porque hay ocasiones en las que se da el peor desenlace.

“Es importante trabajar estas causas en detalle desde el comienzo, porque después pueden desembocar en un crimen. Hay que estar atentos a los detalles y a las particularidades. Afortunadamente, el 95 por ciento de las personas son encontradas en cuestión de horas o días, pero hay otros casos que se ponen muy oscuros”, explicó a Los Andes Gustavo Pirrello, fiscal de Homicidios.

Este investigador ha tenido recientemente experiencias en hechos que empezaron como búsquedas y culminaron en sentencias a prisión perpetua: los femicidios de Marina Vedia (40) y Concepción Arregui (59), en Guaymallén y Luján en 2017 y 2018, respectivamente, y que tuvieron condenadas a sus parejas.

Más cerca en el tiempo y aún en instrucción, a Pirrello le tocó en 2020 investigar la desaparición y la muerte de Dora Hidalgo (67), oculta en un pozo de agua en el predio de un salón de fiestas de Maipú donde trabajaba como casera, expediente que tiene a un compañero de ella detenido.

“Son investigaciones distintas. En cualquier otra situación tenemos una víctima, un autor y un fin o medio; en los paraderos empezamos sin delito y con múltiples hipótesis”, remarcó el fiscal.

Los adolescentes, grandes protagonistas

Los especialistas en la temática reconocen que el grupo etario de los 15 a 20 años es el que más trabajo les da, ya que están en una edad en la que creen tener la independencia para ausentarse de sus domicilios por el tiempo y el motivo que consideren.

“Los chicos suelen ser un dolor de cabeza porque se van por muchos factores. Rebeldías, noviazgos, problemas en la escuela, adicciones, de todo puede ser”, apuntó Pirrello.

Luego de este sector de la población, los paraderos se reparten casi equitativamente entre mayores y hasta ancianos que, por ejemplo, se pierden por demencia senil o alguna otra enfermedad. En cuanto a chicos menores de 10 años, los casos son muy esporádicos.

Despliegue de fuerzas

Además de los sabuesos judiciales, hay efectivos policiales abocados especialmente a los hallazgos. Se trata de la división Búsqueda de Personas, que cuenta con 20 uniformados. “Ellos intervienen en un primer momento, tras la denuncia, y después se puede ir sumando personal operativo de calle y de otras áreas”, detalló José Vega, el comisario general a cargo de Investigaciones.

“Cuando el tema se va complejizando, se les da participación a Análisis Criminal, Delitos Tecnológicos y Escuchas Telefónicas, por mencionar algunas”, agregó.

Hay oportunidades en las que los operativos de rastreo toman tal magnitud que incluso requieren la presencia de Bomberos, Defensa Civil, perros de la Policía, canes entrenados para la detección de cadáveres y hasta la utilización del helicóptero de la Fuerza. Todos recursos que al Estado le demandan una gran erogación de dinero, que a veces también incluye el ofrecimiento de recompensa económica por el aporte de datos.

A esto hay que sumarle el trabajo en coordinación con las empresas de transportes, los pasos fronterizos y el alerta para las Policías de otras provincias.

“Yo digo que estas suelen ser las investigaciones más difíciles porque muchas veces nos pasa que no contamos con la información necesaria. El trabajo arranca con lo que nos dice la familia de la persona, el entorno, los amigos, las parejas, y luego vamos hacia las redes sociales, fundamentales en esta época”, explicó Vega.

En este sentido también opinó el fiscal Pirrello. “Es muy importante denunciar rápido cuando se percibe una ausencia injustificable, y desde ya que hay que contar la verdad. Hay gente que esconde cosas y después nos terminamos encontrando con situaciones extrañas y una investigación mal orientada”.

Como aseguraron los especialistas consultados, la gran mayoría de los paraderos se archivan por el hallazgo en buen estado de la persona. También puede darse que la misma manifieste haber sido víctima de un delito y entonces se abre otra pesquisa. El tercer escenario es el más complicado y suele derivar en hechos impactantes.

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