¡Piojos! ¿Qué tenés en la cabeza?

Mitos, realidades, tips y tratamientos para darle batalla a estos verdaderos vampiros microscópicos.

¡Piojos! ¿Qué tenés en la cabeza?
¡Piojos! ¿Qué tenés en la cabeza?

Con la llegada de las clases, también lo hacen los visitantes menos esperados y queridos: los temidos piojos.

La pediculosis es una enfermedad producida por estos insectos parásitos y afecta sin distinción de raza o condición social a la población mundial los 365 días del año.

Los chicos son los más proclives ya que juegan o desarrollan actividades donde el contagio de cabeza a cabeza se propaga fácilmente por la cercanía.

Los piojos son insectos hematófagos, una especie de "vampiros mínimos" que se alimentan de la sangre humana.

Como bien explica la médica dermatóloga-pediátrica Silvia Moreno "se trata de una ectoparasitosis (dermatosis parasitarias ubicuas y contagiosas, entre las que destacan las pediculosis) que tiene un sentido ya epidémico en nuestra población. La pediculosis se facilita por el contacto de cabeza a cabeza, sobre todo en niños. Es importante destacar que estos parásitos no saltan, sino que caminan por lo que requieren de un contacto directo".

Entre los síntomas visibles que se perciben, “el chico presenta prurito (picor) y posteriormente lesiones a nivel del cuello (costrosas) que pueden infectarse, haciendo no sólo que tenga la enfermedad, sino  también la infección producto del rascado”, explica la profesional.

El proceso. Las hembras son más pequeñas que los machos, pero cualquiera de ellos se moviliza rápidamente por el cuero cabelludo (puede avanzar hasta 23 cm por minuto).

Según Moreno, “las hembras llegan a vivir de 30 a 40 días, y ponen de cinco a ocho huevos diarios. Eso hace que aparezcan las liendres. Las que están vivas aparecen bien pegadas al cuero cabelludo, las que se separan más o menos un centímetro ya son liendres vacías.

Es importante saber que el piojo vive en la cabeza, pero fuera de ella, sólo resiste de 12 a 24 horas luego de las cuales el parásito muere.

Pueden contagiarse también por compartir fundas de almohadas o sábanas al igual que peines y cepillos.

La prevención. "Hay que revisar a los chicos periódicamente, pasarles el peine fino, y si tiene piojos realizar tratamientos para evitarlos. Ponerse de acuerdo entre las mamás del colegio para enviar a sus chicos revisados y con el tratamiento realizado, evita la posible infestación bacteriana. No basta un cabello lavado y limpio. Hay que controlar la cabeza de los chicos cotidianamente".

El cabello atado por otro lado, si bien no evita la aparición del piojo, es un obstáculo que no le permite al parásito pasar tan sencillamente de un pelo al otro.

Las zonas más comprometidas. "La nuca y detrás de las orejas porque están más protegidos y calientes. Lo importante, si se llegan a encontrar piojos, es poder asistir al dermatólogo o pediatra para que indique el tratamiento (si llegara a ser necesario en casos extremos farmacológicos) con champúes y lociones especiales", aconsejó la profesional.

A la hora de decirles adiós a los indeseables parásitos, hay que dar con productos que eliminen el piojo adulto, pero también a las liendres. "Se aplica en el cuero cabelludo de 10 a 15 minutos la loción o champú, luego se enjuaga el pelo, y se aprovecha ese momento para pasar el peine fino y sacar los piojos. Lo importante es repetirlo a los 7 días, ya que muchas veces quedan liendres vivas que eclosionan en el séptimo día. Además durante la semana hay que pasar el peine fino para quitar las liendres que vayan quedando.

“Como prevención lo que mejor podemos hacer como padres es entender que la responsabilidad de que los chicos vayan (o no) a la escuela con pediculosis es nuestra. Si los papás no realizan controles periódicos a sus hijos para evitar que se reinfesten, entonces es una batalla que nunca termina de ganarse”, concluyó la dermatóloga.

Cuatro mitos parasitarios

 1. El entorno de un niño con piojos es sucio. Falso. La suciedad no determina la presencia de piojos, están presentes en cualquier ámbito en el que puedan alimentarse, esto es, en cualquier ser humano.

2. Todas las infestaciones de piojos manifiestan síntomas. Mito. Muchas personas son asintomáticas a la infestación de piojos. Por eso, cuando se detecta presencia de piojos o liendres en un integrante del hogar, se recomienda la revisión de todos.

3. No existe riesgo en el uso indiscriminado de pediculicidas. Mito. La automedicación, su uso sin seguir las indicaciones del prospecto, su ingestión y, en algunos casos, el contacto del producto con la piel puede provocar intoxicaciones. El 14.42% de las consultas en el Servicio de Toxicología del Hospital de Niños se deben a pediculicidas; la mayoría de estos productos contienen algún tipo de veneno.

4. Un tratamiento con champú o pediculicidas es suficiente porque matan al piojo y a las liendres. Como los piojos se han vuelto resistentes a las permetrinas (repelentes de piojos e insectos) y además no matan las liendres, luego de hacer el tratamiento, es indispensable el uso del peine fino todos los días.

El piojo vive en la cabeza, pero fuera de ella, sólo resiste de 12 a 24 horas luego de las cuales el parásito muere.

Tres curiosidades que ignorabas

La alimentación de estos parásitos se compone exclusivamente de la sangre de su huésped. Para alimentarse, los piojos pican de 2 a 4 veces al día durante comidas, que duran aproximadamente unos 30 minutos.

En general, son bastantes sensibles a la temperatura y, en caso de fiebre del huésped, pueden abandonarlo.

Un piojo adulto suele medir entre 2 y 4 milímetros. Su abdomen es más ancho que el resto de su cuerpo y respira a través de unos agujeros que pueden cerrarse y volverse impermeables al agua.

Por este motivo,  sobreviven dentro del agua y pueden contagiarse durante el baño en una piscina. Tienen la capacidad de aguantar en apnea durante unos cinco minutos. Estas aperturas también tienen una función de excreción.

Las hembras son más pequeñas que los machos, pero cualquiera de ellos se moviliza rápidamente por el cuero cabelludo y puede avanzar hasta 23 cm por minuto.

Estos insectos ponen huevos (liendres) de color blanquecino o pardusco, como óvulos de 0.8 a 1 mm que se adhieren al cabello inmediatamente después de ser expulsados por la hembra.

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