Oscar 2017: ¿por qué ganaron los que ganaron?

Más allá del confuso error del final que la llevó a ganar, el premio como mejor película que recibió “Luz de luna” prueba una vez más que, para la Academia de Hollywood, la corrección política está siempre antes que el cine.

Que tenía posibilidades nadie lo dudaba, sobre todo porque sus ocho nominaciones la convertían en la segunda favorita de la noche.

Y, más allá del confuso error que llevó a pensar en un principio que la ganadora era "La La Land", casi podía preverse que los votos de la Academia de Hollywood iban a inclinarse, como postura anti-Trump, por una película que habla de la América negra, homosexual y marginal, en respuesta provocadora a la América blanca, heterosexual y glamorosa que defiende tanto el presidente como "La La Land".

La crítica, por lo demás, la había consagrado y "Luz de luna" tenía también el aval de haberse llevado el Globo de Oro como mejor drama (se sabe que la Academia y los críticos estadounidenses, en general, no se llevan muy bien con la comedia).

De cualquier manera, no deja de ser una sorpresa que una película “indie” (léase “independiente”, alejada de las grandes productoras) y realizada por un joven director prácticamente desconocido como es Barry Jenkins (37), se haya alzado con el premio mayor en la ceremonia número 89 de los Oscar.

Las otras dos estatuillas que recibió el film sí eran más predecibles. Era un hecho que Mahershala Ali iba a ganar un Oscar como actor de reparto por su papel de vendedor de drogas de buen corazón. Si bien su aparición es breve y sólo en el primer tramo de la película, su interpretación es tan intensa y visceral que el espectador lo recuerda durante todo el film.

El Oscar como mejor guión adaptado también se veía venir aunque, cosa curiosa, “Luz de luna” había ganado antes el Premio del Sindicato de Guionistas en el rubro “mejor guión original”.

Si bien Barry Jenkins, también autor del guión, se basó en la obra teatral “In The Moonlight Black Boys Look Blue”, de Tarell Alvin McCraney, puede ser que se haya alejado tanto de la historia literaria que haya terminado convirtiendo su guión en una historia original. Vaya uno a saber. Lo cierto es que la Academia consideró que el guión era adaptado.

Tres momentos, una vida

“Luz de luna” es un dramón un poco sofocante que está dividido en tres partes: la infancia, adolescencia y madurez de un chico afroamericano que crece en una zona conflictiva de Miami.

Su infancia durante los años 80 está signada por su personalidad retraída, su madre abusiva y drogadicta y el paulatino descubrimiento de su propia homosexualidad. Un día conocerá a Juan, un vendedor de drogas que se encariña con él y se convierte en una especie de mentor y padre para el chico, al que llama Little aunque su verdadero nombre es Chiron.

Ya adolescente, Chiron deberá hacer frente al hostigamiento permanente de sus compañeros de colegio, a la muerte de Juan y a la posibilidad de una primera relación sexual con su único amigo, Kevin, que después termina traicionándolo.

Su adultez no mejora demasiado. Se ha convertido en importante traficante de drogas y, al parecer, se ha mantenido sexualmente virgen desde aquel primer escarceo amoroso con Kevin.

Tanto sufrimiento, en fin, se merecía el Oscar mayor. Al menos, así parece pensar la Academia de Hollywood.

La otra favorita

El musical “La La Land”, de todos modos, fue la película que más estatuillas ganó (6 de las 14 a las que aspiraba), con las que igualó a “La malvada” (1950) pero no superó a “Titanic” (1997) que sigue imbatible con sus 11 estatuillas sobre 14.

“La La Land” ganó los premios más predecibles: mejor director para Damián Chazelle, mejor actriz para Emma Stone, mejor banda sonora original, mejor canción original (“City of Stars”, que en la película canta el propio Ryan Gosling y en la ceremonia interpretó John Legend), mejor diseño de producción y mejor fotografía.

Mejor actor: Casey Affleck por "Manchester junto al mar"

Fue también un premio que se veía venir, aunque es cierto que tenía encima la amenaza potencial de Denzel Washington quien, al ganar el Premio del Sindicato de Actores (por “Fences”, que también dirige) había sacudido un poco el rubro. Sin embargo, el hermano menor de Ben Affleck tenía el Globo de Oro, el Bafta y el Premio de la Crítica, lo que le significaba un fuerte aval frente a sus competidores.

De todos modos, también pesaba sobre él una denuncia de acoso sexual recibida en 2010 por dos chicas que compartieron un rodaje con él y que lo llevaron a tribunales por supuestas bromas de mal gusto y actitudes machistas.

Si bien llegaron entonces a un acuerdo económico y el caso quedó en la nada, era un hecho que bien podría haberle arrebatado el Oscar.

Pero parece que la Academia, esta vez, quiso demostrar que también sabe perdonar errores del pasado, como hizo con Mel Gibson que volvió a ser candidato después de varios años de ostracismo.

Actriz de reparto: Viola Davis por "Fences"

Venía de dos derrotas (“La duda” en 2008 e “Historias cruzadas” en 2011) y encima este año todos los premios que preceden al Oscar se inclinaron de manera unánime a su favor.

El premio a Viola Davis era un hecho y, por si fuera poco, también se ganó un Premio Tony por la misma obra teatral de Broadway en la que se basa la película y en la que también comparte cartel con Denzel Washington.

Demás está decir que, en “Fences”, Davis está perfecta como la sufrida esposa del personaje de Washington y es la única que hace olvidar por momentos la tediosa teatralidad de una puesta en escena basada casi exclusivamente en los diálogos.

Película de habla no inglesa: "El viajante"

El iraní Asghar Farhadi volvió a ganar el Oscar, pero esta vez en condiciones muy distintas a 2011, cuando lo obtuvo por “Una separación”. Ahora, con “El viajante”, decidió no ir a recibir su premio -al igual que los otros cuatro directores de la terna- en protesta por las medidas contra la inmigración musulmana aprobadas por el presidente Donald Trump.

“Mi ausencia es por respeto a mi país y a los ciudadanos de otras seis naciones, que no los dejan entrar a los Estados Unidos, dividiendo al mundo entre nosotros y el enemigo, creando el miedo y generando excusas para la guerra.

Los cineastas queremos romper los estereotipos religiosos y crear empatía”, escribió el iraní y leyó una representante suya sobre el escenario.

Quizá esto le sume promoción a una película como “El viajante”, un relato menor sobre un matrimonio de Teherán que, al mudarse de departamento, descubre un gran misterio relacionado con el inquilino anterior. Se desprende el mismo tufillo “for export” que desmerece a todas las películas anteriores del realizador. Aquí se estrena este jueves.

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