La mujer en la Ciencia y la Tecnología

En la Argentina as mujeres estamos entre el 30% al 35% de las personas que se dedican a la Ciencia y Tecnología. Superamos en cantidad de investigadores de muchas disciplinas a los varones. Pero nos falta.

Mujeres en la Ciencia
Mujeres en la Ciencia

Estamos transitando, casi terminado, el primer cuarto del siglo XXI. Es impensable un país soberano e inclusivo sin la Ciencia y la Tecnología (CyT).

Pero, también es imposible pensar en este campo sin que las mujeres estén incluidas en igualdad de condiciones que sus colegas varones.

Para ello falta mucho, desgraciadamente. Todavía somos pocas, no tanto en nuestro país, pero si en el mundo. Andamos entre 30% a 35% de las personas que se dedican a la CyT.

En Argentina, en este sentido, estamos mucho mejor, y superamos en cantidad de investigadores de muchas disciplinas, a los varones.

Sin embargo, el transcurrir nuestra vida en la CyT implica esfuerzos mucho mayores. Las mujeres ingresan en forma igualitaria o en mayor cantidad, salvo en ciertas áreas, lo que se llama disciplinas STEM (N. de la R: acrónimo del inglés, que nombra a las tecnologías, las exactas, las ingenierías).

Pero, luego les resulta más complicado avanzar en sus carreras. Esto es comprobable en las categorías más altas, tanto en las universidades como en el Conicet, donde las mujeres no abundan. Mucho más si hablamos de sectores de gestión. Con 60% de alumnas y de docentes, sólo tenemos 11% de rectoras en nuestro país. Quien escribe esta columna es la segunda presidenta del Conicet en 64 años de trayectoria. (N. de la R: la astrofísica Marta Graciela Rovira fue la primera). Hay universidades, como la Universidad de Buenos Aires (UBA) que jamás han tenido una rectora.

Nos cuesta mucho tener directoras en nuestros institutos de investigación, sólo llegamos al 25%.

Así que todavía el camino es muy largo, y no exento de dificultades. Si bien en los últimos años se han tomado algunas decisiones que favorecen la permanencia y el desarrollo de las mujeres (como la licencia de maternidad para becarias, la prolongación de la beca por el tiempo de la licencia, reintegro mensual por gastos de jardines maternales para becarias y otras), todavía el sector científico no está preparado para facilitar el desarrollo académico de las mujeres.

El ingreso a la carrera del investigador (CIC) y las primeras promociones coinciden con el período de vida reproductiva de las mujeres, lo que podría generar obstáculos para conciliar sus carreras académicas con su vida familiar.

Desde el Conicet y el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, encabezado por Daniel Filmus, se hacen esfuerzos para tratar de cambiar esta realidad. Trabajamos fuertemente para que vaya mejorando la situación de la mujer en el ámbito de la CyT, tomando en cuenta el tema fundamental, que son las tareas de cuidado, pero sin dejar de pensar en todo lo que está relacionado con la violencia laboral y de género.

Es mucho lo que falta para que varones y mujeres tengan iguales oportunidades en sus carreras. Esto no puede ocurrir sin cambios que garanticen que las voces, las contribuciones y la excelencia de las científicas asciendan a la cima de las agendas políticas, de la investigación y de la sociedad civil.

* La autora es Presidenta de la Comisión Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET)

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