La cosecha vitivinícola en foco: precios e importación

La autora opina que, conocido el pronóstico del INV con una baja importante, continuará la discusión por el valor de la uva y la importación de vinos.

Además de als heladas, las tormentas de granizo afectaron a varias fincas en lo que va del 2023. Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes
Además de als heladas, las tormentas de granizo afectaron a varias fincas en lo que va del 2023. Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes

Los datos de la estimación de cosecha del INV terminaron por confirmar una verdad ya conocida por el productor y también por el industrial: Argentina se encamina a tener la peor cosecha de la que se tiene registro público. Y en la provincia de Mendoza en particular será una vendimia, en volumen, muy parecida a la registrada en 2016, con 10 millones de quintales.

En el reporte del organismo público se sostiene que el promedio cosechado de los últimos 12 años, que abarca desde el año 2011 a 2022, es de 23.410.759 quintales. Por lo tanto, tomando en cuenta ese resultado, la baja en realidad es del 34% respecto del estimado para 2023, lo que representa 8.057.000 quintales menos.

La discusión de la última semana ha estado centrada en dos temas, aunque ambos van de la mano: importación de vinos y precios pagados al productor. Con la salida de este pronostico de cosecha, es muy probable que los precios se vuelvan a tonificar. Pero la pregunta es: ¿cuál es el techo?

Evolución de la cosecha de uva en el país, desde 1960 a 2023. Datos del INV. Gustavo Guevara.
Evolución de la cosecha de uva en el país, desde 1960 a 2023. Datos del INV. Gustavo Guevara.

Es cierto que este es un año para el productor, que podrá conseguir una mejora para el valor de una materia prima que hoy es escasa. De hecho, muchas bodegas mendocinas han salido a alquilar establecimientos y comprar uva en San Juan, en un intento por tratar de conseguir la mayor cantidad de producto posible. Pero, ¿cuánto se puede pagar por un quintal de uva? Probablemente el techo estará dado por lo que convalide el consumidor.

No hay que perder de vista que todos los escenarios de los que hoy se hablan son basados tanto en exportaciones como ventas en mercado doméstico iguales a las de 2022. Una posible caída del consumo, principalmente en el mercado interno, podría cambiar totalmente la ecuación. Con un menor consumo, los stocks no serían tan acotados y los precios en el mercado de traslado podrían ceder.

Cabe recordar que, tras la cosecha 2016, se importaron 80 millones de litros de vino tinto, principalmente desde Chile, que mantuvieron el normal abastecimiento de los mercados y también “controlaron” la suba del precio del vino en el mercado de traslado. Entonces, con una vendimia menor que aquella, este pronóstico terminará también por ser un objeto de negociación para que las bodegas le pidan a la Nación, que no tiene dólares, que les permita importar graneles.

Y aquí se suma un nuevo condimento: son conocidos los esfuerzos del ministro de Economía Sergio Massa, por tratar de contener la inflación con un sistema de control de precios. Por lo tanto, da la sensación que la Nación tampoco avalará aumentos de precios desmedidos en las góndolas ni desabastecimiento por parte de las bodegas.

El escenario de corto y mediano plazo se ve complicado para una industria que estará signada por la escasez, la inflación y la macroeconomía.

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