El PJ y el temor a que todo estalle

Probablemente, la unidad que mayoritariamente supo lograr el peronismo aquí en Mendoza, tenga picos de tensión en virtud de los sucesivos capítulos del estallido partidario nacional.

El PJ mendocino es la principal oposición en la provincia contra el gobierno de Suárez. - Los Andes
El PJ mendocino es la principal oposición en la provincia contra el gobierno de Suárez. - Los Andes

El justicialismo mendocino se mueve intentando otorgarle protagonismo a su función opositora, desdibujada por los pálidos resultados electorales recientes, en primarias y generales, como parte de una sucesión de derrotas de varios años con guarismos cada vez más pobres. A ello se suma una clara carencia de figuras capaces de liderar y, a la vez, seducir electoralmente.

Sin embargo, el PJ local logra mantener vigencia por lógica tradición política y, fundamentalmente, por conservar y sumar intendencias a cargo y por seguir contando con una sólida representación legislativa, producto, además, de la virtual desaparición de terceras fuerzas competitivas. Así se da el gusto, de tanto en tanto, de sacudir la modorra de algunos funcionarios provinciales no muy habituados al contacto legislativo. Ejemplo más reciente, el pedido de renuncia de la cúpula de Seguridad provincial.

Pero, lo que más va a influir en los próximos pasos que tenga que dar el PJ provincial tendrá que ver con la resolución, o no, de la actual crisis que afecta al gobierno de Alberto Fernández y al Frente de Todos en general. Veamos qué se comenta al respecto.

En las filas del peronismo mendocino son muchos los que aseguran que el partido a nivel nacional se encuentra atravesando una crisis severa, con resultado incierto con respecto a los resultados que pueda obtener de ahora en más el gobierno de Alberto Fernández.

Y se trata de una crisis que se desató y se mantiene en función de la marcha de la economía. Si bien las diferencias, claras y cada vez más evidentes, entre el Presidente y su mentora son de carácter político, también lo son en función de la mirada del manejo de la economía que tienen uno y otro. Definitivamente Cristina Kirchner y Alberto Fernández poseen una concepción distinta y ese es el gran tema central de la crisis desatada en el espacio gobernante. No en vano, el Presidente, el viernes, elogió el respaldo del Congreso al acuerdo con el FMI sabiendo que de esa manera sentenciaba la postura contraria adoptada por su vicepresidenta y seguidores.

Este reciente debate legislativo del acuerdo con el FMI lo que más consiguió fue darle mayor transparencia a esa grave situación. De todos modos, hay voces respetables que opinan que “no va a terminar explotando todo por el aire en el Frente de Todos por culpa del acuerdo con el Fondo Monetario; todo puede explotar si la política económica no tiene un cambio”, es decir, un rumbo al gusto del cristinismo. Futuro más que complicado si esa versión se confirma. Esto, además, puede explicar de algún modo el nivel de debate que debe existir en el denominado gabinete económico del Presidente para conciliar posiciones de cara a la “guerra” a la inflación que Alberto Fernández anunció, pero que luego no se animó a declarar en su mensaje desde Olivos.

Volviendo a la situación del peronismo mendocino, hasta el momento dicho quiebre a nivel nacional no repercute mucho, aunque los referentes de los distintos sectores reconocen por lo bajo que esa tensa situación sí pone en jaque, o condiciona, el funcionamiento partidario provincial.

Hay quienes estiman que el clima rupturista nacional encuentra a nivel local a la dirigencia con un grado de unidad muy respetable. Existe una correcta relación de Anabel Fernández Sagasti, la presidenta del PJ provincial, con los intendentes y con el peronismo en su conjunto, hoy muy influido por los siempre eternos “caciques” departamentales. Justamente, en materia interna se halla medianamente repartida territorialmente la conducción, además de mantenerse ordenados los bloques en la Legislatura.

Esto lleva a deducir que, efectivamente, no hay crisis, por ahora, pero si se quiebra explícitamente el justicialismo a nivel nacional sí habrá repercusión en Mendoza. Hay un dato no menor: el PJ mendocino tiene 5 representantes en el Congreso Nacional, de los cuales la única senadora, Anabel Fernández Sagasti, y la diputada kirchnerista Marisa Uceda votaron en contra del acuerdo con el FMI. Un marco de paridad, sin duda, aunque con un dato inocultable, como es el voto de quien conduce aquí al PJ y es a la vez brazo derecho de Cristina Kirchner en el Senado, Anabel FG.

Probablemente, la unidad que mayoritariamente supo lograr el peronismo aquí tenga picos de tensión en virtud de los sucesivos capítulos del estallido partidario nacional. Será cuestión de ir siguiendo el día a día de aquella puja, pero sin dejar de tener en cuenta que con el recambio legislativo que se producirá en Mendoza a partir del 1 de mayo no se deberían descartar reacomodamientos de conducción que puedan vislumbrar nuevas estrategias de cara al proceso electoral 2023.

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