2023, el principio del fin de la crisis terminal del 2001

Aquí lo que queda planteado es: Empezar a construir las bases de una sociedad que nunca existió o seguir con el populismo del tipo que se quiera en sus infinitas variaciones argentas que hemos creado contumazmente a lo largo de más de cien años.

Cacerolazo en Mendoza, crisis 2001.
Cacerolazo en Mendoza, crisis 2001.

“La oportunidad que está oculta en cada crisis no se manifestará hasta que todos los hechos de una situación dada se reconocen y se aceptan completamente.

Mientras los niegues, ocultes, desees que las cosas fueran distintas, trates de justificarlos, trates de escapar de ellos, la ventana de la oportunidad permanecerá cerrada y no se abrirá.

Así permanecerás atrapado en esa situación que continuará siendo la misma o se deteriorará aún más.

El reconocimiento y la aceptación de los hechos, de cómo somos y de la situación, traerá la libertad para poder elegir salir de esa situación, superarla e intentar cambiarla” . J. Krishnamurti

“Ninguna estructura social pasa a un nuevo nivel hasta no resolver todas sus contradicciones”. Federico Hegel

El 2001 fue el fin, luego de una larga agonía de toda una sociedad, nuestra sociedad, que vivió con determinadas pautas culturales durante más de cien años.

Pero eso no significó que empezáramos a vivir de una manera distinta ni mejor.

Así nos tomamos una larga transición de veintitrés años desde el 2001 hasta hoy, para intentar plantearnos nuevas pautas socio culturales que reemplazaran aquellas que definitivamente habíamos perdido: no lo logramos.

La verdad: nos tomamos un buen tiempo para aprender.

En octubre del año pasado, hace seis meses, en un artículo reflexioné:

“2023 será el año que marca el principio del fin de nuestra dirigencia en todos sus estratos y funciones sociales”

Y agregué algo que parecía poco probable que se concretara:

“Ya se está esbozando todos los días y ni hablar en vísperas de las PASO y las futuras elecciones:

“Al mismo tiempo veremos de manera ininterrumpida en los próximos cinco o seis años que se partirán definitivamente:

• el radicalismo, el peronismo, el Frente por la Rosca o Cambiemos y el Frente de Todos (por el Queso)”

“Y sucumbirá el pero kirchnerismo, los feudos provinciales y las estructuras empresarias del ‘capitalismo de amigos’ y prebendarías con sus cotos de caza de consumidores, la Patria Contratista, la Patria Financiera, el conchabo familiar estatal, los paros rabiosos y el ‘sindicalismo empresario’”.

Es el principio del fin porque se empieza a cerrar el período iniciado en la crisis terminal del 2001:

• Nuestro sistema populista no da más.

Se estiró setenta años y nos deja una sociedad en bancarrota.

• Hay que hacer cosas que no se hicieron nunca y que tampoco se sabe cómo hacerlas por parte de la dirigencia toda y de los votantes.

Este principio del fin puede durar los cuatro años del gobierno que viene, cuatro del que le siga o más.

Esto se terminó.

Al fin tanto esfuerzo por destruir, tanta incapacidad, corrupción e impunidad dio sus frutos.

• La dirigencia en su conjunto beneficiaria, esto no lo puede ver, está inhibida para verlo, porque está inmersa en su propia ambición, codicia, deseos de poder e impunidad.

Todos sus elementos profundamente irracionales e inconscientes disfrazados de ego manía, altruismos varios, personajes justicieros, encarnaciones de la Patria, el País, la Nación, el Pueblo, la Sociedad, los Pobres, estarán presentes en cada discurso y narrativa de aquí a diciembre.

• Sumado a que, esta dirigencia, disfruta de un estilo de vida que no conoce de crisis económicas, fines de mes, desalojos, despidos, quiebra de empresa, paros, etc. etc.

Por otra parte, todos los días se ve a los expertos del análisis político desmenuzando la ingeniería eleccionaria como si fuera una kermesse o desfile de variedades

Pero eso poco importa porque, gane quien gane dará lo mismo.

Aquí lo que queda planteado es:

• Empezar a construir las bases de una sociedad que nunca existió o seguir con el populismo del tipo que se quiera en sus infinitas variaciones argentas que hemos creado contumazmente a lo largo de más de cien años.

Y así, a no dudar, seguiremos durmiendo la siesta populista interminable.

Eso sí, con un costo social cada vez mayor porque las sociedades pueden caer indefinidamente.

Por último:

Toda la parafernalia eleccionaria de estos días y que veremos hasta diciembre, realmente, poco importa porque el principio del fin ha llegado: lo queramos, lo podamos ver o no.

* El autor es sociólogo con experiencia en procesos de cambio organizacional y cultural.

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