El rugido de un elefante enfurecido interrumpió la tranquilidad de un safari en el Delta del Okavango, Botsuana, alterando la calma de uno de los mayores atractivos turísticos de la región. Dos parejas de turistas, de nacionalidad británica y estadounidense, vivieron momentos de terror el pasado fin de semana.
El violento incidente se produjo cuando el guía acercó demasiado las tradicionales canoas makoro (al estilo góndola) hasta una hembra de elefante acompañada de dos crías.
Esta maniobra provocó la reacción del macho de la manada. En un acto de protección, el elefante irrumpió entre los juncos y las aguas poco profundas, acortando rápidamente la distancia con los turistas.
El animal utilizó su trompa y colmillos para volcar dos embarcaciones, arrojando a los cuatro visitantes al agua. Mientras los guías se dirigieron a la orilla en busca de refugio, el elefante pareció alejarse brevemente, pero regresó para un segundo ataque.
En este segundo asalto, el paquidermo embistió a una de las mujeres, golpeándola con la trompa y sumergiéndola bajo el agua. La víctima sobrevivió porque el elefante perdió de vista su posición en el agua turbia y abandonó el ataque tras unos segundos. Su esposo acudió y la ayudó a incorporarse hasta alcanzar la ribera.
A pesar de la extrema violencia del suceso y del hecho de encontrarse en aguas rodeadas de cocodrilos e hipopótamos, todos los turistas resultaron ilesos. Sin embargo, perdieron sus equipos fotográficos y varios móviles de alto valor durante la huida.
Suerte decisiva
Testigos y expertos consultados por el Daily Mail coincidieron en que la fortuna fue decisiva en la supervivencia de los turistas. Un ex guardabosques sudafricano afirmó que los cuatro "podrían haber muerto fácilmente" a manos del animal enfurecido.
Además del peligro directo del elefante, un testigo llamado Kakwele Sinyina destacó el riesgo ambiental: "Si el elefante no los alcanzaba, hay muchos cocodrilos y grandes hipopótamos que podrían haberlos matado".
Este suceso ha reavivado el debate sobre la seguridad en los safaris africanos, especialmente en actividades que implican la proximidad a la fauna salvaje. El Delta del Okavango es un destino que atrae a cerca de dos millones de turistas al año. Los elefantes africanos, catalogados como especie en peligro de extinción, pueden alcanzar 4 metros de altura y son responsables de unas 500 muertes humanas anualmente.