El Museo del Louvre, la pinacoteca más visitada del mundo, vivió este domingo un robo de proporciones históricas: ocho joyas de la corona francesa, valoradas en 88 millones de euros. Según la fiscal de París, Laure Beccuau, desaparecieron tras un asalto ejecutado por cuatro individuos que lograron escapar en scooters. El hecho no solo impactó por el valor económico de los objetos, sino por su importancia histórica y cultural, un patrimonio que representa siglos de historia francesa.
La fiscal Beccuau lidera la investigación junto a un equipo de cerca de 100 investigadores y no descarta la existencia de cómplices dentro del museo. Según declaró, los delincuentes utilizaron un vehículo montacargas obtenido mediante un alquiler falso para aparentar una mudanza, lo que les permitió acceder a la Galería de Apolo, forzar una ventana y sustraer las joyas en menos de ocho minutos.
“Los ladrones que se llevaron estas gemas no ganarán 88 millones de euros si tienen la muy mala idea de desarmarlas. Esperamos que piensen en esto y no destruyan estas joyas sin sentido”, advirtió Beccuau en una entrevista con RTL.
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La fiscal Laure Beccuau confirmó que se analizan huellas y grabaciones de cámaras de seguridad para identificar a los cuatro sospechosos.
EFE
Un golpe relámpago que pone en jaque la seguridad del Louvre
El robo, perpetrado a plena luz del día, reavivó el debate sobre la seguridad en los museos franceses, cuestionando el correcto funcionamiento de cámaras y sistemas de vigilancia. La ministra de Cultura, Rachida Dati, defendió públicamente la actuación del personal y el sistema de seguridad del museo: “La seguridad del museo del Louvre no falló, eso es un hecho”.
Sin embargo, informes previos del Tribunal de Cuentas de Francia alertaban sobre un retraso persistente en la modernización de la seguridad en la pinacoteca. Según el documento que abarca 2019-2024, solo una cuarta parte de una de las alas estaba completamente cubierta por videovigilancia, lo que dejaba vulnerabilidades notables.
La presidenta del Louvre, Laurence des Cars, advirtió en enero sobre el “preocupante nivel de obsolescencia” del museo, señalando la necesidad urgente de renovaciones. Tras el robo, la dirección defendió la calidad de las vitrinas donde se encontraban las joyas, instaladas en 2019, asegurando que representaban un avance significativo en seguridad y que, de no haberse renovado, habrían tenido que retirarse las piezas de la exposición al público.
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Los ladrones ingresaron por una ventana de la Galería de Apolo utilizando un montacargas y huyeron en menos de ocho minutos.
EFE
La búsqueda de los responsables y las joyas
Los investigadores trabajan bajo la hipótesis de que se trata de un grupo de crimen organizado. Analizan grabaciones de cámaras dentro y alrededor del Louvre, así como en las principales autopistas que conectan con París, en busca de los cuatro sospechosos. Beccuau confirmó la presencia de cuatro individuos durante el asalto, aunque no descartó la existencia de cómplices internos, manteniendo abierta la investigación sobre posibles colaboradores en el museo.
El vehículo montacargas, alquilado con un pretexto de mudanza, permitió a los delincuentes subir por la fachada del Louvre, acceder a la Galería de Apolo y romper las vitrinas donde se encontraban los valiosos objetos. La alarma del museo se activó inmediatamente, y la policía llegó al lugar en apenas dos o tres minutos, aunque los ladrones ya habían huido.
Entre los objetos robados destacan:
- Una diadema de zafiro, un collar y un pendiente vinculados a las reinas Marie-Amélie y Hortense.
- Un collar y pendientes de esmeraldas del conjunto de la emperatriz Marie-Louise.
- Un broche relicario.
- La diadema de la emperatriz Eugénie y su gran broche de lazo de corsage, un conjunto imperial del siglo XIX.
Una novena joya se cayó durante la huida y ya fue recuperada. Según la fiscal, el valor económico es significativo, pero el valor histórico y cultural de las piezas es incalculable, pues forman parte del legado patrimonial de Francia.
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Entre las piezas robadas se encuentran la diadema de la emperatriz Eugenia y un conjunto de esmeraldas perteneciente a Marie-Louise, esposa de Napoleón Bonaparte.
EFE
Reacciones oficiales y repercusiones
El ministro del Interior, Laurent Nuñez, calificó el robo como “una herida para todos”, destacando la importancia del Louvre como símbolo cultural y patrimonio compartido. A pesar de la alarma y la rapidez del asalto, la policía mantiene la hipótesis de que no se usó violencia directa contra empleados, aunque los ladrones intimidaron a un trabajador del supuesto servicio de mudanza.
El golpe generó preocupación sobre la seguridad en otros museos franceses, en un contexto donde varios robos recientes habían demostrado vulnerabilidades similares. La ministra de Cultura inició una investigación administrativa paralela a la policial, con el objetivo de garantizar transparencia y evaluar posibles mejoras en los sistemas de protección.
Las joyas, pertenecientes al período napoleónico y vinculadas a la realeza francesa, no solo tienen valor monetario, sino que son símbolos históricos que representan siglos de la monarquía y la cultura francesa. La fiscal Beccuau reiteró que los ladrones no podrán comercializar estas piezas sin destruirlas, un riesgo que las hace prácticamente imposibles de vender en el mercado legal, aumentando la presión sobre la investigación.
Mientras tanto, la policía sigue buscando pistas: huellas, grabaciones y posibles testimonios que permitan reconstruir la ruta de escape de los delincuentes. La investigación incluye la revisión de cámaras en las autopistas y alrededores de París, en un intento por rastrear a los responsables y recuperar las joyas antes de que se pierdan para siempre.