Un equipo de investigación se encontraba en el barco de la Universidad de Auckland haciendo estudios en el golfo de Hauraki, cerca de la isla Kawau, capturó una misteriosa escena. Los científicos vieron una enorme aleta dorsal sobresalir del agua y sabían que se trataba de un tiburón, pero el enorme pez llevaba un huésped sobre el lomo.
Para poder ver mejor y no molestar al animal, los investigadores usaron un dron para ver que era esa mancha naranja que estaba cerca de la cabeza del tiburón. "Lanzamos el dron, metimos la GoPro al agua y vimos algo inolvidable: un pulpo posado sobre la cabeza del tiburón, aferrándose con sus tentáculos", explicaron.
Descubrieron que un pulpo se había apoyado sobre el tiburón, como si buscara un paseo gratis. Fue un hallazgo realmente misterioso porque los pulpos viven principalmente en el fondo del mar, mientras que los tiburones mako de aleta corta no prefieren las profundidades.
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"El pulpo debió vivir una experiencia increíble, ya que la especie de tiburón más rápida del mundo puede alcanzar los 50 km/h", explicó uno de los testigos.
Mediante monitoreo por avión, barco y dron, el proyecto de investigación Pulso del Golfo ha aprendido mucho sobre los patrones y el comportamiento de los tiburones más grandes del Golfo durante los meses de verano y sus alrededores.