Misterio en Corea del Sur: La increíble mutación genética en mujeres "sirenas" que asombra a la ciencia
En la isla de Jeju, las Haenyeo bucean a pulmón hasta los 80 años. Un estudio revela que su ADN cambió para resistir el frío y la presión extrema del océano.
La mutación genética de las Haenyeo, las recolectoras de mariscos en Corea del Sur
En la isla de Jeju, Corea del Sur, existe un grupo de mujeres que parecen desafiar las leyes de la biología. Se las conoce como Haenyeo o "mujeres del mar", y su oficio consiste en sumergirse a pulmón, sin tanques de oxígeno, para recolectar mariscos a profundidades de hasta 10 o 15 metros.
Lo que comenzó como una necesidad económica hace siglos, terminó provocando una modificación genética única en el mundo. A sus 70 u 80 años, estas mujeres siguen buceando en aguas gélidas, incluso estando embarazadas.
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Las Haenyo en acción en Corea del Sur.
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Un corazón que entra en "modo ahorro"
El estudio de sus cuerpos generó impacto en la ciencia. Al sumergirse, las Haenyeo activan un reflejo de inmersión potenciado: su ritmo cardíaco disminuye hasta un 50%, permitiéndoles conservar oxígeno de manera excepcional.
Mientras que en una persona promedio la presión arterial subiría por el estrés del frío, en las Haenyeo sucede lo contrario: su presión se estabiliza o incluso baja. Según los investigadores, esto no es solo entrenamiento; es evolución pura.
La mutación genética y el embarazo de las Haenyeo
Un estudio reciente identificó variantes genéticas específicas vinculadas al control de la presión arterial, como la variante rs66930627, que es cuatro veces más común en ellas que en los coreanos del continente.
Este cambio genético habría surgido como una adaptación para proteger a las mujeres que buceaban durante el embarazo, mitigando riesgos como la preeclampsia. Es, literalmente, un "superpoder" escrito en su ADN para sobrevivir a su entorno laboral.
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Un patrimonio que se apaga en Corea del Sur
A pesar de ser declaradas Patrimonio Cultural Inmaterial por la UNESCO en 2016, esta tradición milenaria corre peligro. En los años 60 eran más de 20.000; hoy apenas quedan unas 2.500.
Las nuevas generaciones prefieren empleos más cómodos en el turismo o la ciudad, dejando este legado biológico en manos de las últimas "sirenas" de Jeju.