En Aconcagua Radio conversamos con Augusto Grilli Fox para entender el impacto político y social que genera el traslado de Jair Bolsonaro a prisión. Un hecho que reconfigura el tablero brasileño, pero también el clima regional y la agenda bilateral con Argentina.
El analista contextualiza el avance judicial sobre el expresidente, la lectura que hace la justicia de sus movimientos recientes y las implicancias para los demás procesados por el intento de golpe de Estado de enero de 2023. Cada pocas semanas aparece un nuevo episodio sobre su situación judicial. Esta vez, la polémica se reavivó por su detención preventiva, motivada por la manipulación de la tobillera electrónica.
Grilli Fox explica que los hechos de los últimos días desataron una fuerte preocupación institucional:
“Tal cual. De hecho, cuando uno toma lo que pasó con su tobillera en la última semana, a partir de lo cual se desencadenó su detención preventiva, empieza a ver acciones desesperadas. No se identifica una planificación, sino movimientos desordenados.”
El analista recuerda también el episodio de su estadía de 48 horas en la embajada de Hungría, que encendió todas las alarmas en Brasilia. Ese comportamiento, sumado al argumento presentado por la defensa —según el cual Bolsonaro habría sufrido un ataque psicótico por la combinación de medicamentos— fue determinante para que la justicia ordenara su traslado.
Riesgo de fuga, poder residual y horizonte judicial
Grilli Fox señala que, aunque la justicia justifica la decisión por riesgo de fuga y posible entorpecimiento de la investigación, también pesa la enorme capacidad de maniobra que aún conserva Bolsonaro.
“Con los recursos económicos que tiene, tranquilamente podría organizar una fuga. Además, mantiene contactos activos dentro de las Fuerzas Armadas.”
Al mismo tiempo, el analista considera que esta situación probablemente no será permanente:
“Creo que esto terminará decantando en argumentos sanitarios para volver a una prisión domiciliaria. Pero por ahora va a permanecer en la celda de 12 m² que se le asignó, bastante cómoda para los estándares del sistema penitenciario.”
El escenario electoral brasileño
La detención ocurre en un momento clave: Brasil se acerca a un nuevo proceso electoral, donde Lula ya confirmó que será candidato y la derecha busca ordenar su liderazgo.
Grilli Fox anticipa que el avance judicial puede repercutir en esa disputa: “Estas condenas siempre están muy marcadas por la política. Ahí se juega buena parte del futuro de Bolsonaro y del propio espacio opositor.”
Bien, ¿qué pasó con los otros procesados?
La entrevista avanza hacia un punto crucial: el destino de los demás implicados en el asalto a los tres poderes del Estado en Brasilia.
“Sí, totalmente. Esto se da a partir de un intento de golpe de Estado, una copia muy similar a lo que fue el Capitolio en Estados Unidos, aunque con matices propios.”
Entre ellos, un capítulo especialmente delicado es la situación de los procesados que escaparon a Argentina y están identificados en el país. Un eventual pedido de extradición podría tensar aún más la relación bilateral.
Grilli Fox señala que el manejo de este tema será una prueba para el gobierno de Javier Milei:
“Puede ser que empiece a aplicar un pragmatismo por necesidad, lo cual también podría trasladarse al plano regional.”
Un tablero regional en movimiento
La política exterior de Argentina y Brasil está atravesada por tensiones, pero también por señales de acercamiento y pragmatismo. Grilli Fox menciona el caso de Donald Trump y sus instancias de diálogo, un ejemplo de cómo los vínculos pueden enfriarse y luego recomponerse.
El arresto de Bolsonaro es, en definitiva, un episodio que reordena fuerzas, desafía liderazgos y obliga a ambos países a recalibrar su relación diplomática.
Un capítulo más —pero no menor— en el complejo mapa político del continente.
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