El trágico destino del "Popeye ruso": los médicos avierten que podría perder ambos brazos
Kirill Tereshin, influencer y exluchador de MMA, sufre infecciones por el uso de synthol. Los médicos intentan evitar la amputación con cirugías complejas.
Kirill Tereshin, conocido como el “Popeye ruso”, mostró durante años sus bíceps gigantes en redes, sin dimensionar el daño que el synthol causaba en sus brazos.
Kirill Tereshin, influencer y exluchador de MMA conocido como el “Popeye ruso”, atraviesa uno de los momentos más críticos de su vida. A sus 29 años, podría perder ambos brazos después de años inyectándose synthol para aumentar desmesuradamente el volumen de sus bíceps, una práctica que exhibió en redes sociales pese a las reiteradas advertencias médicas.
Tereshin comenzó a inyectarse synthol en 2017 y rápidamente convirtió sus bíceps en un fenómeno viral, comparándose con el famoso personaje de animación. Sin embargo, detrás de las fotos y videos había un cuadro silencioso: fibrosis del tejido, necrosis y destrucción progresiva de la musculatura.
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Los médicos ya le extrajeron grandes cantidades de material oleoso y tejido muerto, pero las infecciones y la necrosis mantienen en riesgo sus extremidades.
Instagram Kirill Tereshin
En 2019 ya tuvo que pasar por una primera cirugía, cuando las heridas dejaron de cicatrizar y el deterioro se hizo evidente. Desde entonces, distintos equipos médicos han logrado extraer libras de material oleoso y tejido muerto de sus brazos. El daño, no obstante, siguió avanzando.
Infecciones severas y tiempo en contra
Hoy su estado de salud vuelve a ser crítico. Las infecciones severas derivadas de las sustancias inyectadas han comprometido de tal manera los tejidos que los especialistas plantean la amputación como escenario posible si no se logra revertir el cuadro.
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A los 29 años, el influencer enfrenta nuevas intervenciones y la posibilidad real de amputación, en un caso extremo de los peligros de la búsqueda de fama viral.
Instagram Kirill Tereshin
Médicos como Dmitry Melnikov, de la Universidad Estatal de Moscú, advirtieron que la extensión de las lesiones fue tan grave que la vida de Tereshin llegó a estar en riesgo si el compuesto no se retiraba.
Actualmente se analizan operaciones con injertos de piel para intentar salvar las extremidades, pero los resultados de los estudios clínicos retrasan cualquier intervención.