Almirón rescató al Deportivo Maipú ante Racing de Córdoba y es el nuevo puntero

Con un doblete del delantero ex Boca, el Cruzado venció 2-1 a la Academia de Nueva Italia y se subió otra vez a lo más alto de la Zona B de la Primera Nacional. Si bien todavía faltan once fechas, los hinchas se fueron eufóricos y muy ilusionados con el campeonato.

Ezequiel Almirón festeja el segundo gol del Deportivo Maipú ante Racing de Córdoba / Orlando Pelichotti.
Ezequiel Almirón festeja el segundo gol del Deportivo Maipú ante Racing de Córdoba / Orlando Pelichotti.

Este equipo tiene huevo, tiene huevo y corazón, este equipo tiene todo, todo para ser campeón”, suena de fondo mientras los jugadores de Maipú saludan a los cuatro costados del estadio Omar Higinio Sperdutti como si se tratara de una vuelta olímpica. “Sooooooy Cruzado, sooooooy Cruzado, soooooy Cruzado, yo soooooy”, cantaban desde la platea techada. Los hinchas de Maipú se fueron de calle Vergara con el corazón explotado de felicidad. No es para menos...

Después del empate agónico de Atlanta ante Independiente Rivadavia el sábado por la noche, el Súper Dépor tenía un objetivo bien marcado; ganar para recuperar la cima. Yel equipo de Luis García cumplió con su cometido: venció 2-1 a Racing de Córdoba y es el flamante puntero de la Zona B de la Primera Nacional.

Con nuevo esquema (sacó un lateral derecho y colocó a un centrodelantero- el 3-4-1-2 sin posiciones fijas fue un acierto en esa primera etapa de fútbol total de Maipú, un equipo sin posiciones fijas que se ordena y desordena a partir de la posición, circulación y recuperación de la pelota. Por eso, el Cruzado rota permanentemente en todos los sectores de la cancha.

Salvando las enormes distancias, por momentos, este Maipú parece la Holanda del ‘74. Al menos, maneja conceptos parecidos. Entonces, Fausto Montero aparece como falso “9″, Santi González da una mano en el lateral derecho, Rubens Sambueza arma juego desde la posición de marcador central, Agustín Manzur es capaz de meterse en la línea de tres centrales e Imanol González tiene la misma asombrosa capacidad en el juego aéreo ofensivo que a la hora de conducir en salida desde el fondo.

A todo ese funcionamiento aceitado le agrega la voracidad de atacar siempre y en cada momento. De hecho, casi sale a la cancha con un gol desde los vestuarios: Sambueza asistió de emboquillada a Ezequiel Almirón, quien en lugar de rematar al arco prefirió mandar un centro atrás que no llegaron a conectar ni Luciano Herrera ni Gonzalo Klusener.

En ese inicio altanero, Maipú fue claro dominador del partido. Claro que casi todo se circunscribía hasta tres cuartos de cancha. Faltaba el “punch” necesario en la definición. Del otro lado, el exclusivo argumento de Racing de Córdoba era dividir el balón para buscarlo a Bruno Nasta con pelotazos desde el fondo, salteando líneas de presión alta del rival.

La posesión y el dominio territorial y psicológico del partido seguían siendo de Maipú, que hacía circular por todos los sectores del campo de juego. Y lo que falta, llegó bajo el ritmo de la zurda mágica de Rubens Sambueza, quien tras asociarse por la derecha con los “viejitos piolas”(Klusener y Montero), metió un centro perfecto, de cachetada, con tres dedos, a la cabeza de Ezequiel Almirón, quien definió de pique al suelo.

En los diez minutos posteriores al 1-0, Maipú siguió jugando el fútbol que le gusta a la gente. Eso sí, como cualquier elenco mortal, a veces se va del partido. Y entre los 30′ y los 40′, la Academia cordobesa comenzó a llegar y a preocupar sin demasiada elaboración de juego. Primero, con un remate de Franco Coronel que pasó cerca del palo. Después, con un cabezazo de Nasta y, por último, con un remate de Oyola desde afuera que se fue alto. Especialmente por los costados, Maipú tenía dificultades para marcar los pelotazos cruzados y al cajón del equipo de Diego Pozo.

Con Sambueza y Klusener tocados, Luis García rearmó el dibujo táctico de Maipú. Adentro Luciano Paredes y Rodrigo Ramírez para armar un 4-4-2 con Santi González y Almirón de punta. Maipú perdía a su estratega, a la usina generadora de fútbol. Para colmo de males, Franco Coronel apareció por la izquierda, quebró la cintura ante el ingresado Paredes y con un remate cruzado, al segundo palo, puso el 1-1. El buen delantero ramallense ya había amargado al Botellero jugando para la Lepra en calle Vergara durante la temporada pasada.

Santi González estaba encendido. Y en la siguiente acción por derecha fabricó una falta. El centro del propio Mágico cayó en la cabeza de Imanol González, quien metió un cabezazo que pegó en el palo derecho, recorrió la línea y volvió a pegar en el palo izquierdo mientras todo el estadio gritaba el ¡goooooouuuuhhhh!

Al igual que Atlanta el sábado en el Bautista Gargantini, los jugadores de la Academia se dedicaron a tirarse para hacer que pasara el tiempo. Fueron más de cinco veces en un puñado de minutos. Un tiempo que a Racing le iba a faltar después...

Sin Sambueza, a Maipú le costaba una enormidad generar situaciones en el segundo tiempo carecía de fútbol en la zona de gestación. Y cuando empezaban a bajar los murmullo y las cosas no salían, Santi desbordó otra vez por derecha y mandó un centro al corazón del área que Rinaudo no pudo despejar, y Almirón estaba en el momento justo y en el lugar indicado para empujarla al fondo de la red: 2-1 y fiesta descontrolada en la Fortaleza de Vergara. Al menos hasta el próximo fin de semana, la punta de la Zona B es solo propiedad cruzada.

Las estadísticas de Maipú-Racing de Córdoba minuto a minuto

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