Los Food truck

La comida “sobre ruedas” está haciendo furor en varios países europeos y Estados Unidos y ya llegó a la Argentina. De todos modos, no puede olvidarse aquellos primeros carritos en la Costanera de la ciudad de Buenos Aires, que dieron impulso a esa parte del Río de la Plata que nadie miraba.

Eran carritos montados sobre ruedas, que se tornaron inmóviles y luego se transformaron en restaurantes, pero popularmente siguieron conociéndose como “carritos”. Lo mismo en Mendoza, en la Alameda o el Parque General San Martín.

Los nuevos carritos, llamados en inglés food truck (“camión de comida”) y surgidos a fines del siglo XIX en Texas (Estados Unidos), tienen una tradición añeja y son más pretenciosos.

Entre otras carencias, en esos vastos territorios carecían de servicios de comidas. Entonces, un ganadero compró un antiguo vagón de tren y lo llenó de alimentos en conserva, agua y leña para que los cowboys pudieran tener una comida caliente.

A comienzos del siglo XX, en grandes ciudades como Nueva York, Chicago y San Francisco, proliferaron esos comedores sobre ruedas, una solución para los trabajadores nocturnos y las largas distancias a recorrer.

Los food trucks actuales son grandes emprendimientos que ofrecen, en general, platos gourmet. En Miami, la cadena Che Grill ofrece las tradicionales empanadas y carnes argentinas. Viajeros de estas pampas solidificaron el negocio de ese furgón pintado de celeste y blanco.

También en Miami, Ms. Cheezious, prepara el tradicional grilled cheese sandwich –manjar de queso con decenas de variedades– y la exquisita sopa de tomate para mojar el sandwich.

La tendencia es frecuente en Londres (Inglaterra), Milán (Italia) y París (Francia) y también tiene miles de adeptos en Medellín y Bogotá (Colombia). En México, comer en la calle es un ritual. Los platos –rápidos, ricos y saludables– son la mejor alternativa para evitar la comida “chatarra”.

Si bien los menúes suelen ser acotados, se especializan de manera de lograr alta calidad en las limitadas opciones: desde tacos, Ceviche y shawarma hasta wafles, cupcakes, sopas y novedosos sandwiches vegetarianos.

En Montevideo (Uruguay), los tres locales de venta de rawfood (comida en crudo) Mercado Verde son carritos que se desplazan hasta sitios privados para brindar su servicio en eventos.

En la Costa Brava española, Mr Frank and the Butis es un servicio de catering de bocadillos de butifarra. Hacen su propia ruta por eventos y festivales del país y promocionan su recorrido por Facebook.

En una Volkswagen Caravelle celeste que remolca un trailer, La Jamoneta ofrece el auténtico Jamón Ibérico Puro de Bellota, de Sánchez Romero Carvajal.

En las calles de Buenos Aires se puede vender hamburguesas, panchos, embutidos y manzanas caramelizadas, pero los food trucks aún no tienen quién los regule. Por ahora son moda en los eventos, como en Mendoza.

Entonces cuando se puede hay que deleitarse con el Coffee Avenue, la primera cafetería móvil de la Argentina, que sirve un café recién molido y tostado, acompañado de muffins, brownies, cookies o medialunas.

El carrito Hollywood Dogs vende panchos con salchichas de carne vacuna y condimentos de barbacoa, chilli, sauerkraut, pimientos rojos y cebolla caramelizada.

En las ciudades donde funcionan, lo bueno de los food trucks es que suelen desplazarse por las avenidas y parar allí donde los comensales aprovechan “otro menú” a precios más que razonables.

Si bien hay mucho “exotismo” en estas propuestas, ahora reclamamos los lomitos completos en las calles de Mendoza, los menúes vegetarianos y gourmets.

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