Garavaglia: el caso "maldito” y angustiante de San Rafael

Hace días se cumplieron 35 años de la desaparición de Oscar Garavaglia. El chico tenía 17 años y había ido al campo con un grupo de amigos. El caso ni siquiera llegó a juicio. Tres de los involucrados murieron. Vericuetos de una verdad que siempre se pres

Cada 12 de enero desde hace 35 años, en la familia Garavaglia de San Rafael reina el silencio. Sus allegados saben que deben evitar tocar el timbre de la casa de calle Bufano al 200.

Porque el 12 de enero de 1979 esa familia se enteró de que Oscar, de por entonces 17 años, había desaparecido en la zona de El Nihuil mientras pasaba unos días de campo junto con cuatro amigos y el padre de uno de ellos.

El grupo estaba compuesto por los jóvenes Oscar Garavaglia, Daniel Vidalled, Alfredo Alonso Decarre, Horacio Nardoni y Julio Pérez Sierra, todos entre 17 y 18 años, jóvenes de clase media; el mayor que estaba a  cargo era Atanasio Pérez Confetti (padre de Pérez Sierra). De esas seis personas, uno (Oscar) está desaparecido; y tres de ellos murieron.

Habían salido de San Rafael el 9 de enero e hicieron campamento en el Club de Pescadores de El Nihuil. El día 11, uno de los chicos, Alonso Decarre, regresó porque se había accidentado. Al día siguiente (el 12), según los cinco que quedaron con Oscar, salieron a cazar piches en el campo cerca del cerro Nevado.

Los jóvenes se dividieron en dos grupos y se juntarían a las 20 en la camioneta de Pérez Confetti. Llegaron todos menos Oscar. Esa noche fue que llamaron a los Garavaglia para informarles de la desaparición.

Nadie recuerda una búsqueda tan intensa en El Nihuil. Llegaron a ser más de 400 personas las que rastrearon las huellas del chico que nunca regresó del campo. Rápidamente comenzaron las acusaciones de los Garavaglia contra "el grupo" (como ellos comenzaron a llamar a los que estuvieron con Oscar).

Una de las hermanas del chico desaparecido, en medio de la búsqueda, dijo que la mamá de Nardoni (de nombre Ada) llevaba colgada una crucecita que era de su hermano.

En lo judicial, el caso recaló en el juez de instrucción Carlos Bernaldo de Quirós, quien caratuló al hecho como "averiguación paradero". En los años que tuvo el expediente en su poder -1979-82- Bernaldo de Quirós no logró avances, pero sí críticas de los Garavaglia.

El único detenido por esos años fue un sujeto que quiso cobrarle a la familia del desaparecido a cambio de datos: resultó ser un vivillo que estuvo preso por horas.

De Quirós, en una medida que muchos consideraron delirante, llegó a convocar a Fabio Zerpa (especialista en ovnis) porque consideraba la posibilidad de que el chico hubiera sido “abducido por una nave extraterrestre”.

Familias peleadas

A partir del caso, los Garavaglia rompieron relaciones con las familias de los involucrados. Mientras que el caso no prosperaba, por más que el DNI de Oscar apareciera en la casa de Ada Nardoni días después de que el chico se esfumara.

Esa enemistad traspasó generaciones: aún hoy ningún Garavaglia se habla con los familiares de los involucrados ni con sus descendientes.

Los años pasaron con el expediente sin moverse; no hubo jueces ni tampoco voluntad de esclarecer el caso. A tal punto que el secreto de sumario se prolongó por 18 años y tres meses.

Recién el 22 de abril 1998, el juez José Luis Martino -quien había tomado el caso en 1989- mandó a detener a tres personas: acusó del homicidio de Oscar a Pérez Sierra y Vidalled; mientras que a Ada Nardoni le endilgó encubrimiento.

Los otros dos sospechosos habían muerto: a Horacio Nardoni lo asesinaron en San Luis en 1989, lo hizo el novio de su empleada doméstica. Pérez Confetti falleció en la calle de un infarto en 1992.

Aquellas detenciones conmocionaron San Rafael. "Después de 19 años, 3 detenidos por el caso Garavaglia" titularon los diarios. Sin embargo, nada pasó. Los acusados estuvieron detenidos pero no se les pudo comprobar ninguna participación: todos se aferraron a lo que habían dicho en 1979. Y quedaron libres. En mayo de 1999 el caso Garavaglia prescribió y los tres imputados fueron sobreseídos definitivamente. Unos años más tarde, mientras pescaba con uno de sus hijos en El Nihuil, Pérez Sierra murió de un infarto: era el tercero involucrado que moría.

En 2005, poco después de que sufriera un feroz asalto en su casa, fallecía el abogado Bernaldo de Quirós. Por esa sucesión de muertes es que algunos consideran al caso Garavaglia rodeado de un aura de desgracia.

Daniel Vidalled, hoy arquitecto y único sobreviviente de aquellos cinco que estuvieron el 12 de enero de 1979 en El Nihuil, nunca quiso hablar del caso con la prensa. Otro tanto pasa con el odontólogo Alonso Decarre, el que se fue del campamento un día antes de la desaparición de Oscar.

Huesos

El viernes 19 de marzo de 2004, otra noticia convulsionó a San Rafael. A 25 años de la desaparición de Oscar, una mujer de nombre Carmen -quien creía que estaba a punto de morir- le dijo a su hija que un puestero de la zona del Cerro Nevado llamado Nolasco González le había confesado que Garavaglia había sido asesinado y enterrado. La hija de Carmen dio a conocer la versión de su madre y el comentario llegó a la policía.

Durante días se excavó en la zona donde estaría el cuerpo, pero otra vez no hubo buenas noticias para los Garavaglia. Los huesos allí en el medio del campo pertenecían a indígenas.

Esa fue, quizás, la última luz de esperanza para la familia afectada. Porque el caso ni siquiera llegó a juicio.

En 2009, la Suprema Corte de Mendoza -avergonzada por la actuación de la Justicia- ordenó a la Provincia el pago de 120 mil pesos para los Garavaglia. "La verdad es que la plata importa nada", dijo en su momento Nieves, mamá de Oscar.

Sin noticias

De aquella vez, no hubo noticias rutilantes en torno a la desaparición más misteriosa y angustiante que se recuerde en San Rafael.

Los cuatro hijos de Nieves y Oscar Garavaglia (ambos de 84 años) les dieron nietos que ya son adolescentes y que están al tanto de la historia del tío que una vez se fue de campamento al campo y nunca regresó. Por eso saben que los 12 de enero no hay que tocar el timbre en la casa, para que a los abuelos, que ya están grandes, no les invada la ilusión de que sea Oscar, que ha vuelto de su limbo después de 35 años.

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