Michael Halstrick: “Hay que mostrar calidad en los vinos para ser competitivos en la exportación”

El CEO y propietario de Bodega Norton charló con Los Andes en el marco de la celebración de los 100 puntos Suckling con un Semillón de 1959, una rareza en el vino argentino.

Michael Halstrick lleva más de 30 años en Mendoza trabajando en Norton, la bodega de la familia Swarovski. - Gentileza
Michael Halstrick lleva más de 30 años en Mendoza trabajando en Norton, la bodega de la familia Swarovski. - Gentileza

Los documentos oficiales dicen que su nombre es Michael Halstrick y que nació en Alemania, pero sus ya más de 30 años en Argentina como CEO y propietario de Bodega Norton lo han convertido en Miguel, quien encontró en Mendoza y el vino su lugar en el mundo y su pasión.

Es que la calidez y el perfecto español con el que se predispone a charlar con cada uno de los invitados al cóctel de celebración por los 100 puntos por parte del crítico James Suckling que logró del Semillón de 1959 apenas dejan ver al europeo que desde los cuatro años vivió en Austria, cuando su madre, Maya, se casó Gernot Langes Swarovski, miembro de la familia propietaria de una gran empresa, imperio del cristal tallado de lujo.

En este marco, ya en el presente, fue que Michael o Miguel charló con Los Andes del hito que significó, no solo para la bodega, sino para el vino argentino, haber conseguido una calificación “perfecta” para un blanco de más de 60 años. Su rol como guardián de la historia nacional, la competitividad de Argentina en el exterior, los planes a futuro y más, fueron algunos temas de los que habló.

Michael Halstrick, el CEO de Bodega Norton. - Gentileza
Michael Halstrick, el CEO de Bodega Norton. - Gentileza

- ¿Cómo plantearon desde su llegada esta misión de preservar parte de la historia del vino argentino en su cava?

- Nosotros entendimos que teníamos esa misión. Cuando compramos Norton sabíamos que era parte del patrimonio de la vitivinicultura argentina y no llegamos a “destruir” parte de esa historia ni querer borrar todo el legado desde nuestra llegada. Lo que buscamos justamente es construir sobre los tesoros que uno encuentra.

Para nosotros, esa biblioteca de vino, como la llamamos internamente, es un patrimonio importantísimo porque nos ayuda a inspirarnos y ver lo que ha pasado en la historia para pensar el futuro.

Queremos construir sobre esa base. Creo que especialmente el negocio del vino y la pasión con la que se trabaja siempre está apoyada en esas bases del pasado. También tenemos viñedos de más de 100 años, pero es nuestro patrimonio y no lo vamos a arrancar para poner otra cosa, es algo que no podemos borrar y se transforma en parte de nuestro origen también.

- Pero también es una realidad que en Argentina no siempre se ha tenido conciencia de esto…

- Sí, pero no sé si puedo hablar tanto por Argentina. Para nosotros, para mi familia y para mí, darles el valor a las cosas antiguas es algo muy importante y siempre lo ha sido. Siempre vamos a ir en esa dirección y creo que es lo que hace la diferencia. Hay que entender que son diferentes momentos y uno va captando como fotos de lo que va sucediendo. Quizás yo no estaba vivo en ese momento, pero eso se convierte en una muestra de lo que fue y nos ayuda a reflexionar un poco sobre el pasado. Hay que entender eso y que en un futuro otras generaciones puedan disfrutar de un vino que nosotros elaboramos en esta cosecha.

Es algo que emociona y que tiene que valorarse, porque hace especial a Argentina. El país siempre fue un gran consumidor y productor de vino, pero el mundo no lo sabía. El Semillón 1959 que fue premiado es un vino que ya se consumía hace más de 60 años y el reconocimiento internacional sirve para dar a conocer algo que venimos disfrutando desde hace muchos años sin que nadie sepa. Era nuestro secreto -risas-.

Norton continúa guardando lo mejor de cada añada para disfrutarlo en el futuro. - Gentileza
Norton continúa guardando lo mejor de cada añada para disfrutarlo en el futuro. - Gentileza

- ¿Qué planean hacer de cara al futuro con esta cava histórica o biblioteca, como la llaman ustedes?

- Tiene que seguir creciendo. Ya estamos poniendo en valor algunas añadas o algunas ediciones limitadas que tenemos y que queremos mantener vivos en la biblioteca para que la gente siga leyendo cosas nuevas. No me gusta decir cava porque suena muy antiguo, en cambio la biblioteca remite a la diversidad. Queremos seguir coleccionando nuevos momentos para el futuro.

- Desde lo económico, ¿qué tan costoso es almacenar durante tanto tiempo vinos y sostener una estructura como la de la cava de Norton?

- Lo vemos como una inversión y no como un costo. Para mí esto nos permite unir personas, hablar de nuestra historia y compartir. Eso no es un gasto, es algo que tenemos que hacer y vamos a seguir haciéndolo. Por supuesto, no vamos a poner en guarda toda la bodega, pero si reservamos una porción, partidas muy pequeñas y especiales que dan de hablar del momento específico de la vida de uno, o de otros en el futuro, eso ya lo dejo para los que vengan. Eso es parte de la idiosincrasia del europeo, el pensar más allá de mi persona, sino en nuestros hijos y más allá de una generación y el vino se presta para eso.

Michael Halstrick junto a David Bonomi, enólogo de Norton, en la cava de la bodega. - Gentileza
Michael Halstrick junto a David Bonomi, enólogo de Norton, en la cava de la bodega. - Gentileza

- ¿Cuánto del know how empresarial de la familia Swarovski han aportado al negocio del vino?

- El know how lo tiene la tierra, ahí nace todo. También lo tiene la gente que se encarga de transformar el fruto que da la tierra, en distintas situaciones y alturas, y lo llevan hacia la botella.

Nosotros aportamos llevar el producto al mundo. Buscar el lugar perfecto y hacer el vino, es una inversión. Las joyas de Norton las llevamos a 70 países del mundo, somos la quinta bodega en exportación. Logramos expandirla y, como dice Frank Sinatra, “spreading the news”. Hay que trabajar y hacer crecer a Norton y Argentina en sí mismo. Todos tenemos que hacerlo mejor y creo que la industria lo está logrando.

- Mencionás las exportaciones, pero el contexto del país no es el mejor para salir a vender al mundo…

- Hay que seguir empujando para adelante y exportar. Es el objetivo que tiene que tener el país y hay que buscar generar valor agregado, algo que el vino que producimos aquí lo tiene.

- ¿Cómo logran ser competitivos?

- La respuesta es mostrar calidad. Es un mercado muy competitivo, pero nuestro diferencial tiene que ser la calidad y la consistencia, algo que es fundamental.

- De cara a los 130 años de la bodega, ¿cuáles son los objetivos?

- Queremos seguir creciendo, desarrollando nuevos mercados y seguir sacando nuevos vinos para que sigan hablando de Norton en el mundo.

- ¿Qué cambió para Norton haber logrado un vino “perfecto” para la crítica internacional?

- Siempre es muy importante mostrar lo que uno tiene y que sigue creciendo. Tenemos muchos premios obtenidos a través de los años, especialmente en la última década. Los 100 puntos es una noticia que muestra que la marca sigue viviendo y sigue demostrando su calidad.

Esto no dio la oportunidad de mostrar algo que ya se había hecho antes y eso habla muy bien de la bodega, porque ya desde 1959 se vienen haciendo muy buenos vinos. Pero lo importante para Norton es que sabemos hacer vinos en todos los niveles con la misma calidad y es algo que se reconoce mucho. Desde los íconos hasta los de entry level, todos logran hacer feliz a la gente y eso es lo importante.

El Semillón 1959 de Norton que consiguió 100 puntos Suckling. - Gentileza
El Semillón 1959 de Norton que consiguió 100 puntos Suckling. - Gentileza

Perfil

Michael Halstrick (59) nació en Düsseldorf, Alemania, pero a los 4 años se mudó a Austria cuando su madre, Maya, se casó con Gernot Langes Swarovski, magnate al frente de la compañía que lleva su apellido y se dedica a la producción de artículos de lujo en cristal tallado.

Vivió en Suiza, Italia, Venezuela y Estados Unidos, donde completó sus estudios de Administración de Negocios en la Universidad de North Eastern. Después comenzó a trabajar en el Banco de Austria, primero en Innsbruck y después en Viena, hasta que a los 27 años tomó la decisión de hacerse cargo de Bodega Norton, donde comenzó oficialmente en 1991, cuando se mudó a Mendoza.

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