La falta de gasoil perjudica la cosecha y el transporte del maíz, y el clima afecta la siembra del trigo

Desde el Centro de Agronegocio de la Universidad Austral analizaron la situación de estos tres cultivos, a nivel nacional e internacional

“Argentina vive una situación compleja para el trigo. A medida que cae la estimación de producción mundial, la falta de lluvias sigue forzando a reducir la intención de siembra en nuestro país. Si a eso sumamos un clima que no acompaña, la producción podría bajar a 18 millones de toneladas. Dado que ya se autorizaron exportaciones por 10 millones para el nuevo ciclo y hay un consumo interno de unas 6,5 millones de toneladas, quedaría un remanente muy limitadoNo hay espacios para errores con el trigo argentino”, plantea Dante Romano, del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral.

En su informe semanal sobre estas producciones, analiza que el faltante de energía impacta en el maíz local. Entre fines de este mes y el inicio de julio, detalla, debería tomar ritmo la cosecha del maíz tardío, que es 70% del área total que se siembra en Argentina. “Se espera una gran presión de mercadería llegando a los puertos, dado que hay un volumen de venta muy grande, y se ve a los productores más inclinados a desprenderse del maíz que de la soja. Sin embargo, la falta de gasoil podría complicar tanto la cosecha en sí misma, como el transporte a los centros de embarque”, señala. A su vez, advierte que se necesitará gas para las secadoras, ya que es habitual que el grano se coseche con humedad.

En lo que al plano internacional se refiere, la guerra no sólo ha provocado pérdidas humanas, sino que en Ucrania haya 20 millones de toneladas de granos que siguen sin poder ser embarcados. Con la nueva cosecha de trigo en ciernes, y el maíz y girasol recién sembrados, se esperaba que por vía diplomática se encontrara una forma de que esos granos llegaran a los consumidores que están muy cerca, en el norte de África y sur de Asia. “Esto tiene en vilo al mercado, que baja cuando la esperanza de una reanudación de los embarques se hace más clara, y sube cuando recrudecen los ataques”, detalló Romano.

Sector por sector

SOJA

El USDA aumentó sus estimaciones de exportación de soja para la campaña 21/22 en 800.000 toneladas, haciendo que los stocks finales bajaran. Esto resulta lógico ante el buen ritmo tanto de nuevos compromisos de exportación, como de embarques desde Estados Unidos. Al no practicar otros ajustes en las proyecciones para el ciclo 22/23, los stocks finales de la campaña nueva bajaron de 6,8% a 6,1%. Esta situación más ajustada sorprendió a los operadores. En tanto, la siembra de soja en Estados Unidos tuvo un buen avance la semana pasada, llegando a 74% más cerca del promedio histórico. A nivel de Brasil se mantuvo la proyección de producción a pesar de que la Conab, organismo local de proyecciones, la redujo. En el caso de Argentina, en línea con analistas locales, se incrementó marginalmente la proyección de producción a 43,4 millones de toneladas. China importó un 20% más de soja en mayo (9,67 millones de toneladas) respecto del mes previo.

MAIZ

El USDA actualizó sus estimaciones mundiales de oferta y demanda de granos. En el caso de maíz para Estados Unidos, estimó menores exportaciones 21/22, compensado en parte con más consumo interno. El efecto neto fue un aumento de stocks, que se trasladó al nuevo ciclo 22/23, para el que se mantienen las demás variables de oferta y demanda. Con esto se proyectó un stock/consumo de 10% para el cierre del ciclo 21/22, lo cual ya representa un nivel adecuado, bajando para la 22/23 en la que se espera menor área de siembra, a 9,6%. De todas formas, un nivel confortable. En tanto sobre el final de la ventana de siembra, acelera la implantación de maíz norteamericano que ya estaba en 94% a la semana pasada.

El USDA presentó la primera lectura de calidad de cultivos de maíz en su país, con 73% bueno a excelente, unos 5 puntos por encima de lo esperado. Las pocas lluvias y el clima frío no habrían tenido un impacto tan fuerte para los analistas del USDA.

Otro dato interesante: las proyecciones para el maíz de Ucrania. Finalmente se sembró más maíz del que se esperaba, con un incremento de 5,5 millones de toneladas a 25 millones de toneladas. Pero se espera que las exportaciones se mantengan muy por debajo de otros años debido al conflicto bélico que seguiría dificultando los embarques, por eso ahora se espera un aumento de stocks / consumo pasando de un 42% a casi 60%.

Localmente, sigue lenta la cosecha de maíz. Se estima que, para fines de junio e inicios de julio, podría verse generalizada la recolección de los maíces tardíos. Por un lado, se espera una gran presión de mercadería llegando a los puertos, dado que hay un volumen de venta muy grande, y se ve a los productores más inclinados a desprenderse del maíz que de la soja. Pero, por el otro, se teme que la falta de gasoil complique tanto la cosecha en sí misma, como el transporte a los puertos, y la disponibilidad de energía sea un problema para el secado de los granos. Todo eso podría limitar la presión, que de todas formas se debería sentir.

TRIGO

A nivel mundial, el USDA redujo las proyecciones de producción de 1 millón de toneladas. Pero dentro del mix, en el caso de India, bajó la producción en 2,5 millones de toneladas por la ola de calor que sufre ese país, y las exportaciones pasarían de 6,5 a sólo 2 millones de toneladas. Recordemos que el gobierno de India piensa restringir las exportaciones para asegurar el abastecimiento interno.

En nuestro país, la baja humedad de los suelos sigue complicando la siembra, que con 30% es de las más lentas de los últimos años. Por esta razón, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires redujo en 100.000 hectáreas adicionales la intención de siembra. Con esto, se acumulan ya 200.000 hectáreas de reducción. Al momento, las zonas más complicadas están en Córdoba y el norte de Santa Fe y Santiago del Estero. Pero si seguimos sin precipitaciones como el pronóstico indica, podríamos ver recortes adicionales.

Con 10 millones de toneladas ya autorizadas para exportación, y un consumo interno de unas 6,5 millones de toneladas, el balance de oferta y demanda se empieza a complicar. En un contexto de menor fertilización, y clima que no acompaña, podríamos ver rindes más bajos y esto terminar llevando la producción más hacia los 18 millones de toneladas. No quedan espacios para errores, en un mercado muy ajustado también a nivel internacional. En tanto luego de un inicio de año con exportaciones por encima de lo normal, la cola de buques a la carga se reduce significativamente, con barcos que se anuncian todos con destino hacia Brasil.

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