El vino busca crecer en Rusia después de caer un 46% en 2020

Las restricciones al granel generaron una caída del 46% en volumen. Luz verde para los fraccionados del sector.

Aseguran que el mercado ruso puede ser una opción para embotellados pero el precio es clave. / Foto: Claudio Gutierrez Los Andes
Aseguran que el mercado ruso puede ser una opción para embotellados pero el precio es clave. / Foto: Claudio Gutierrez Los Andes

El 2020 fue un año difícil para las exportaciones vitivinícolas al mercado ruso después de que agregaran un impuesto al vino y modificaran su legislación, bloqueando el uso del granel para mezclar con vinos rusos. Eso generó una importante baja en las exportaciones mendocinas y, desde el sector, buscan cómo revertir el impacto.

Los números generales indican que las exportaciones de vino pasaron de U$S 10.615.026 en 2019 a U$S 8.255.505 en el año pasado, una caída de casi el 20%. En volumen, se pasó de 7.713.366 litros en 2019 a unos 4.185.507 litros el año pasado, una caída de 46% en volumen.

Aparte de la contracción por pandemia, dos restricciones explican esta caída. En primer lugar, a fines de 2019 la Federación Rusa aplicó un impuesto para vinos a granel y mostos concentrados, un arancel extra de 31 rublos por litro de vino y/o mosto (al 18 de abril, cerca de U$S 0,42). Eso además de pagar el 15% de arancel de importación y todos los impuestos internos.

En segundo lugar, a mediados de 2020 se aplicó una nueva regulación en Rusia que no prohíbe la importación, pero determina que no se pueden mezclar con vinos rusos y que se debe fraccionar y etiquetar como " Material de vino No elaborado”. Además, en un supermercado se debe vender en góndolas separadas del vino ruso.

Desde la Coviar, su gerente, Carlos Fiochetta, reconoce el impacto de las nuevas normativas y aclara que es una plaza compleja: “Siempre ha sido un mercado bastante aleatorio, con épocas de muchos envíos y otras con menos”. No sólo se exporta vino a granel y fraccionado, sino también jugo de uva concentrado, pasas y uva fresca.

“Hicimos una presentación a principios de este año con el recientemente designado embajador en Rusia, Eduardo Zuain. Se ha mostrado muy predispuesto a trabajar sobre el sector. De hecho hicieron en la embajada algunas acciones para el día mundial del Malbec”, describe Fiochetta. Su idea es trabajar en la promoción en Rusia e intentar destrabar barreras para arancelarias.

Si bien hay una idea de generar un acuerdo comercial entre el Mercosur y Rusia, eso llevaría muchos años. “En principio tenemos un buen vínculo con el embajador. Está trabajando en acciones comerciales de promoción y, en la medida en que se vaya aceitando el vínculo, la idea es seguir trabajando en algunas cuestiones más específicas”, comenta el gerente de Coviar.

Oportunidad para el fraccionado

José Bartolucci, presidente de la Cámara Argentina de Vinos a Granel, considera que la nueva regulación “perjudica enormemente a los graneles” y afirma que en poco tiempo la venta de granel a Rusia cayó en un 97%. El objetivo de la nueva normativa rusa es fortalecer su vitivinicultura propia, con un marcado crecimiento en el sur y en Crimea (en disputa con Ucrania) con apoyo del Estado.

“Todo lo que se llevaban de vino a granel era para embotellar allá o hacer sus cortes de vino. Es un mercado que no se lleva varietales sino genéricos blancos y tintos, de muy buena calidad, para mejorar sus cortes. Eso ya no existe”, apunta Bartolucci. Además, remarca que los vinos fraccionados provenientes de otros países deben venderse en una góndola aparte a la de los vinos propios.

Para Bartolucci, la contraparte es que al caer el granel se abre una oportunidad para el vino fraccionado local: “Rusia es un mercado que consume cerca de 800 millones de litros de vino al año, pero produce entre 350 y 400 millones. Siempre va a ser un país importador y, si mirás la tendencia, crece la venta de vino embotellado en Argentina”.

El presidente de la Cámara de Vino a Granel cree que España y Argentina son los socios vitivinícolas ideales para Rusia, por el tipo de producción y la calidad reconocida. En el caso de Argentina, se suman como beneficios el estar a contraestación y tener buenos vínculos comerciales con el mercado ruso. Además, cree que Ucrania también puede ser un mercado interesante por su alto nivel de consumo.

Desde ProMendoza coinciden con las dificultades por las nuevas normativas y también creen que puede generar una oportunidad para el vino embotellado en origen. Así lo considera Mario Lázzaro, gerente de la entidad, para quien “al disminuir la cantidad de vino a granel, mejoran las posibilidades del vino fraccionado”.

“Rusia ahora deja de ser un mercado a granel pero, al verificar una mayor compra de vino fraccionado, habrá que hacer acciones para promover la venta de ese vino argentino”, reflexiona Lázzaro.

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