Laurita Fernández y su talk show: el formato que no va más

El programa “El Club de las Divorciadas” conducido por Laurita Fernández marcó la vuelta del género, pero sin audiencia que la acompañe. Del inconfundible sello de Moria Casán a la exposición de la mediocridad en la pantalla nacional.

A menos de un mes del debut peligra la continuidad del programa de Laurita Fernández.
A menos de un mes del debut peligra la continuidad del programa de Laurita Fernández.

Cuando se prende la cámara comienza el show. Y el Talk Show resultó el formato perfecto en un tiempo donde la audiencia buscaba entretenimiento en la polémica y se relamía siendo testigos de la vida ajena.

En la década del ’90, la televisión nacional comenzó de a poco a apostar a este tipo de ciclos, con la idea de acercarse a la gente, de contar un testimonio real, mostrar sin tapujos la intimidad, poniendo en debate problemáticas comunes y buscar una solución mediática, pero sin descuidar la cuota de show que la pantalla necesita.

El ciclo “Causa Común”, conducido por María Laura Santillán fue uno de los que más duró en la pantalla. Se emitió de 1993 al 2000 por Canal 13 y es recordado por el grado de seriedad que tenía a la hora de poner en debate una problemática y discutirla con un panel de expertos, como sociólogos y psicólogos.

Aunque si de show propiamente dicho hablamos, la exponente del formato fue Moria Casán. La vedette y mediática volvió como conductora a la pantalla en el 2000 con el recordado ciclo “Entre Moria y vos”. El talk show se emitía en las tardes de América y marcó una forma de hacer televisión, con el sello indiscutido de la diva.

Los escándalos y conflictos bizarros estaban a la orden del día, donde los participantes con un conflicto en común daban su testimonio y Moria intentaba mediar y alcanzar una solución. La participación del público y la tribuna que juzgaba a los implicados eran el gancho perfecto para lograr la atención de los televidentes.

La célebre frase de la diva “Sí querés llorar, llorá” surgió en el ciclo que por esos tiempos era osado y de los más polémicos. Además de convertirse en un nuevo hito de la carrera televisiva de Moria, el programa ganó el Premio Paoli de Puerto Rico al mejor talk show internacional y hasta la actualidad es recordado por la forma que se planteaban conflictos crudos con una cuota de humor que le quitaba el dramatismo.

El fallido Talk show de Laurita Fernández

“El Club de las Divorciadas” desembarcó en la pantalla del Trece como la alternativa distinta en la tele, que respondía al formato Talk Show, pero renovado y actual. Para la bailarina Laurita Fernández fue la oportunidad de tener su propio programa y mostrar su potencial como conductora.

El ciclo propone un espacio para que las mujeres, entre ellas algunas famosas, brinden sus testimonios de su separación, para ser analizada por un panel de especialistas, como la sexóloga Alessandra Rampolla (quien esta semana dejó el programa), el conocido psicólogo Gabriel Cartañá y la abogada Viviana Koffman y el Doctor Marcelo Ceberio, especialista en temas de pareja y familia.

A menos de un mes de su debut, el ciclo no consiguió los números esperados y debido al bajo rating, con un promedio de 3 puntos y la reciente salida de Rampolla, crece el rumor de un final abrupto.

La nueva producción de LaFlia reemplazó en la franja horaria al exitoso reality “Corte & Confección” con la premisa de volver a apostar por el acercamiento a las problemáticas comunes al televidente. Pero nada de eso pasó; está a la vista que los testimonios no resultan verídicos y la participación de famosas como la modelo Magalí Mora o Ximena Capistro con su marido Gustavo Conti despertaron las críticas del público, que no ve con buenos ojos la propuesta.

¿Será el final del formato en la pantalla nacional? Dejando de lado el vuelco del público a las plataformas y con una pérdida importante de audiencia para la televisión de aire, el talkshow parece haber perdido de la magia. El drama ajeno carece de eco en la gente y ya no hay nada nuevo para mostrar, que no se pueda encontrar en las redes sociales, convertidas en el canal ideal para exhibir la intimidad.

Frente a estos cambios, la televisión quedó demodé en la creación de contenidos, con formatos añejos que en el pasado fueron revolucionarios, pero en la actualidad carecen de seriedad, entretenimiento y resultan decadentes. Así como las mediciones no acompañan, hoy el público le da la espalda a programas que no aportan nada innovador. Esta vez, el show no fue suficiente.

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