22 de junio de 2025 - 00:10

Santiago Esteves, director de cine: "En 'Los renacidos' el paisaje mendocino es esencial"

El director mendocino estrenó su nuevo filme en el Festival de Cine de Shanghái, donde compite en la sección oficial. Fue rodada en nuestra provincia.

Este domingo, finaliza el 27° Festival Internacional de Cine de Shanghái (China), uno de los más importantes del mundo en su tipo. Y en la Competencia Oficial, la vidriera en la que se posan todas las miradas, figura una producción con sello mendocino: " Los renacidos", la nueva película de Santiago Esteves.

El filme llega a China con el impulso del premio que recibió en el Festival de Málaga (España), en la categoría de Work in Progress. Escrita y dirigida por Esteves ("La educación del Rey"), "Los renacidos" sigue a dos hermanos distanciados que se reencuentran para emprender un negocio ilegal: ayudar a personas a simular su muerte y cruzarlas clandestinamente al otro lado de la frontera. Lo que comienza como una operación controlada se complica hasta poner en juego sus propias vidas. El elenco incluye a Marco Antonio Caponi, Juan Ignacio Cane, Óscar de la Fuente y Pedro Fontaine.

Para el equipo es una celebración total, ya que el de Shanghái, nos cuenta Esteves, es uno de los 15 festivales clase A del mundo. Este año, se organizó con cifras récord: más de 2.800 películas fueron inscritas en sus secciones competitivas, provenientes de 119 países y regiones. Según informó la organización, hubo un crecimiento significativo en postulaciones provenientes de América y África, mientras que los cortometrajes experimentaron un incremento interanual del 18 %. En concreto, 49 películas están compitiendo en cinco categorías distintas.

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Además, el cine argentino tiene presencia en el jurado, ya que Iván Fund, director de "Vendrán lluvias suaves", fue convocado como miembro de la mesa, presidida este año por el italiano Giuseppe Tornatore (célebre director de "Cinema Paradiso"). Lo acompañan Huang Bo (China), Thanassis Karathanos (Grecia), Kiran Rao (India), Yang Lina (China) y Yong Mei (China).

"La película se va a estrenar en la segunda mitad del año. Calculamos quizás el mes de octubre", nos adelanta Esteves, quien se encuentra por estos días en China.

-La película parte de una idea muy particular: ayudar a personas a fingir su muerte. ¿Cómo nació esa premisa y en qué momento sentiste que tenía el potencial para convertirse en un largometraje?

-Mirá, creo que la primera vez que pensé en esta película fue una mañana, hace bastantes años ya, que me desperté con la radio alarma —en la época en que usaba la radio para despertarme—, y en un programa estaban entrevistando a alguien que tenía una funeraria. Le preguntaban si alguna vez alguien se había despertado en el ataúd o si era posible que alguien pasara por muerto. Recuerdo que, al instante, se me prendió algo: me pareció que sería un buen marco, un buen tema para una película. Ahí empezó todo. Fue un trabajo muy largo de años, pero ese fue el primer impulso.

-Mencionaste que tu familia está llena de médicos y que creciste entre imágenes del cuerpo y sus misterios. ¿Cuánto de tu historia personal se filtra en la construcción de estos personajes?

-Bueno, la medicina aparece en la película como una búsqueda de respuesta. Porque si estos tipos son capaces de fingir la muerte de alguien, de hacer que alguien parezca muerto, ¿cómo lo logran? Y ahí es donde apareció la medicina, en su relación con el manejo de sustancias y el transformar el funcionamiento del cuerpo. Fue más una búsqueda por construir un verosímil que hiciera factible que alguien pudiera parecer muerto a la vista de otros. Y uno siempre —por lo menos en mi caso— toma cosas de la vida propia, pero después eso se va transformando según las necesidades narrativas. Uno puede partir de ciertos conocimientos o experiencias y luego, en el camino hacia la ficción, eso se reformula constantemente.

-¿Qué te interesaba explorar con esta tensión entre el mandato moral de curar y la posibilidad de usar ese conocimiento para montar un acto de ilusionismo, como lo definiste?

-Creo que lo que más me interesaba, viéndolo retrospectivamente, son los rituales que usamos los seres humanos para separar la vida de la muerte. En nuestra cultura, esos rituales están muy dominados por el catolicismo. Entonces, que alguien usara algo que se supone sagrado —como el paso de la vida a la vida eterna, o a donde sea que uno va— para hacer un negocio, me resultaba algo sacrílego, herético. Y eso me parecía muy interesante: ver cómo podía transformarse. Por otro lado, estos rituales funerarios son también puestas en escena, para los que nos quedamos en el mundo. Todos tenemos alguna experiencia yendo a velorios o entierros, y esas escenas tienen un carácter muy cinematográfico. ¿Qué pasaba si todo eso que parece tan solemne y verdadero era falso? Creo que es algo que muchos nos hemos preguntado estando en un velorio: si eso que estamos viviendo es algo verdadero o no, porque precisamente es una puesta en escena para la mirada. Y creo que eso es lo que lo vincula con el cine.

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-La historia se apoya en un elenco internacional muy potente. ¿Cómo fue el proceso de casting y qué buscabas en cada uno de los actores que seleccionaste?

-Como el guion lo trabajé durante mucho tiempo, tenía una idea muy clara de cómo se tenían que ver los personajes. En la película, todos se transforman a medida que avanza la trama. Lo que uno piensa inicialmente de ellos va cambiando. Hay una apariencia, pero también algo que se modifica por detrás. Entonces busqué actores que tuvieran esa flexibilidad, esa capacidad de ir de un estado a otro, y que pudieran atravesar situaciones muy exigentes físicamente, como las que propone la película, de mucha tensión. El proceso fue largo, pero estoy muy satisfecho con el resultado.

-Desde el punto de vista técnico, la película marca el debut en Argentina de la cámara ARRI 35. ¿Qué implicó filmar con esta tecnología y cómo condicionó o potenció tu propuesta estética?

-Creo que la gran ventaja de esa cámara se notó especialmente cuando filmamos en la alta montaña, en la ruta a Chile. Como todos los mendocinos sabemos, esa ruta no está iluminada, así que pensar en escenas nocturnas era muy complejo. Pero la cámara, con su sensibilidad tan potente, nos permitió mostrar la montaña en ese momento entre el día y la noche, en que hay una visibilidad muy especial. Los que hemos cruzado esa ruta en ciertos momentos sabemos que se produce algo muy mágico. Esta cámara nos permitió registrar eso: imágenes que los mendocinos conocemos, pero que nunca habíamos visto en una pantalla de cine. Fue un gran acierto del director de fotografía y de la producción.

-El rodaje se desarrolló en locaciones tan diversas como el Valle de Uco, Uspallata y zonas urbanas. ¿Qué papel juega el paisaje mendocino en la narrativa de la película?

-El paisaje de la película es esencial para mí. Tengo un vínculo emocional muy fuerte con todos esos lugares, y en particular con la ruta a Chile. Desde chico, me impresionó. Lo que busqué captar fue la potencia que produjo en mí ese lugar, que es muy antiguo y en el que uno adquiere una escala: diempre me sentí muy pequeño atravesando esas moles de piedra. Creo que mostrar eso en una película y, ahora, poder hacerlo en Shanghái, en un lugar tan lejano, es una de las cosas que más me enorgullecen de haber hecho "Los renacidos". Esos espacios tan imponentes le dan una potencia muy especial a la historia.

-El proyecto fue uno de los primeros en acceder al programa Cash Rebate del Gobierno de Mendoza. ¿Cómo evaluás este tipo de políticas públicas para el desarrollo de la industria audiovisual local?

-Creo que el Cash Rebate, desde que empezó, ha sido un éxito. Se filmó muchísimo en Mendoza, y eso generó que se convirtiera en un polo cinematográfico dentro de la Argentina. Acá en China, por ejemplo, hacen un esfuerzo gigante por promocionar el cine porque saben que es una herramienta económica muy poderosa. Ojalá esta iniciativa se mantenga en el tiempo: permite que se sigan formando técnicos, que se eleve el estándar —que ya es muy alto— y que se siga filmando en la provincia. Es realmente esencial que exista en este momento, y para nosotros fue clave.

-¿Cómo ves el panorama del cine nacional, luego de que los cambios en el INCAA hayan prácticamente paralizado el sector?

-Creo que es sumamente preocupante. No hablo solo del cine, sino de las decisiones políticas tomadas en relación a la política del Instituto de Cine, que están en consonancia con las políticas que se están tomando en relación con toda la industria argentina: hay una desvalorización de lo propio, tanto a nivel cultural e incluso económico, que hace que no se esté viendo el potencial que tiene una industria como la cinematográfica.

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-En comparación, ¿cómo ves la industria allá?

-Acá en China, hay un nivel de fomento y de inyección de energía a la industria muy grande, porque saben la importancia que en definitiva es la marca país. China siempre estuvo por debajo de Estados Unidos en lo que respecta a mostrar su cultura, pero ahora está queriendo aspirar a lo mismo. Creo que por oposiciones ideológicas, o lo que sea, se está perdiendo una oportunidad muy importante de fomentar algo en lo que los argentinos hemos demostrado una y otra vez que estamos en un nivel muy alto. Pero no me extraña de este gobierno, al que la industria en general le resulta problemática.

-¿Cómo estás viviendo el estreno de la película en Shanghái?

-La recepción no podría haber sido mejor. El Festival de Shanghái es uno de los 15 festivales clase A del mundo, y el único en Asia. La película está en la competencia oficial, que es un lugar de una visibilidad enorme. En ese sentido, es un gran lugar para estrenar la película y entrar en contacto con la industria china o asiática, que es muy poderosa.

-¿Qué recepción hubo?

-Es algo muy positivo y de a poco vamos entrando en contacto con lo que piensan los distintos espectadores, porque la barrera idiomática y cultural es muy potente. Estamos intentando leer las reacciones del público. La proyección fue muy buena, y también hay algo que tiene que ver con la calidad técnica de los cines de acá, que es algo directamente del futuro: la película se ve y se escucha de una manera alucinante. Y está lleno de cinéfilos jóvenes chinos. El festival tiene una gran importancia para la vida cultural de la ciudad, es uno de los hitos culturales del año, y las entradas se agotan rapidísimo y las salas están todas llenas. Es un escenario ideal para estrenar, en un lugar donde se cuida y se valoran tanto las películas.

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