El nombre de Pinty Saba siempre está presente en el mapa cultural de Mendoza: actriz, directora, gestora y formadora, es una figura clave para entender el teatro local contemporáneo. Su trayectoria multifacética la proyecta más allá del escenario, pues sus obras dialogan con el arte, la memoria social y la transformación estética.
Saba dirige desde hace casi cuarenta años el Teatro Las Sillas, espacio que se ha convertido en una plataforma artística sólida en la provincia. Además, cofundó Espacio Ficcional, un proyecto de formación actoral con fuerte conexión entre lo teatral y lo audiovisual. En reconocimiento a su legado, en 2025 el “teatrino” del Espacio Cultural Le Parc fue bautizado con su nombre, gesto que la comunidad cultural mendocina adoptó como un homenaje simbólico a su influencia local.
Su obra más reciente, Según pasan los años, es un espectáculo performático que fusiona teatro, danza, música y diseño de vestuario, donde el vestuario mismo se vuelve protagonista narrativo. Inspirada en formatos anteriores como El Desfile, la propuesta busca interpelar al público con reflexiones sobre moda, identidad y cambio social. En el propio Le Parc, Pinty realiza todas las semanas una suerte de “visita guiada”, no tanto a través de la imponente arquitectura del espacio cultural, como por la historia de los artistas cuyos nombres honran los distintos ámbitos del Le Parc.
Pero Pinty Saba no se limita al costado reflexivo ni al teatro abstracto: también incursiona en formatos más lúdicos e inclusivos. Su reciente propuesta Quiero la Luna combina teatro infantil, animación y poesía visual, con la intención de conectar con audiencias jóvenes y emocionar tanto a niños como adultos.
Para ella, el teatro es “un juego serio que nos salva”, una práctica vital de encuentro humano y reflexión. En esa doble tensión —la rigidez del oficio y lo imprevisible del arte— se sostiene su quehacer poético, un puente entre el pasado y el presente mendocino, entre el plano íntimo y lo colectivo.
Estilo conversó con ella esta semana para conocer algo más sobre su actualidad y las actividades que despliega la artista mendocina.
—Sos una de las referentes más importantes del teatro mendocino, junto con el Flaco Suárez, con Gladys Ravalle y tantos que han hecho al teatro de Mendoza… ¿Cómo te sentís con respecto a eso?
—Me gratifica, porque de chica quise tener esta vida y sé que no todas las personas lo consiguen, sé que es muy difícil que a uno se le cumpla lo que uno planifica de niño. La vida adulta es eso, ¿no? Es cerrar esos círculos que abrimos en la infancia. Tengo en ese sentido siempre un agradecimiento enorme porque me doy cuenta de que no es que lo hice sólo yo, muchísima gente me ha ayudado para que así sea. Incluidos mis propios padres. A veces digo, "Qué suerte que me hicieron nacer”, porque he podido cumplir con lo que yo deseaba. No todo el mundo puede, no sólo dedicarse a lo que le gusta, sino que encima le vaya bien, porque a mí me ha ido bien. Cuando entraba en una obra me daban el papel protagónico, cuando tenía que hacer algo se me abrían las puertas. Todo el mundo me facilitó hacer todo eso que hace que vos digas que soy una “referente” y que hice muchas cosas en la cultura de Mendoza. Pero porque alrededor de mí hubo siempre mucha gente que ha hecho posible eso. No es un mérito propio solamente, y lo que me produce es mucho agradecimiento.
—¿Cuántos años tiene ya el Teatro Las Sillas?
—Existe desde el 86, muchos años. La sede la tengo medio dividida, porque nosotros cuando cerramos ahí en la Alianza Francesa, trasladamos gran parte del teatro a la sede de Film Andes, en el Distrito 33, y otra parte, la parte de la escuela Espacio Ficcional, al Le Parc. Y ahí ando como una gitana. La obra “Huellas”, en el Museo del Área Fundacional, se hace todos los miércoles desde hace 28 años. Tener una obra en cartelera 28 años es como un logro enorme, porque es muy difícil eso. Y es hermoso, porque es una puesta donde la gente va y aprende de qué se trata la Fundación de Mendoza de una manera interactiva, muy conmovedora. Los actores son todos casi los mismos de hace 28 años.
—En el Le Parc también estás haciendo “Las estrellas de la Tierra”…
—Un poco con ese criterio de usar el arte para para recuperar lo patrimonial o lo nuestro es una visita guiada en la que tiene el objetivo de que la gente se entere de quiénes son Le Parc, Chalo Tulián, Vilma Rúpolo, Ernesto Suárez… Por qué las salas tienen los nombres de Tito Francia, Armando Tejada Gómez… Parece mentira, pero muchísima gente no sabe quiénes son. Y son nuestros referentes, son los mendocinos de la cultura, prestigiosos, importantes. Entonces, la visita guiada que hago tiene como una nota innovadora, porque por momentos juega con la realidad aumentada. Es un recorrido que también te hace no solamente conocer sino entrar en el mundo de esos artistas.
—Y la otra obra “Según pasan los años”, que hacés en el Le Parc, de qué trata…
—Llevo ya bastante tiempo haciéndola, pero claro, como es una obra performática, que articula muchos lenguajes, la he hecho en espacios no convencionales. Y ahora desde hace un año la he adaptado para teatro, para un teatro la italiana, quiero decir, porque es una obra que tiene música, danza, teatro, objetos. Y que ahora hago por última vez en Mendoza en la sala Vilma Rúpolo del Le Parc. El eje temático de esa obra es lo novedoso, porque se refiere a los diseñadores de moda del siglo XX. Yo, como muchas personas, tenía la idea de que la moda y todo ese mundo era un mundo superficial o banal. Y cuando me puse a investigar me di cuenta que de ninguna manera es así, que estos diseñadores son grandes artistas, son grandes provocadores, grandes revolucionarios y que a través de la moda han mandado mensajes extraordinarios a la sociedad. Entonces lo que hice fue hacer una línea del tiempo con 15 diseñadores diferentes, desde Coco Channel hasta John Galliano. Hablar de ellos y hablar de sus vestuarios en distintos cuadros es lo que voy haciendo de una manera poética, no teatral, sino utilizando todo esto lenguaje para ir contando quiénes son y el significado de sus diseños. La voy a hacer por última vez en la sala Vilma Rúpolo el jueves 16 de octubre a las 21.30 horas, porque después la vamos a sacar de Mendoza, vamos a ir a Buenos Aires y a San Luis.
—Y también estás con Plan V, que es una comedia, en el Sportman…
—Ahí soy actriz de una obra de Jessica Torrijos. Me ha dado mucha felicidad hacer esa obra, primero porque para mí es muy lindo ser actriz y que me convoquen como actriz y, por otro lado, porque creo que es la primera vez que hago ese tipo de teatro. A mí los directores me convocan siempre para obras dramáticas. Y en esta obra lo que me toca es hacer reír, y no sabes cómo se ríe la gente, es impresionante. Me produce mucha felicidad eso, porque creo que este es el momento en el que hace falta que la gente se ría un poco y se relaje también. Y me está tocando esa tarea. Y es una mirada sobre los mendocinos agudísima con el humor que tiene Jessica Torrijos y en ese teatro tan bonito que es el Sportman.