4 de diciembre de 2025 - 21:27

Pink Floyd celebra los 50 años de Wish You Were Here con una edición especial: los detalles, en Aconcagua Radio

La banda inglesa publicó hace medio siglo el continuador de Dark Side of the Moon (su disco más exitoso) y las circunstancias que rodean la grabación son dignas de una novela.

¿Qué hace un grupo de música, una banda de músicos talentosos, cuando se choca de lleno con el éxito más importante de su historia? ¿Cómo hace para continuar después de haber llegado a la cima con su obra maestra? Bueno, a veces, se deprime, se bloquea, se llena de dudas. Y, quizás, eso lo lleva a pensar en sus principios, en la gente que hizo posible su camino y allí, encuentra la manera de continuar y hacer otra obra maestra.

Por esos derroteros transitó la historia de Wish you were, el disco con el que la banda inglesa Pink Floyd dio continuidad a Dark side of the moon, su álbum más aclamado, y también es la historia de cómo la locura y el destino forjaron de alguna manera esta música. Un disco que en este 2025 cumple 50 años y que la banda celebra con una nueva edición de súper lujo que se publicará el 12 de diciembre.

En efecto, Pink Floyd había alcanzado su cumbre en 1973 con El lado oscuro de la luna, uno de los más perfectos, influyentes y exitosos discos de toda la historia del rock. No era una banda nueva cuando llegó a esa cumbre: habían comenzado en 1967, con un disco magistral en el que se mostraban en una vertiente psicodélica, y sobrevivieron a la salida del grupo de su líder, Syd Barrett, por problemas mentales, y se reconstruyeron debido al ingreso del no menos talentoso David Gilmour en 1968. Después de una continuidad de grandes discos en los que, sin embargo, no se preveía aún el gigantesco éxito que llegaría después, con la publicación de El lado oscuro de la luna se llenaron de elogios, de recitales maratónicos y de dinero.

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Pink Floyd en los estudios de Abbey Road, para grabar el disco Wish You Were Here.

Pink Floyd en los estudios de Abbey Road, para grabar el disco Wish You Were Here.

El bloqueo creativo después de Dark Side of the Moon

Así que dos años después, estaban en un bloqueo creativo, con algunos problemas personales como el divorcio de algunos de sus integrantes y con la presión de la compañía discográfica y del propio Gilmour por hacer algo bueno después de ese disco mayúsculo.

Así que se metieron en enero de 1974 a los estudios de Abbey Road a trabajar con algo del material que estaban componiendo y en la búsqueda de los temas sobre los cuales hablar. Muy pronto se les apareció ese tema, y era la figura de Syd Barrett, el amigo, genio creativo y exmiembro de la banda, que había tenido que dejarla por el colapso mental que sufrió, en gran medida por el consumo de drogas.

El título y las críticas a la industria

Así que el grupo empezó a componer una larga canción en su honor, que pronto consiguó el título de Shine On You, Crazy Diamond (Brilla tú, diamante loco), y con eso encontraron el rumbo para el nuevo disco. Pero también, especialmente Roger Waters (el autor de las letras), se dieron cuenta de que había una contradicción en sus vidas. Habían perdido contacto con su amigo, habían encontrado el éxito y, además, eran parte de una sangrienta máquina comercial, la de las compañías discográficas, que buscaban sacar provecho de lo que hicieran para venderlo como si lo que vendieran fuesen chocolates o televisores.

Embed - Pink Floyd - Shine On You Crazy Diamond (Pts. 1-9, New Stereo Mix / Official Video)

Toda esa conjunción de ideas, entonces, llevaron a construir el disco. Por un lado, la larga canción Brilla tú, diamante loco, destinada a durar 25 minutos y que fue dividida en partes para que ocupara el inicio y el final del disco. Y, en el medio, otra canción dedicada a Syd Barrett, con el expresivo título Deseo que estuvieras aquí (que le daría nombre al álbum) y dos canciones más en las que los Pink Floyd expresaban con sarcasmo la explotación de las discográficas: son los temas Bienvenido a la máquina y Tomá este cigarro, en los que satirizan a los ejecutivos de las compañías y hasta cuentan charlas con ellos para elaborar los contratos.

La aparición de Barrett, el diamante loco

La banda, a esa altura, ya llevaba varios meses en los estudios de Abbey Road grabando y perfeccionando sus canciones, completando las letras para los temas cuando un día se apareció una extraña persona que vagaba por el estudio. Al principio no lo reconocieron: era gordo, desaliñado, tenía la cabeza rapada y hasta parecía haberse rasurado las cejas. Tardaron en darse cuenta de que ese hombre, que se acercó incluso a hablar con ellos, era su viejo amigo Syd Barrett, a quien no habían vuelto a ver desde 1968.

Algunas crónicas cuentan que la impresión que se llevaron los miembros de Pink Floyd (Waters, Gilmour, Nick Mason y Richard Wright) fue tan grande que se quedaron paralizados. Incluso, Roger Waters se largó a llorar desconsoladamente al ver el estado de aquel genio que había dado origen a la banda. Intentaron dialogar con él, pero su charla era desvariada. Le hicieron escuchar la canción que le dedicaban en el disco, pero sólo atinó a decir que “sonaba a algo viejo”.

David Gilmour estaba preparando su boda en esos días y, como iban a celebrar en una gran cafetería que tenían los estudios de Abbey Road en Londres, lo invitaron a la fiesta. Barrett apareció un rato, comió y desapareció. Nunca más lo volvieron a ver.

Wish You Were Here y una portada en llamas

La presencia de Barrett les pareció a los miembros de Pink Floyd la ratificación que les faltaba para convencerse de que el camino tomado para la temática de su disco era esa. Llamaron por eso al mismo diseñador que había realizado la portada de El lado oscuro de la luna y Storm Thorgerson, uno de los más legendarios diseñadores del rock, para que diseñara la tapa. Eso dio origen a una historia aparte.

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La famosa portada de Wish You Were Here, de Pink Floyd.

La famosa portada de Wish You Were Here, de Pink Floyd.

El artista se fascinó con la historia de las letras y la crítica a la industria discográfica, así que imaginó una magnífica metáfora visual que es la que se plasmó en la portada principal: dos hombres vestidos de ejecutivos se estrechan la mano con el fondo de los estudios Warner de California. Pero uno de ellos, se está prendiendo fuego. Doble metáfora, en ese caso: por un lado, se usaba el término “quemar” por entonces cuando a los músicos no les cumplían con los contratos acordados. Por otra parte, muestra cómo las personas se prenden fuego por dentro en ocasiones para preferir la hipocresía de mostrarse bien en sociedad. La quemazón del cerebro de Syd Barrett, de algún modo, y si se quiere, también estaba expresada en esa imagen, que dicho sea de paso, en la edición original no se veía, porque el diseñador elaboró una funda de plástico negra, con un logo inspirado en ese apretón de manos, y que forma parte de todo el arsenal legendario de Wish you were here.

50 años y la reedición de lujo

Como decíamos, el disco cumple 50 años y creo que es uno de los más hermosos álbumes no sólo de Pink Floyd (en las encuestas muchas veces aparece elegido como el segundo mejor y es el preferido de Waters y de Gilmour), sino que es uno de los grandes discos de rock de todos los tiempos y tiene en la canción del título uno de los temas más escuchados de Floyd, quizá el segundo más popular después de Otro ladrillo en la pared.

El álbum será homenajeado, entonces, en breve, con una edición que incluye las cinco pistas originales remasterizadas, y otras joyitas. Por ejemplo, la canción Have a Cigar, que por decisión de la compañía discográfica fue cantada por un vocalista invitado ( Roy Harper), se incluye también con la voz de Roger Waters. Por si eso fuera poco hay una versión de Wish you were here en la que toca el violinista Stephan Grapelli (que creían se había borrado en los años 70, pero fue rescatada), demos de las grabaciones en el estudio, otras versiones instrumentales y todo un concierto completo en Los Angeles que incluye canciones de este disco, de los anteriores y adelantos del disco siguiente.

La verdad, un regalo de los Pink Floyd que nos lleva a rememorar a aquellos seres que perdimos y que siguen siendo parte esencial de nosotros. Esos seres que siempre deseamos que estuvieran aquí.

Podés escuchar las columnas de Fernando G. Toledo y la radio en vivo en www.aconcaguaradio.com

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