En 2025 el Premio Vendimia en el rubro teatro recayó en la obra “Inmersión”, del dramaturgo Pablo Longo, distinguiendo el talento y la trayectoria de un hacedor teatral con una sólido formación. Pablo es Licenciado en Arte Dramático y Profesor de grado universitario en Teatro (UNCuyo); Diplomado en Dramaturgia (FILO UBA) y Magister en Teatro (UNICEN). Integró los equipos de producción de “Cortodramas” y “Premios Arnol”. Ha realizado los guiones de la serie “Mudanza”, que obtuvo Martín Fierro Mejor Serie Ficción 2019; y la película “Paisaje” en 2024, ambas bajo la dirección de Matías Rojo. Además dirige la Compañía Pájaro Negro de luces y sombras. Actualmente su texto “Adentro está lloviendo y seguirá toda la noche” es producido por el Teatro Nacional Cervantes con la dirección de Ariel Blasco. Estilo tuvo una charla con él para conocer algo más sobre este dramaturgo mendocino y aspectos de la obra premiada.
—¿Qué significa para vos este premio?
—La verdad que es un premio que a mí me gusta, porque es un espacio que considero que hay que defenderlo participando activamente, estando ahí presente. Es un premio que ya, en algún momento, en el 2010, junto a otros dramaturgos lo defendimos, porque estaban a punto de sacarlo. Y creo que desde ese momento siempre ha sido como un espacio para incentivar la dramaturgia local, con sus características propias, con sus diferencias y todas las variables que hay. Me parece que es muy importante participar y defenderlo desde este lugar, sobre todo cuando estamos atravesando este acontecimiento nacional en la cual todos los espacios culturales se empiezan a cerrar. Me genera mucha alegría también tener este reconocimiento de pares.
—¿Y de qué trata Inmersión, la obra que te premiaron?
—La obra yo la trabajé en el año 2023, dentro de la diplomatura de dramaturgia de la Filo UBA, en un seminario de producción con Mariano Saba. Es una obra que tuvo como disparador elementos de ciencia ficción, y a partir de ahí comenzamos a trabajar con el género fantástico y la ciencia ficción cruzando elementos para poder construir una historia. Es la historia de un hombre que para poder sobrevivir realiza un trabajo como tester de almohadas inteligentes, las cuales están diseñadas para que la persona tenga un mejor dormir, pero a la vez la empresa que genera estas almohadas intenta vía inteligencia artificial manipular los sueños para que cuando las personas despierten consuman más. A raíz de lo cual empieza a confundirse la vida de esta persona con el mundo material y el mundo onírico.
—No es tu primera obra, tenés una larga trayectoria como dramaturgo, ¿no?
—Me dedico a la dramaturgia desde muy pibe. Soy profe actualmente de dramaturgia en la Facultad de Arte y Diseño. También he trabajado en guion, mi universo es el de la escritura.
—Hace un momento hablabas de la situación de la cultura. ¿Qué reflexión tenés acerca de esta ofensiva anti-cultura que se está manifestando?
—Más que bronca me genera mucha tristeza, porque hay muchos espacios que se han defendido durante muchísimos años, así como el derecho de acceso a la cultura, sobre todo. De las maneras más miserables, con mentiras, se avasallan leyes que se conquistaron y se intentan cerrar espacios que no sólo son espacios para la construcción artística, sino también para el público, para poder acceder a la cultura. Y muchas veces pareciera que esos espacios solamente los tienen que salir a defender los artistas, cuando en realidad son espacios no sólo de trabajo para quienes estamos en la cultura, sino también de acceso a la educación, para que el público pueda acceder a otra otras formas de sentir, de mirar, de expresarse. Y eso es lo que se está negando en definitiva. Nosotros con el teatro hemos tenido posibilidades de ir a espacios donde el teatro no había llegado nunca, a escuelas rurales donde no sólo los niños no habían visto teatro, había gente adulta que jamás en su vida había visto una obra de teatro. Y eso es lo más sorprendente. Y se repite la situación con las bibliotecas populares, con el cine argentino. Yo he trabajado también en cine y en series de ficción y todos esos espacios ya prácticamente no existen. Disfrutamos de El Eternauta, pero todas esas personas que trabajaron en la producción de El Eternauta, en algún momento comenzaron a trabajar en producciones independientes, más pequeñas, producciones que quizás llegaron a muy poco público y en algún momento tuvieron la posibilidad de hacer una mega producción. Entonces, no sólo se nos corta a los artistas, sino también al público la llegada al arte. Y eso es lo que me parece como una manera también de entristecer la cultura y al pueblo. Porque no sé, veo que el clima es de odio, de violencia. Hasta las personas que están en el posicionamiento político del gobierno actual no viven con felicidad. No los veo felices. Los veo todo el tiempo con muchísima violencia y odio. Y no encuentro cuál es el sentido de eso.
—¿Y sobre el teatro en Mendoza, qué podés decir?
—El teatro en Mendoza es hermoso, es gigante. Obviamente que todos estos cortes de producción a nivel federal no nos benefician para nada, porque toda la producción empieza a quedar en Capital Federal. Entonces las posibilidades que tienen las producciones locales de poder acceder a beneficios económicos se reducen. Tengo la suerte de estar en estos momentos como dramaturgo de una producción del Teatro Nacional Cervantes, que se va a estrenar en agosto. Pero eso es algo mínimo comparado con todo lo que está sucediendo, que nos reduce las posibilidades. A la larga puede también decepcionar a la gente, alejarla del teatro, o que las producciones bajen su calidad porque no tienen fondos para para poder mejorar la oferta.